Reseña de prensa: el “Instrumentum laboris” del Sínodo sobre la Sinodalidad (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

El 20 de junio de 2023, el Vaticano publicó el documento de trabajo (Instrumentum laboris) que servirá de marco para los trabajos del Sínodo sobre la Sinodalidad el próximo octubre. Algunos periodistas han observado un cambio radical en la preparación, otros en las notas de la Iglesia sinodal en fermentación, y en el ensimismamiento autista que manifiesta el documento. (Cf. primer artículo)

Finalmente, otros examinan el proceso puesto en marcha.

Lo importante es la sinodalidad

El lunes 26 de junio en el Monday Vatican, Andrea Gagliarducci recordó oportunamente el uso constante que Francisco ha hecho de los Sínodos que precedieron al próximo Sínodo sobre la Sinodalidad. Esto nos da una idea bastante precisa de lo que ocurrirá en octubre de 2023 y octubre de 2024, durante las dos sesiones previstas.

El vaticanista escribe: "Desde el inicio de su pontificado, el Papa Francisco ha expresado su deseo de que la Iglesia esté "en estado permanente de Sínodo", por lo que las discusiones han quedado abiertas y nunca se han definido. Amoris laetitia, que muchos consideran el centro de las derivas doctrinales, es un documento abierto que no saca conclusiones y deja todo a la iniciativa personal de los fieles, sacerdotes y obispos.

"Querida Amazonia no abrió la puerta a los viri probati, es decir, hombres de fe comprobada, posiblemente casados, que pudieran celebrar Misa en los casos en que los sacerdotes no pueden. Simplemente indicó que se necesitaba más reflexión".

Y añade: "Llama la atención que el Papa no quiera tomar una posición sobre estas cuestiones, cuando ha tomado fuertes decisiones gubernamentales, como las relacionadas con las nuevas restricciones a la celebración de la Misa según el rito antiguo o las que han impuesto, en la práctica, a los obispos el deber de ser jueces de primera instancia en los procesos de nulidad matrimonial.

Sin embargo, en las discusiones [sinodales y postsinodales], el Papa Francisco parece querer dar la impresión de que hay una escucha activa y que no se toman decisiones finales. Esto corre el riesgo de alimentar la confusión o favorecer las iniciativas personales de aquellos que son más audaces, más astutos o simplemente mal intencionados. Estas iniciativas que conducen a un nuevo impulso de cambio doctrinal son difíciles de rechazar. En última instancia, el riesgo es crear uno o más cismas a fuerza de multiplicar las discusiones".

Los progresistas admiten: la Iglesia debe ser institucionalmente sinodal

En el sitio español progresista Religión Digital, no se andan con rodeos. El 24 de junio, el jesuita Juan Masia abogó de forma explícita por "una revisión de la evolución de la doctrina y de su expresión canónica. En concreto, de nada serviría que el Sínodo y el mismo Papa dijeran: 'Desde hoy, bendigamos estos resultados', si este cambio no va precedido de cambios a nivel doctrinal, disciplinario y canónico".

De forma tajante y contundente, declara: "Si se me permite una expresión vulgar, agregaré con impaciencia: 'Abramos ambos desastres [sic] es decir, el Derecho Canónico (de 1983) y el Catecismo (de 1994), para eliminar muchas cosas inservibles y hagamos espacio para poner y añadir otras que sean necesarias para asegurar la continuidad del camino sinodal. […] La revisión de estos dos textos es un tema esencial para la realización de la sinodalidad eclesial".

Esto es radical, pero lógico: dado que, según los progresistas, la Iglesia debe volverse institucionalmente sinodal, es necesario sinodalizar el Derecho Canónico y el Catecismo. Y el Instrumentum laboris no está en contra de tal reforma institucional, ni mucho menos.

Incluso lanza "un llamado a la renovación de los programas de los seminarios, para que estén más orientados en un sentido sinodal y más en contacto con todo el pueblo de Dios". Claramente, el personal eclesiástico debe estar capacitado antes de que pueda ejercer un ministerio dentro de una Iglesia que se ha convertido en una Iglesia sinodal.

Una dinámica de grupo en sobrepelliz

El 26 de junio, en su blog, el compatriota anónimo del Papa Francisco, que firma como The Wanderer, prefirió nombrar al Instrumentum laboris: Instrumentum doloris. Y para no llorar, optó por la ironía: "El Instrumentum labori (sí, con esa crasa falta de ortografía latina que aparecía en su primera versión) es un documento destinado a ser leído solo por unos pocos especialistas de la ascesis.

"Ningún católico fiel, de piedad y cordura medias, se sentará en casa a leer tal mastodonte, acorde con la producción de esas inauditas toneladas de palabras que no dicen nada, de las que hemos sido testigos estos últimos años".

Y anticipa la sesión de octubre: "Será un placer ver el espectáculo de prelados, sacerdotes, religiosas, laicos “trabajando” con estas hojas de papel. Se ha anunciado que las reuniones ya no se realizarán en la sala sinodal sino en la sala Pablo VI, para poder instalar numerosas mesas en torno a las cuales se reunirán los equipos de trabajo de doce personas cada uno.

Esta disposición topográfica, según explicó el Padre Giacomo Costa s.j. [asesor de la secretaría general del Sínodo], "facilita la dinámica de la conversación en el Espíritu". No sería extraño que un grupo de expertos en ciencias de la educación pidiera a los padres y "madres" sinodales que expresaran sus ideas y sus sentimientos a través de pequeños animales amasados ​​en plastilina, elaborando juntos un cartel y finalizando con una puesta en escena. Todo esto en el espíritu del Espíritu".

Cuando el Espíritu Santo sirve como coartada

En un tono más serio, el Padre Joachim Heimerl, sacerdote en Viena, Austria, y profesor universitario, escribió en el sitio web kath.net el 27 de junio: "Lemas como 'la sinodalidad es parte del ADN de la Iglesia' son, en el mejor de los casos, ideológicos, pero no son católicos. Por supuesto, el próximo Sínodo de los Obispos en 2023/24 es oficialmente solo un órgano consultivo, pero extraoficialmente ya es mucho más que eso.

"Esto se puede ver en particular en el hecho de que los laicos participan en el Sínodo y que también tienen derecho a votar. Está claro que esto contradice fundamentalmente la definición de un Sínodo de Obispos. Pero también está claro que la importancia de este Sínodo aumenta de forma considerable. Ya desde ahora, los medios de comunicación lo consideran un "parlamento eclesiástico" o un "mini-concilio" y las declaraciones contrarias de la secretaría del Sínodo solo refuerzan esta desafortunada impresión.

"El hecho es que el próximo Sínodo debe introducir un cambio de paradigma en la Iglesia, lo que el documento de trabajo publicado recientemente demuestra de manera irrefutable. El propósito del Sínodo ha quedado entonces bien claro: el celibato eclesiástico debe ser abolido y, con la introducción de las diaconisas, también el sacramento del orden. Además, el sacramento del matrimonio debe ser suavizado aún más por la 'bendición' de las parejas homosexuales y por la aceptación de la poligamia pagana en cualquier forma. También hay toda una serie de otras propuestas, una más desconcertante que la otra".

El sacerdote austriaco denuncia un Sínodo equivocado de antemano: "La perfidia de este documento de trabajo es doble: contiene, en primer lugar, las preguntas, pero que son de naturaleza retórica y requieren solo una respuesta positiva. Y –en segundo lugar– se eleva inmediatamente al rango de compromiso, ya que la secretaría del Sínodo lo califica como un "documento de toda la Iglesia".

"La historia de la elaboración del texto ya muestra que esto es solo un juego de manos y una mentira descarada; ¡el porcentaje de participación de 'toda la iglesia' fue apenas superior a cero! Pero la verdad no cuenta para los organizadores del Sínodo.

"Los cardenales Grech y Hollerich quieren aumentar la presión sobre el Papa; después de todo, es difícil imaginar que Francisco se oponga a 'toda la Iglesia'. Para evitar que esto suceda al final, Hollerich ha planeado una seguridad 'hermética': no cesa de reivindicar la acción del Espíritu Santo, incluso antes de que el Sínodo haya comenzado.

"Ahora bien, ningún Sínodo puede valerse del Espíritu Santo, ni tiene la menor autoridad doctrinal. El 'Espíritu Santo' del cardenal Hollerich es solo una coartada barata para impulsar una agenda de izquierda que contradice fundamentalmente las Sagradas Escrituras y todas las enseñanzas de la Iglesia hasta la fecha. -¡No! Este Sínodo no tiene nada que ver con el Espíritu Santo porque Jesús no fundó una 'Iglesia sinodal', y menos una Iglesia que quiere alinearse sin freno con el mundo".

Y concluye retomando el terrible precedente del Camino Sinodal alemán: "Se puede decir con seguridad que el Sínodo perjudicará a toda la Iglesia. Echemos un vistazo a la sombría Alemania: el 'Camino Sinodal' ha desgarrado a las Iglesias locales allí, el episcopado alemán se ha separado de la Iglesia romana y se ha dividido; la 'Iglesia sinodal' se ha convertido en la Iglesia perteneciente directamente a los herejes alemanes que también usurpan sus sedes episcopales".

Ante esta situación verdaderamente trágica, solo las palabras de Jesucristo pueden disipar cualquier tentación de desesperación: "Y yo te digo que tú eres Pedro, y que sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella" (Mt 16,18); "Y estad ciertos que yo mismo estaré siempre con vosotros, hasta la consumación de los siglos" (Mt 28,20). Spes contra spem, esperar sobrenaturalmente contra toda esperanza humana.