Rusia se enfrenta a la crisis religiosa de las generaciones más jóvenes

Según la encuesta hecha a 1,600 ciudadanos adultos de la Federación de Rusia, el 63% de los rusos afirman ser ortodoxos, mientras que el 1% se declara ateo. Por otro lado, 6% se identifican como agnósticos, 6% como creyentes no confesionales, 5% como musulmanes, 1% como católicos y 1% como protestantes.

Entre los que se declaran "ortodoxos", el 20% fueron bautizados siendo adultos: un efecto inmediato de la caída del comunismo, que permitió un regreso a la religión, al menos inicialmente.

Porque, con el paso del tiempo, la transmisión de la identidad ortodoxa se ha erosionado, especialmente entre los más jóvenes: si bien el 74% de las personas mayores de 60 años afirman ser ortodoxos, solo el 23% de los jóvenes de entre 18-24 años se identifican como tal. 

El aspecto más preocupante es que, en este último grupo de edad encontramos la mayor proporción de ateos: 37%. A modo de comparación, se trata de la misma proporción de ateos declarados entre la población francesa, según la encuesta del Pew Research Center publicada en octubre de 2018. Esto demuestra que el materialismo, ya sea dialéctico y marxista o liberal y capitalista, conduce a la misma decadencia moral y ateísmo práctico.

Por lo tanto, incluso si las autoridades políticas rusas no muestran el mismo secularismo sectario de los líderes de ciertos países occidentales - recordemos la asistencia de Vladimir Putin a los fastuosos oficios de la liturgia eslava - la creciente secularización es un hecho innegable. 

El pedido de la Virgen de Fátima de ver a Rusia explícitamente consagrada a su Inmaculado Corazón por el Santo Padre y los obispos de todo el mundo sigue siendo una cuestión urgente.