Rusia: una terrible crisis demográfica

Fuente: FSSPX Actualidad

La Duma

Moscú ha decidido endurecer su postura frente al declive demográfico adoptando nuevas medidas legales y promoviendo los valores tradicionales. El objetivo es invertir el declive demográfico fomentando la natalidad y restringiendo el aborto.

La población de Rusia disminuye a un ritmo alarmante. Cada año, el país pierde el equivalente a la población de una ciudad grande. El gobierno ha decidido intervenir con medidas firmes: prohibición de promover el movimiento "sin hijos" y restricciones más estrictas al acceso al aborto. Pero, ¿serán realmente suficientes para cambiar la tendencia demográfica?

El movimiento "sin hijos"

Su ideología promueve la ausencia de hijos, no por razones de esterilidad sino por elección personal. Sus seguidores afirman que esta elección puede ser tan satisfactoria, o incluso más, que la paternidad. Las autoridades son conscientes de que esta ideología supone una amenaza para la estabilidad social y demográfica, y la han prohibido en los medios de comunicación y otros espacios públicos.

El año 2024 ha sido declarado "Año de la Familia" para fomentar la natalidad. Pero en términos de estadísticas demográficas desde hace más de una década, ha sido catastrófico. Según cifras de la ONU, en 2024 habrá 600,000 muertes más que nacimientos, lo que dejará una población de 144.8 millones de habitantes. En 1990, la cifra era de casi 149 millones.

La situación se ve agravada por la pérdida de miles de jóvenes en la llamada "operación militar especial" en Ucrania. Además, la incertidumbre económica y social disuade a muchas mujeres de tener hijos. Sin garantías de estabilidad, la decisión de iniciar una familia se aplaza indefinidamente.

El aborto, un gran problema

Rusia es uno de los países con mayor acceso al aborto. En 100 años se han practicado 310 millones de abortos. Sin embargo, con la crisis demográfica, las autoridades han decidido endurecer sus políticas sobre esta práctica. Por ejemplo, está prohibida la venta libre de fármacos abortivos como el misoprostol y la mifepristona, y ahora solo pueden adquirirse con receta médica.

Además, se han impulsado iniciativas regionales dirigidas a limitar el acceso al aborto en clínicas privadas. En regiones como Tataristán y Crimea, varias clínicas han dejado de practicar abortos. En algunas ciudades también se han aprobado ordenanzas que penalizan la incitación al aborto.

Por otra parte, la Iglesia ortodoxa ha reforzado su oposición al aborto, calificándolo de "asesinato". La televisión estatal ha empezado a emitir contenidos contrarios al aborto. El presidente Vladimir Putin reconoció la gravedad de la crisis demográfica y, además de medidas para reducir el número de abortos, pidió un mayor apoyo a las familias.

El parlamento ruso ha prohibido la promoción del movimiento "sin hijos". La promoción de este estilo de vida está ahora prohibida en los medios de comunicación, en las redes sociales, en la publicidad e incluso en el cine. Esta decisión se ha interpretado como una medida antioccidental y antiliberal, similar a otras leyes recientes contra la "propaganda LGBTQ".

Medidas para fomentar la natalidad

El gobierno ha empezado a examinar programas de incentivos económicos para las familias. Entre ellos figuran ayudas a la natalidad, ampliación de la licencia por maternidad y beneficios fiscales para las familias numerosas. Sin embargo, estos programas aún no se han aplicado de forma generalizada y su impacto es incierto.

Los expertos en demografía han advertido que el problema no es solo legislativo, sino también cultural. Cambiar la percepción de la maternidad y la paternidad requiere tiempo y medidas adicionales. Según estudios recientes, el miedo a la inestabilidad económica es uno de los principales factores que empujan a las parejas a retrasar o renunciar a la paternidad.