Sábana Santa: descubrimientos recientes (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

Giulio Fanti publicó un artículo en Archives of Hematology Case Reports and Reviews, titulado "Nuevas perspectivas sobre los rastros de sangre del sudario de Turín compatibles con los suplicios infligidos a Jesucristo", en el que presenta los resultados de sus análisis sobre las manchas de sangre visibles en la Sábana Santa.

Giulio Fanti es profesor de mediciones mecánicas y térmicas en la Universidad de Padua. En la conclusión de su artículo, afirma que el análisis macroscópico y microscópico de las manchas de sangre refleja fielmente "las condiciones físicas relativas a Jesucristo" que son "consistentes con la descripción de su terrible suplicio en los cuatro evangelios canónicos".

El profesor Padouan comienza relatando la historia del descubrimiento de sangre en la Sábana Santa, que presenta "cientos de manchas rojizas de formas y dimensiones variables, que van desde unos pocos centímetros hasta algunos decímetros, que se superponen casi por completo a la imagen corporal impresa en el sudario". Asimismo, enumera los estudios que se han realizado desde 1969 hasta la actualidad.

Después de un análisis crítico de los principales resultados obtenidos en el pasado reciente sobre el material hemático de la Sábana Santa, el artículo presenta diversas novedades relativas a este material hemático tanto a nivel macroscópico como microscópico.

Conclusiones del artículo

A nivel macroscópico, el estudio muestra diversas direcciones del flujo sanguíneo: verticalmente con el cuerpo en posición erguida, inclinado 45 grados, y horizontalmente con el cuerpo acostado de lado. Estas diversas direcciones se explican, por un lado, por los movimientos de Cristo en la cruz y, por otro, por los movimientos de su cuerpo después de su muerte.

A nivel microscópico, el estudio distingue tres tipos de sangre, o más bien tres aspectos de la sangre presente en la Sábana Santa. El primer tipo es la sangre de Cristo que fluyó de sus heridas después de su muerte, y que marcó la tela cuando el cuerpo de Jesús fue envuelto en ella antes de ser colocado en el sepulcro.

Un segundo tipo es probablemente la sangre coagulada sobre la piel de Cristo mientras aún estaba vivo, ya sea durante el suplicio de la flagelación o durante la agonía en la cruz. Por otro lado, el estudio señala que la cantidad de material analizado para el tercero es muy pequeña, y que no se puede llegar a una conclusión cierta, pero es posible que se trate de glóbulos rojos.

El análisis detectó además la presencia de fibrina, un elemento necesario para la coagulación de la sangre. También reveló la presencia de creatinina, que proviene de la degradación de la creatina y que desempeña un papel importante en la contracción muscular. Esta presencia indica traumatismo muscular y que la persona murió en medio de suplicios. 

Finalmente, el estudio plantea hipótesis sobre las condiciones físicas del hombre del Sudario, desde el punto de vista médico, intentando así explicar y coordinar los hallazgos sobre el material sanguíneo extraído del tejido, particularmente los eritrocitos reducidos. Estas hipótesis, aunque muy plausibles, deberán ser confirmadas por nuevos estudios.

Lo que llama la atención es la convergencia cada vez mayor de avances en la sindonología (el estudio de la Sábana Santa), que apuntan a la autenticidad de la emblemática reliquia. Pero también el misterio siempre impenetrable que rodea la formación de la imagen. Aunque se han planteado muchas hipótesis (serias, por supuesto), resulta difícil explicar todos los datos observados.

Si bien la Sábana Santa permite que avancen los conocimientos sobre ella, sigue frenando toda la ciencia moderna y sus considerables capacidades analíticas. Sin duda, seguirá siendo un misterio durante mucho tiempo.