San Pedro: los empleados no deben tener tatuajes ni piercings

Fuente: FSSPX Actualidad

¿Habrá una selección en la elección de los empleados de la Fábrica de San Pedro? Esto es lo que sugieren las nuevas normas que la Santa Sede acaba de publicar para todos aquellos que trabajan en la basílica más insigne del universo católico.

Las nuevas normas decretadas por Francisco el 29 de junio de 2024 para las personas que realizan una actividad remunerada en la basílica vaticana, están más bien en consonancia con los famosos centinelas que prohíben, cuando es necesario, la entrada a la basílica de San Pedro a los visitantes cuyo comportamiento o vestimenta no corresponde a la santidad del lugar.

En cualquier caso, sobre este punto no se le puede reprochar al Papa Francisco una falta de claridad: todos los empleados de la basílica deberán en el futuro “cuidar especialmente su aspecto exterior, de acuerdo con las exigencias y costumbres del entorno en el que operan".

A partir del verano de 2024, “los tatuajes visibles en la piel y los piercings están estrictamente prohibidos”, y todos deberán “llevar ropa decente y adaptada al cargo ejercido”. En los últimos años se había generalizado un cierto descuido, especialmente entre los responsables del mantenimiento y de las diversas obras necesarias para el imponente edificio.

Pero eso no es todo: para poder trabajar en la Fábrica de San Pedro, es necesario “profesar la fe católica, vivir según sus principios y no tener antecedentes penales”. Todos estos requisitos deben justificarse mediante un certificado de moral expedido por el párroco, un certificado de bautismo, de confirmación y, en su caso, de matrimonio canónico.

Además, el personal deberá tener especial cuidado en comportarse con “cortesía” durante su tiempo de servicio, “teniendo en cuenta el respeto debido a su lugar de trabajo”.

Por último, queda prohibido que los empleados difundan chismes mundanos en las redes sociales: no se puede hacer ninguna declaración o intervención sobre la vida de la basílica vaticana, en cualquier plataforma digital, sin la autorización previa del arcipreste.

Así, el artículo 10 precisa que "el personal permanente y los miembros de los órganos y organismos de la Fábrica están obligados al más estricto respeto del secreto relativo a sus funciones. Por lo tanto, no pueden revelar ninguna información o documento de los que hubieran tenido conocimiento en el marco de sus funciones".

Quizás esta sea una forma de llamar la atención a quienes estarían –o han estado en el pasado– tentados a proporcionar a los vaticanistas todo tipo información sensible para alimentar a la prensa.

¿Es esto una coincidencia? Durante el Ángelus rezado en la fiesta de Pentecostés, el 19 de mayo, el pontífice argentino invitó a todos a “silenciar las habladurías”. Francisco dijo: “leer y meditar el Evangelio, orar en silencio, decir buenas palabras, no son cosas difíciles, no, todos podemos hacerlas, en lugar de enojarnos y lanzar insultos”.

Dos contradicciones

Este texto, sin embargo, pone de relieve una doble contradicción. La primera tiene que ver con el Papa Francisco, que insistió en 2018 en que la Iglesia no debería "asustarse" por los tatuajes que tienen muchos jóvenes, afirmando que a menudo comunican algo importante sobre la personalidad de quien los lleva.

La segunda se refiere a la situación de los empleados: parece que Fiducia supplicans no ejerce su influencia en la Fábrica de San Pedro... Y, sobre todo, cabe recordar que el Camino Sinodal modificó las reglas de contratación en las estructuras gestionadas por la Iglesia de Alemania, oponiéndose a cualquier sanción o discriminación en la contratación de personas divorciadas y vueltas a casar o de parejas homosexuales. ¿El Vaticano pedirá un cambio sobre este punto?