Sangre de Cristo, Verbo de Dios Encarnado, sálvanos
Nuestra visión de la creación debe ser como la de Dios. Debemos contemplarla, con todas sus innumerables almas, a través de la niebla luminosa de la Preciosa Sangre. Siempre, y en todas partes, esta escena espiritual que nos ofrece debe estar ante nosotros con el resplandor y la luz de este glorioso precio de nuestra redención.
Esta es la forma en que el amor de nuestro Padre celestial se manifiesta a nosotros, sus criaturas. Es una invitación a cada uno de nosotros para adorar la Preciosa Sangre y gozar de la libertad que nos ofrece.
Es a través de esta Sangre que Dios nos comunica Sus perfecciones. Es en esta Sangre que Él ha depositado, como en un rico tesoro, todas las bendiciones espirituales y temporales que tiene destinadas para nosotros.
Si, a pesar de nuestros pecados, los elementos de la naturaleza siguen sirviéndonos; si nuestra mirada encuentra en el mundo que nos rodea belleza y grandeza; si nuestras penas y nuestros sufrimientos encuentran tantos bálsamos; si durante el transcurso de nuestra vida la Providencia vela sobre nosotros con tanta bondad y paciencia; si nuestros corazones sienten tan poco el peso, la multitud y la amargura de los males inseparables a nuestra condición, - todo esto se debe a la Preciosa Sangre. Es por esta Sangre Preciosa que Dios ha devuelto a la creación los beneficios de los que se había visto despojada por el pecado. Es de esta Sangre Preciosa que provienen todas las gracias, ya sean aquellas de las que estuvo llena la Virgen María, las gracias de las que gozan los ángeles, o las que son concedidas a los hombres.
Es esta Sangre la que merece los favores que todos reciben. Sin esta Sangre, los malvados serían aún más malvados, y los desafortunados sufrirían más tristemente el peso de estas desgracias, y las llamas del infierno serían mil veces más ardientes, si el derramamiento de esta Sangre no hubiera disminuido su intensidad.
No, no hay un solo lugar en la creación de Dios que esté privado de la dulce y saludable influencia de la Preciosa Sangre. Es así precisamente cómo nuestro Padre Celestial puede llamar a sus criaturas alrededor de estas maravillosas fuentes e invitarlas a adorar su sabiduría y amor.
¿Quién podría jamás haber pensado en tal maravilla? Cuanto más penetra este misterio en el espíritu, más encuentra motivos de asombro.
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Fuente: Rev. Fr. W. Faber, The Precious Blood or the Price of Our Salvation / FSSPX.News – 7/5/2018