¡Sangre Preciosa, derramada copiosamente, lava nuestras iniquidades!

Fuente: FSSPX Actualidad

Nuestra salvación se realizó por los méritos de la Preciosísima Sangre. Cuando el amor es humilde, ora junto con David para ser lavado cada vez más de su iniquidad. Pero no podemos ser lavados de nuestra iniquidad, más que en la Preciosa Sangre de nuestro Amantísimo Redentor.

Cuando el amor es audaz, ora para ser incendiado con el fuego que Jesús vino a encender aquí abajo. Pero solo la Preciosa Sangre puede encender nuestro corazón y hacerlo latir ardientemente por amor a Jesús. Así que estudiemos ahora esa Sangre Preciosa, y hagámoslo de una manera sencilla y amorosa, no para convertirnos en teólogos profundos, aunque la teología profunda está muy cerca de la santidad heroica, sino para que nuestros corazones puedan encenderse más aún en el amor de Jesucristo.

Hay tanto que decir, que no podemos decirlo todo, porque no lo sabemos todo. Debemos hacer una elección; y elegiremos estas seis cosas: el Misterio de la Preciosa Sangre, la Necesidad de este Misterio, su Imperio, su Historia, su Prodigalidad y, por último, su Devoción en la Iglesia.

Debemos elegir a un santo para guiarnos en nuestro camino. Que este santo sea el gran amante de Jesús, el Apóstol San Pablo. Su conversión fue una de las principales glorias de la Preciosísima Sangre.

Siempre magnificó y alabó la Sangre de Jesús. Su corazón se llenó de ella y se agrandó por la gracia para que pudiera contener aún más. Después de los Corazones de Jesús y de María, nunca hubo un corazón humano como el  de Pablo, en el que todos los demás corazones humanos pudieran latir como si le pertenecieran.