Santa Margarita María: su vida y sus misiones (4)

Fuente: FSSPX Actualidad

Santa Margarita María y el Beato Claudio La Colombière

Un artículo anterior explicó que la devoción al Sagrado Corazón no nació en Paray-le-Monial, sino que tiene su origen en el Evangelio y la Tradición de la Iglesia. Lo cierto es que cobró un impulso considerable gracias a las apariciones de Santa Margarita María cuya vida se narra en esta serie de artículos.

Con la celebración de uno de los jubileos más importantes (350 años, de diciembre de 2023 a junio de 2025), resulta conveniente aprender más sobre la figura relativamente poco conocida de esta santa, su vida y las misiones que le fueron confiadas por el Cielo. Este es el cuarto artículo de esta serie.

El matrimonio espiritual

El amor de Dios es como una llama que espera encender las almas, como dijo Nuestro Señor: "He venido a encender fuego en la tierra, y qué quiero sino que arda". Este amor tiene dos efectos sobre el alma que se le entrega: la purifica de escorias y de innumerables imperfecciones, y se apodera de ella para convertirse en una sola cosa.

El matrimonio espiritual, que los teólogos llaman también unión transformante, es la última etapa en el camino hacia la santidad. El alma aún no puede ver a Dios, lo que solo será posible en el Cielo, pero el conocimiento que le da la fe es el más perfecto posible. Como un esposo, Dios se entrega al alma de forma sobreabundante, y como una esposa, el alma se entrega totalmente y sin reservas a la acción de Dios.

Fue en otoño de 1684, durante un retiro, cuando Margarita María fue así tomada por Dios. Este "cielo en la tierra" (que no excluía el sufrimiento) fue precedido por el purgatorio. "El primer día (del retiro) me presentó su Sagrado Corazón como un horno encendido, en donde sentí que me arrojaban y en el acto quedé penetrada y abrasada con tan vivos ardores, que me parecía iba a quedar reducida a cenizas.

"Me dijo estas palabras: 'Este es el divino purgatorio de mi amor, en el cual te purificarás durante el tiempo de esta vía purgativa: después hará que encuentres en él una mansión de luz, y finalmente de unión y transformación'".

El matrimonio místico tuvo lugar tres días después: "Después de estos tres días de vida purgativa, me encontré en una mansión de gloria y de luz, en donde yo, miserable nada, me vi colmada de tantos favores, que una hora de este gozo es suficiente para compensar los tormentos de todos los mártires. (...)

"Primeramente, se desposó con mi alma en el exceso de su caridad, pero de un modo y con una unión inexplicables, trocando mi corazón en una llama de fuego devorador de su puro amor, a fin de que consumiera todos los amores terrenos que pudieran llegarse a él; me dio además a entender que, como me había destinado a rendir continuo homenaje a su estado de hostia y de víctima en el Santísimo Sacramento, yo también, en calidad de hostia y de víctima, debía inmolarle continuamente todo mi ser con amor de adoración, de anonadamiento y de conformidad con la vida de muerte que Él lleva en la sagrada Eucaristía. [1]"

Maestra de novicias - el triunfo del Sagrado Corazón en la Visitación

El año 1684 marcó un giro en la vida de Margarita María, no solo en cuanto a su vida interior (ya hemos hablado de su matrimonio espiritual), sino también en cuanto al lugar que ocupaba en la comunidad. Desde hacía seis años, estaba bajo la dirección de la Madre Greyfié, quien la admiraba profundamente... ¡pero lo ocultaba bien!

Al igual que su maestra de novicias en el pasado, pero de forma aún más clara, esta superiora quería asegurarse de la autenticidad de la vida mística de la santa, y quería evitar que cayera en el orgullo. Por eso no dudó en hacerla comer abundantemente "el pan de la humillación".

Ese año, la Madre Melin fue elegida superiora y ejerció su autoridad de forma mucho más maternal. Reconociendo el gran valor de Margarita, primero la tomó como asistente y luego la nombró maestra de novicias.

Aunque la devoción al Sagrado Corazón aún no se había adoptado oficialmente en Paray-le-Monial (ya lo había sido en otros monasterios) debido a la oposición de gran parte de la comunidad, la posición de Margarita al menos significaba que era más respetada.

Ejercía la función de maestra de novicias con gran prudencia, amabilidad y firmeza. En una ocasión, no temió oponerse a una vocación forzada, atrayendo una verdadera intriga dentro y fuera del monasterio.

Inculcó a sus novicias un profundo sentido de su vocación religiosa, exigiéndoles una respuesta sin reservas al amor de predilección del que eran objeto. Las conocía a todas personalmente y daba a cada una consejos sabios y precisos. Naturalmente, las orientaba hacia el Sagrado Corazón.

Sin embargo, el resto de la comunidad aún no había abrazado la devoción al Sagrado Corazón. Y ello a pesar de que los escritos del Padre La Colombière sobre las apariciones se leían durante las comidas. Sorprendentemente, una de las grandes opositoras era una religiosa muy buena, amiga de Margarita, la hermana Escures.

Para la fiesta de su maestra, las novicias habían erigido un altar en honor del Corazón de Jesús y, a invitación de Margarita, decidieron consagrarse a él. Invitada a asistir a la pequeña ceremonia, la hermana Escures respondió secamente: "Vayan y digan a su maestra que la buena devoción es la práctica de nuestras reglas y constituciones, y que eso es lo que ella debe enseñarles y lo que ustedes deben practicar".

Pero la Providencia se serviría de esta religiosa para hacer triunfar el Sagrado Corazón en la comunidad. En una acción totalmente inesperada, el viernes siguiente a la Octava de Corpus Christi de 1686, preparó un pequeño altar en el coro en honor del Sagrado Corazón. Al ver tal oposición revocada de manera casi milagrosa, el resto de la comunidad se apresuró a seguir los pasos de la hermana Escures.

Según Monseñor Languet, primer biógrafo de Margarita María, "la superiora, las religiosas, las ancianas y las novicias, las fervorosas y las tibias, las enemigas de Sor Margarita y sus detractoras, todas se apresuraron a adorar durante todo el día el santo amor del Corazón de Jesús... y a celebrar entre ellas la primera fiesta dedicada, en este monasterio, al adorable Corazón de Jesucristo. [2]"

Como ya se ha dicho, fue a partir de entonces cuando el fervor y la caridad volvieron al monasterio.

Los últimos años

A Margarita solo le quedaban cuatro años de vida. Seguiría teniendo apariciones y locuciones del Corazón de Jesús, en particular la "gran promesa" sobre los primeros viernes de mes.

"Un viernes, durante la sagrada Comunión, dijo estas palabras a su indigna esclava, si ella no se engaña [3]: 'Yo te prometo, por la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor todopoderoso concederá a todos aquellos que comulguen los primeros viernes nueve meses seguidos, la gracia de la penitencia final; que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los sacramentos, y que mi Divino Corazón les será asilo seguro en su hora postrera".

Fue también durante estos años cuando recibió el encargo del mensaje al rey, que ya hemos mencionado.

Habiendo dejado la responsabilidad del noviciado a otra religiosa, fue nombrada de nuevo asistente de la superiora. Sus hermanas acudían a menudo a ella en busca de luz y ánimo.

En febrero de 1690, cayó enferma. La superiora le prohibió cualquier mortificación extraordinaria, lo que la llevó a decir que ya no sufría. En realidad, seguía abrumada por el sufrimiento, tanto físico como moral. Presintiendo que su muerte era inminente, hizo un retiro de cuarenta días.

Mirando retrospectivamente, su vida estuvo repleta de las gracias divinas, lo que la obligó a refugiarse en el seno de la misericordia divina, como leemos en una admirable oración, resumen de su humildad, amor y confianza.

"No me privéis, Dios mío, de amaros en la eternidad, por no haberos amado bastante en el tiempo. Por lo demás, haced de mí todo cuanto os agrade: os debo todo cuanto tengo y cuanto soy. Todo lo bueno que pudiera hacer no serviría, a no ser por vuestra gracia, para reparar la más pequeña de mis culpas. Soy insolvente, bien lo veis, mi Divino Dueño; arrojadme en una prisión, consiento en ello, con tal que sea en la de vuestro Corazón Sagrado. Y cuando allí estuviere, tenedme bien cautiva y sujeta con las cadenas de vuestro amor, hasta que os haya pagado todo cuanto os debo; y como no podré pagároslo nunca, tampoco deseo salir de ella jamás. [4]"

Finalmente, entregó su alma a Dios el 17 de octubre, luego de recibir la extremaunción. La noticia de su muerte corrió como la pólvora en Paray-le-Monial: "¡La santa de Santa María ha muerto! Los que pudieron acercarse a su cuerpo, sobre todo los sacerdotes, no dudaron en llevarse alguna reliquia...

A pesar del fervor popular, fue beatificada hasta 1865, y fue canonizada hasta 1920... Además de la prudente reserva de la Iglesia a la hora de reconocer la santidad heroica, fue necesario esperar a que la devoción al Sagrado Corazón, de la que la santa de Paray era mensajera, fuera reconocida y triunfara sobre las numerosas oposiciones que surgirían.

Su cuerpo, recubierto de cera, está enterrado en la capilla del monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial, donde tuvieron lugar las grandes apariciones.

Todos pueden venerar allí a la mensajera del Sagrado Corazón. Su vida no es imitable en lo material, pero en lo esencial ilustra el mensaje que debía transmitir: el verdadero y total amor a Nuestro Señor que espera una respuesta sin reservas, llena de humildad y abandono, a semejanza de Cristo crucificado.

Padre Bernard Jouannic


[1] Contemporaines, n°295.
[2] Citado por el Padre Ladame, La Sainte de Paray, p. 248.
[3] Esta expresión, utilizada con frecuencia por Margarita María, no debe hacernos dudar de lo que relata, sino todo lo contrario. La utiliza por obediencia y humildad.
[4] Citado en La Sainte de Paray, p. 330.