En Santa María la Mayor, el helado ayudará a la economía

Fuente: FSSPX Actualidad

Los venerables canónigos de Santa María la Mayor tuvieron una gran idea gracias a la ola de calor romana. Desde hace varias semanas, se instaló una heladería con sus sombrillas y golosinas en el patio interior del santuario mariano.

Los responsables de la basílica autorizaron la instalación de una heladería en el patio interior del edificio sagrado, ubicado en la zona extraterritorial. Una idea concebida con el objetivo de rescatar las arcas dañadas por la epidemia de Covid-19 y la deserción de los fieles.

Era necesario "responder a las complejidades particulares de la gestión económica y financiera del Capítulo, agravadas por la propagación de la pandemia", explicó monseñor Rolandas Makrickas, nombrado a fines de 2021 por el Papa Francisco comisionado extraordinario, donec aliter provideatur (hasta nuevo aviso), con el fin de cuidar la gestión económica de los bienes del Capítulo de la Basílica Papal.

La gelateria fue confiada inmediatamente a la multinacional suiza Antica Gelateria del Corso, sin llevar a cabo la convocatoria de propuestas prevista por el motu proprio firmado por el soberano pontífice en 2020, para garantizar la transparencia, el control y la competencia en los procedimientos de adjudicación de contratos públicos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.

La inauguración del delicioso establecimiento tuvo lugar el 30 de julio de 2022, cuando el Papa Francisco visitó la basílica al final de uno de sus viajes para rezar, como es habitual, ante el ícono de la Salus populi romani, imagen de la veneradísima Virgen de los romanos.

Una oportunidad perfecta para Antica Gelateria del Corso de realizar una operación de comunicación a menor coste, ofreciendo un helado al Papa, en medio de los fotógrafos convocados para la ocasión.

Y no un helado cualquiera, sino una creación original llamada Nevicata, una dulce y deliciosa evocación del milagro de la nieve ocurrido el 5 de agosto de 358, para manifestar la voluntad divina de erigir en ese lugar un templo en honor de la Virgen María.

"La fe, el arte, la historia y la tradición se fusionan en un fresco sabor a limón, realzado por un coulis de naranja y jengibre, salpicado de merengues en forma de copos de nieve", según la descripción del postre pontifical.

Así es la vida de la Iglesia: el invierno pasado se prohibió la misa tradicional en Santa María la Mayor por orden del cardenal vicario de Roma, y ​​el verano siguiente, en la era del hielo, monseñor Makrickas introdujo la basílica liberiana. El cambio climático se ha convertido en una realidad en Roma.