Satanás es considerado un mito, aun dentro de la Iglesia católica

Fuente: FSSPX Actualidad

Resulta sorprendente, preocupante y entristecedor leer ciertos comentarios provenientes de los líderes eclesiásticos que parecen cuestionar la fe de la Iglesia fundada por Jesucristo.

Con frecuencia se escucha decir que el demonio no existe realmente, como si creer en él fuera opcional o incluso un tema debatible en la Iglesia. Satanás se convierte así únicamente en una forma de hablar para referirnos al misterio del mal en nuestras vidas, en un símbolo perteneciente a una cultura obsoleta de días pasados. Pero, ¿lo es realmente?

La tendencia apunta hacia la incredulidad, incluso dentro de la Iglesia católica. Por ejemplo, el 31 de mayo del 2017, el Padre Arturo Sosa, superior general de los jesuitas, y tradicionalmente conocido como el "Papa Negro" por la importancia de su cargo, se aventuró a abordar el tema del mal en una entrevista realizada con el diario español El Mundo.

Cuando el periodista le preguntó si el mal tiene su explicación únicamente en el proceso de la psicología humana o si proviene de un ser superior, el Padre Sosa dio una respuesta tan apabullante que vale la pena citarla en su totalidad:

Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, y Dios es libre, pero Él siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos creado figuras simbólicas, como el demonio, para expresar [la realidad] del mal. El condicionamiento social también puede representar esta figura, ya que hay personas que actúan [con maldad] porque están inmersas en un ambiente donde es difícil actuar de modo contrario.

En otras palabras, el mal queda reducido a una dimensión meramente psicológica y a una categoría a priori que es sólo el fruto de toda una historia de mentalidades.

El Padre Sosa recibió una respuesta desde la perspectiva contraria, dada por un hijo de San Francisco al otro lado del Atlántico. El arzobispo Charles Chaput, un capuchino, está a cargo de la arquidiócesis de Filadelfia. En su artículo del 5 de junio, publicado algunos días después de la escandalosa entrevista de El Mundo, el prelado escribió sobre el mal, ofreciendo un análisis de las ideas de Leszek Kolakowski (1927 - 2009), un filósofo católico polaco conocido por su crítica hacia el marxismo: "El demonio y el mal están en constante labor en la historia de la humanidad y en las batallas de todas las almas humanas," declaró.

El arzobispo continúa en un tono más tajante: "Observemos que Kolakowski -  a diferencia de nuestros propios líderes católicos que deberían saberlo mejor que nadie - no usó la palabra "demonio" como un símbolo de la oscuridad de nuestros corazones, o una metáfora para referirse a las cosas malas que pasan en el mundo." Es difícil no tomar esto como una crítica hacia el líder de los jesuitas.

El comentario final del arzobispo Chaput resulta también muy interesante: "El demonio, más que nadie, gusta de esta ironía, es decir, de que no podamos comprender totalmente la misión de Jesucristo sin él. Y se aprovecha de esto para su beneficio. Sabe que el hecho de convertirse en un mito, inevitablemente ocasiona que le demos el mismo tratamiento a Dios." No pudo haberlo expresado de forma más clara: negar la existencia del demonio tarde o temprano lleva al ateísmo.

El Padre Sosa es conocido por tener una relación estrecha con el actual papa. Sin embargo, el papa Francisco no comparte la opinión del jesuita sobre el misterio del mal, sino al contrario. En una compilación de las cartas, homilías y pláticas del entonces cardenal Bergoglio titulada "Sólo El Amor Puede Salvarnos", la existencia del demonio queda claramente establecida: "Hay que tener cuidado: no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra poderes de las tinieblas. Al igual que lo hizo con Jesús, Satanás intentará seducirnos, llevarnos por el camino equivocado y ofrecernos 'alternativas viables'."

El 30 de octubre del 2014, durante una homilía de su misa matutina en Santa Marta, el Santo Padre fue muy explícito: "le han hecho creer a la gente que el demonio es un mito, un personaje, una idea, un concepto del mal. El demonio existe y tenemos que luchar contra él."

En este punto, el papa es fiel a la enseñanza de la Iglesia.

Los santos Evangelios están llenos de referencias al hecho de que el demonio realmente existe como persona. Nuestro Señor Jesucristo se enfrenta al príncipe de las tinieblas cuando realiza exorcismos en personas poseídas. Tiene un encuentro personal con él en el desierto antes de ahuyentarlo enérgicamente: "Apártate, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y a Él sólo darás culto" (Mt. 4:10). Asimismo, habla de él en sus enseñanzas, al describir la acción de Satanás en el mundo, o al anunciar que las "puertas del infierno" jamás prevalecerán contra la Iglesia por Él fundada (Mt. 16:18).

Igualmente, San Pablo, en sus epístolas, hace una clara distinción entre los pecados del hombre y aquel que los inspira, Satanás y los demás espíritus malignos que vagan por el mundo buscando la ruina y la perdición de las almas. Nos exhorta a "vestirnos con la armadura de Dios, para que podamos resistir a las insidias del demonio (Efe. 6:11). El mismo apóstol fue probado, para evitar que se enorgulleciera por la grandeza de las revelaciones que se le habían hecho: "Por lo cual, para que yo no me engría, fueme dado el aguijón de la carne, el ángel de Satanás, que me abofetea" (II Cor. 12:7).

Asimismo, San Juan nos dice las palabras de Cristo que no son ambiguas en lo absoluto: "Ahora el príncipe de este mundo será arrojado fuera" (Jn. 12: 31). En el Apocalípsis, presenta la victoria del Cordero Inmaculado después de una terrible lucha contra Satanás, sus ángeles y seguidores: "Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra; y sus ángeles fueron con él precipitados" (Apoc. 12:9).

De acuerdo con las Sagradas Escrituras, toda la Tradición afirma unánimemente la existencia de Satanás y los espíritus malignos.

Los Padres de la Iglesia los desenmascaran en sus batallas contra los errores del gnosticismo y las herejías difundidas por el príncipe de la mentira. Entre ellos está Tertuliano, San Ireneo, Orígenes, San Basilio, San Gregorio Nacianceno, San Juan Cirsóstomo, San Eusebio de Vercelli, San Ambrosio, San Agustín, San León I el Magno y otros.

El demonio es una creatura de Dios; inicialmente era excelente y brillante, pero no permaneció en la verdad en la que había sido establecido: El demonio "es homicida desde el principio y no se mantuvo en la verdad; porque la verdad no estaba en él. Cuando habla la mentira, habla de lo suyo propio: porque él es mentiroso y padre de la mentira" (Jn. 8:44). Satanás se levantó contra el Señor, y el mal no estaba en su naturaleza, sino que fue un acto libre de su propia voluntad, un acto de pura malicia y rebelión, por el cual intentó tomar el lugar de Dios.

Cuando el dualismo maniqueo resurgió con los cátaros y los albigenses, el Cuarto Concilio Ecuménico de Letrán, en 1215, enseñó solemnemente que "el demonio y otros demonios fueron creados por Dios naturalmente buenos, pero se hicieron malos por su propia decisión. Sin embargo, el hombre pecó por la provocación del demonio."

La existencia de Satanás, por lo tanto, ha sido constantemente mantenida por la fe de la Iglesia. Es una verdad que no es debatible, pues es una parte integral de sus enseñanzas más solemnes. Ha sido afirmada por numerosos concilios como una profesión de fe.

Gracias a Cristo y al santo bautismo, el cristiano ha quedado libre del dominio del demonio (Concilio de Florencia, 1442). A través de la justificación de la gracia, puede escapar del "poder del demonio y de la muerte" (Concilio de Trento, 1547), pero si peca nuevamente, vuelve a ser entregado "al poder del demonio", a menos que acuda al sacramento de la penitencia (Concilio de Trento, 1551). Ésta es la fe de la Iglesia, y la razón por la que se renuevan las promesas bautismales cada año durante la liturgia de Pascua. Para poder acceder a la vida eterna, debemos renunciar a Satanás, profesar la fe en la Santísima Trinidad y adherirnos a Cristo el Salvador.

Que estos recordatorios de la fe de la Iglesia iluminen al líder de los jesuitas y lo ayuden a someterse a ellos. El demonio y los dogmas, es decir, las verdades reveladas por Dios, no son solamente símbolos. De lo contrario, caeríamos en la "cloaca de las herejías", que San Pío X condenó bajo el nombre de modernismo.

"La plus grande ruse du démon est de faire croire qu'il n'existe pas !" (Charles Baudelaire)

En cette année du centenaire des apparitions à Fatima, le Général des jésuites négateur du diable ferait bien de se rappeler la vision du 13 juillet 1917 : la bonne Vierge ne craignit point de montrer aux trois jeunes enfants l'enfer "préparé pour le diable et pour ses anges" (Mt 21, 41), et "où vont les pécheurs en grand nombre parce que personne ne prie et ne se sacrifie pour eux" (Paroles de Notre Dame, rapportées par Sr Lucie).