Sesión de formación para los nuevos obispos

Fuente: FSSPX Actualidad

Algunos participantes en la sesión para los nuevos obispos

El 21 de septiembre de 2024, 287 obispos regresaron a la escuela: procedentes de los cuatro rincones del mundo, los obispos ordenados en los últimos doce meses fueron invitados a participar en la ya tradicional sesión de formación dedicada a los nuevos sucesores de los apóstoles.

Según informa el portal de información del Vaticano, estas jornadas de estudio reunieron a 114 obispos de diócesis dependientes del Dicasterio para la Evangelización, y a 153 obispos de 46 países dependientes en su mayor parte del Dicasterio para los Obispos, excepto 25 de ellos dependientes del Dicasterio para las Iglesias Orientales.

La agencia de información religiosa Fides precisa que la sesión tuvo lugar en Urbania, en el Colegio Pontificio de San Pedro y en el Colegio de San Pablo: la Secretaría de Estado presentó un informe sobre la acción de la Sede Santa en el mundo, luego se impartieron varios cursos sobre el tema “Vivir la misión episcopal en la Iglesia sinodal” y sobre el apostolado de los laicos.

Los seminarios de estudio dedicados a los nuevos obispos no son una novedad: fueron inaugurados en 1994, bajo el pontificado del Papa Juan Pablo II (1978-2005), especialmente para los nuevos obispos de los llamados países de misión y que dependen de lo que hoy es el Dicasterio para la Evangelización.

Pero desde entonces, las sesiones de formación han evolucionado y ahora incluyen a todos los nuevos obispos, la mayoría de los cuales dependen del Dicasterio para los Obispos. Oficialmente, los organizadores explican que se trata de “días intensos donde se viven momentos de formación y comunión, haciendo con los nuevos obispos una experiencia concreta del don de la colegialidad episcopal en la adhesión afectiva y efectiva al Sucesor de Pedro”.

Más allá del lenguaje diplomático de rigor, está la cuestión de tales reuniones: con la disminución generalizada del nivel del personal episcopal –hoy ya no es necesario tener los grados de doctor en teología o de derecho canónico para recibir el episcopado–, es más que urgente brindar capacitación sobre los problemas actuales de gestión de un clero cada vez menos numeroso o sobre los abusos en las diócesis.

Sobre todo, la creciente fragmentación de la Iglesia, que surgió tras los años post-conciliares y se hizo patente durante las últimas fases del Sínodo de los Obispos –por no hablar de la recepción de la declaración Fiducia supplicans– ha empujado al actual pontífice a intentar estandarizar un colegio episcopal cada vez más dispar. De ahí el énfasis puesto desde hace varios años en las sesiones de formación sobre la sinodalidad.

En los distintos informes oficiales de la versión 2024 de este seminario para nuevos obispos, cabe señalar la ausencia de cursos relacionados con la fe y su transmisión, con la moral, nociones todas ellas esenciales para su misión, como recuerda claramente el Código de Derecho Canónico de 1917:

“Asegurar la preservación de la sana y ortodoxa doctrina; (…) proteger las buenas costumbres y corregir las malas; (…) promover la paz, la inocencia, la piedad y la disciplina entre el pueblo y el clero (y) asegurar en general el bien de la religión” (can. 343-1).

A riesgo de reducir un poco más al obispo al papel de director de recursos humanos y gestor diocesano: es difícil imaginar que sacerdotes y fieles puedan encontrar su camino en esta puesta en marcha sinodal...