Sínodo: un viaje más allá del hastío
La segunda sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos se inaugurará el 2 de octubre de 2024, y surge una pregunta: ¿todavía hay entusiasmo, fuera de los pequeños círculos de interesados, en el camino sinodal?
El uso de las redes sociales genera a veces un efecto boomerang que no todos pueden controlar: esta es la amarga observación que hicieron los miembros de la secretaría general del Sínodo de los Obispos.
Quince días después de la publicación del documento que debería servir de base a los trabajos de la próxima asamblea – documento ya comentado por FSSPX.Actualidad – la organización dirigida por el cardenal Mario Grech consideró oportuno publicar en su cuenta de “X” una encuesta sobre la siguiente pregunta: "¿Cree que el proceso sinodal, como camino de conversión y reforma, puede fortalecer el espíritu de misión y permitir una mayor participación de todos los bautizados?"
Con el paso de las horas, la respuesta ganadora fue “no”, que alcanzó rápidamente el 88% hasta el punto de que la encuesta desapareció repentinamente de la red social… Esto fue suficiente para despertar la curiosidad de los vaticanistas, en particular la de Carl Olson, columnista del sitio conservador de información religiosa Catholic World Report (CWR).
Durante una entrevista con uno de sus contactos, el sacerdote de una gran parroquia en Estados Unidos que había trabajado anteriormente en el Vaticano, respondió: "¿El sínodo? A nadie realmente le importa. (…) Nadie sabe lo que significa realmente, y tiene poco impacto en la vida cotidiana de los católicos".
Una opinión confirmada por la reciente encuesta realizada por la organización Catholic Laity and Clergy for Renewal que encuestó a una “muestra representativa” de 537 católicos estadounidenses. Los resultados muestran que el 7% tiene un conocimiento real del proceso sinodal.
Entre este 7% de católicos informados sobre el sínodo se encuentran tres bloques: el primero, mayoritario, permanece indiferente a la orientación del sínodo, y los otros dos señalan respectivamente su acuerdo y su desacuerdo con el proceso iniciado.
¿Cómo explicar lo que parece ser un rechazo del camino sinodal? Quizás porque, hasta ahora, la producción literaria del Sínodo se parece más a una aburrida logorrea que a una luminosa síntesis teológica: en este sentido, el estudio léxico realizado por Carl Olson resulta interesante.
El ensayista analizó el Intrumentum laboris (IL) del 9 de julio: su estudio muestra que, en más de 20,000 palabras, aparece 148 veces el término "comunión", 60 el de "proceso", 89 el de "unidad". “Discernimiento” aparece 61 veces, “contexto” 50 veces vinculado con “pueblo de Dios”, “escucha” 48 veces, “experiencia” 32 veces y “diálogo” 30 veces.
La aparición de términos que suenan más doctrinales sigue aproximadamente la curva del electroencefalograma de un paciente en coma abrumado: "dogma" nunca aparece, al igual que "depósito de la fe", "revelación divina" una sola vez, al igual que "doctrina", y dos veces "enseñanza" y " catequesis”. El término “redimido” aparece una sola vez.
El lector puede convencerse por sí mismo leyendo la introducción a la segunda parte del IL, una obra maestra de la vacuidad: "Una Iglesia sinodal es una Iglesia relacional, en la que las dinámicas interpersonales constituyen el marco de la vida de una comunidad en misión, en contextos de creciente complejidad. Esta perspectiva no separa, sino que nos permite establecer el vínculo entre diferentes experiencias".
“Nombrar incorrectamente las cosas es contribuir a la desgracia del mundo” decía Albert Camus. ¡Desgracia tanto mayor cuando es el espíritu de fe el que se convierte en el Extranjero...!
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Fuentes: Catholic World Report/What We Need Now – FSSPX.Actualités
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