Síntesis nacional del proceso sinodal en Bélgica

Conferencia Episcopal de Bélgica
El 6 de julio de 2022, la Iglesia de Bélgica publicó la "Síntesis del proceso sinodal en la Iglesia de Bélgica", que reúne los elementos surgidos en los distintos grupos involucrados, durante los encuentros organizados en preparación del Sínodo Mundial sobre la Sinodalidad.
Según este informe, "el número de participantes en el proceso sinodal diocesano fluctúa en cada diócesis entre 2,000 y 4,000". Esto significa que el número de participantes no excede los 30,000. Sabiendo que más de un millón de personas en Bélgica se declaran católicas practicantes.
Por lo tanto, solo un pequeño número de católicos respondió a la movilización del Sínodo Mundial. Pero esto no es de extrañar, porque este mismo fenómeno afecta a todos los países.
Libros de quejas escritos con la misma tinta
Aún menos sorprendente es el contenido, que tiene un gran parecido con los resultados registrados en varios países de Europa y más allá. Incluso parece que los redactores se copiaron unos a otros. En efecto, el resultado proviene de dos modelos, idénticos para todos: el Camino Sinodal alemán, y la secularización que hace concebir a la Iglesia sobre el molde de las sociedades contemporáneas.
Por lo tanto, "un gran número de creyentes considera que la Iglesia tiene estructuras clericales y excesivamente jerárquicas, además de ser moralizante, formalista, alejada de la vida de las personas e intrusiva", según se indica en el párrafo "Desafíos".
Lo que añade sal a la herida es que "los practicantes regulares dan testimonio de una relativa ignorancia de lo que es la Iglesia y la juzgan con dureza". Los fieles que no conocen su catecismo, son consultados sobre la estructura de la Iglesia, ¡establecida por Dios mismo!
Además, se observa que "muchos subrayan la ambivalencia de una Iglesia que habla de un Dios amoroso, proclama el Evangelio y, por otro lado, excluye a las personas en función de su orientación, a causa de determinadas opciones de vida". Y el resto va más lejos todavía: "muchos sienten que el mensaje de la Iglesia no se corresponde con la vida de las personas en nuestra sociedad actual".
¡Qué resultado! En lugar de esforzarse por enseñar la verdad, que no es otra que el mismo Cristo, la Iglesia debe adaptarse a la vida moderna, sumergida en la incoherencia y el pecado.
El gobierno de la Iglesia necesita ser reformado
Al igual que en el Camino sinodal, el texto quiere convertir el gobierno eclesiástico en una copia de la democracia moderna.
Una queja se menciona en varias ocasiones: "Muchos denuncian el abuso de poder. Esta enfermedad del clericalismo es peligrosa porque infantiliza". Es el triunfo del "clericalismo", lanzado y popularizado por el Papa, que sirve para estigmatizar toda autoridad, sea la que sea.
"A menudo se discute la posición de la Iglesia sobre el celibato obligatorio de los sacerdotes. La cuestión sobre el lugar de la mujer en la Iglesia católica surge repetidamente. No se comprende la disciplina actual de la Iglesia." ¿Y quiénes son los responsables de esto?
Finalmente, "las estructuras formales de la Iglesia siguen siendo consideradas demasiado clericales, así como la formación de los sacerdotes. La Iglesia está dos generaciones atrás".
Las soluciones propuestas
Hacer que las iglesias acepten a todos. Pero también, "para algunos, la ecología integral es un camino misionero para el futuro y debe ocupar más espacio". En resumen, amazonizar la Iglesia.
Otra propuesta: "Se menciona abrumadoramente la necesidad urgente de utilizar un lenguaje renovado y contemporáneo, abandonando las expresiones culpabilizadoras y moralizadoras". Hablar, dialogar, sí; pero recibir la enseñanza de Jesucristo, no.
"Durante el proceso sinodal se prestó gran atención al vínculo entre Iglesia y enseñanza. (…) Parece que este vínculo ya no es evidente". Quod erat demonstrandum.
Y, con bastante naturalidad, se retoma la cuestión del matrimonio de los sacerdotes y el sacerdocio femenino: "Al igual que en las Iglesias católicas orientales, el matrimonio debería ser posible para los sacerdotes en la Iglesia católica romana". El hecho de que este estado sea fruto de la falsificación de un concilio y que su existencia sea muy tardía, probablemente no pasó por la cabeza de los solicitantes.
"Esperamos que se emprenda una mayor reflexión, para que la Iglesia católica pueda reconocer en el futuro la vocación de la mujer al sacerdocio. Excluir ciertos temas de la agenda teológica va en contra de una cultura sinodal en nuestra Iglesia".
Habría que sugerir entonces estudiar la posibilidad de dos personas en Jesucristo, de cuatro personas en Dios, de la negación de la Inmaculada Concepción, de la posibilidad de robar o incluso matar al prójimo... Porque estamos en el mismo campo: el dogma. Pero los pastores belgas no han podido –o han tenido miedo– de enseñar a sus ovejas.
Finalmente, una última propuesta: "Para las parejas que cohabitan, para las parejas homosexuales y para los divorciados vueltos a casar, se pide a la Iglesia que responda a su petición de reconocimiento (ritual y social) a partir de una interpretación de las relaciones y de la sexualidad más conforme al mandamiento del amor".
Conclusión
La preocupación de los participantes, así como de los pastores que validaron esta síntesis, se expresa en la conclusión: "También es ampliamente compartido el sentimiento de que el mensaje de la Iglesia no se corresponde con la vida de las personas en nuestra sociedad actual. No logramos dar a las personas que no comparten la fe cristiana un testimonio inspirador de lo que nos impulsa".
Esto inspira una doble reflexión:
– sería sorprendente que la Iglesia posconciliar, que se había quedado con una visión muy anticuada de la sociedad, y esclerosada por una reforma que mató muchos gérmenes de vida sobrenatural, en particular el catecismo tradicional, y finalmente marcada por una desastrosa reforma litúrgica, sea capaz de ofrecer un verdadero testimonio de vida cristiana;
– en segundo lugar, es bastante normal que el mensaje de la Iglesia no se corresponda con la sociedad actual, sumida en el materialismo, el ateísmo, las perversiones de todo tipo y el rechazo de todo lo que tenga el nombre de cristiano. Pero la Iglesia no debe adaptarse: debe convertir a las almas para llevarles la salvación eterna. Eso es lo que trágicamente falta en estas páginas.
Fuentes: cathobel.be/cath.ch – FSSPX.Actualités
Imagen: © cathobel.be