En Sudán, la vida cotidiana de los cristianos se convierte en una pesadilla

Cristianos en Sudán
En Sudán, la intensificación de la guerra civil entre el ejército regular de las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y las milicias paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) está afectando gravemente a la minoría católica, mientras que las Naciones Unidas alertan sobre el "alto riesgo de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad".
Los católicos constituyen una minoría muy reducida en Sudán, donde alrededor del 97% de la población es musulmana. Los cristianos, de todas las confesiones, representan entre el 2% y el 3%, es decir, entre 700,000 y 1 millón de personas. Entre ellos, los católicos constituyen una parte significativa, pero su número exacto es difícil de evaluar debido a la dispersión y las migraciones forzadas. Antes de la secesión de Sudán del Sur en 2011, de mayoría cristiana, el número de católicos era mayor.
La presencia católica en Sudán se remonta a las misiones del siglo XIX, en particular las dirigidas por Mons. Daniel Comboni. Los católicos actuales son a menudo descendientes de coptos egipcios, inmigrantes levantinos (griegos, libaneses, sirios) o de comunidades del sur que permanecieron tras la partición.
Desde abril de 2023, y especialmente durante los seis primeros meses de 2025, la guerra entre las SAF y las RSF ha agravado las dificultades para los católicos. Se han atacado iglesias, a veces de forma intencionada, y los cristianos han sido víctimas de actos violentos.
Según el testimonio de un misionero citado por la agencia Fides, la vida parroquial está prácticamente paralizada: las escuelas católicas y los hospitales han cerrado y muchos sacerdotes y religiosos han abandonado el país. Los fieles se reúnen a veces los domingos para rezar, pero los bombardeos hacen peligroso desplazarse.
La guerra también ha provocado una grave crisis humanitaria: el 95% de la población vive con menos de una comida al día y más de 9 millones de personas se han desplazado, muchos de ellos cristianos que huyen hacia Egipto, Chad o Sudán del Sur.
Desde el golpe de Estado de octubre de 2021, que derrocó al gobierno de transición que prometía más libertad religiosa, los cristianos, incluidos los católicos, se enfrentan a un resurgimiento del discurso de odio y a detenciones arbitrarias. La sharia, aunque en teoría se suavizó después de 2019, sigue siendo una fuente de persecución. Los cristianos son especialmente vulnerables en regiones como Darfur, el Nilo Azul y Kordofán del Sur, donde persisten los intentos violentos de islamización.
La Iglesia católica en Sudán se estructura en torno a la arquidiócesis de Jartum, que también ejerce su poder gubernamental sobre Sudán del Sur en el ámbito canónico. Sin embargo, el número de sacerdotes y religiosos ha disminuido drásticamente: 30 en todo el país en 2024, lo que dificulta el mantenimiento de las actividades pastorales.
Sudán parece encaminarse hacia una partición de facto, marcada por la intensificación del conflicto entre las RSF de Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemetti, y las SAF dirigidas por el general Abdel Fattah al-Burhan. La toma del triángulo entre Sudán, Libia y Egipto por las RSF, facilitada por el general libio Khalifa Haftar, constituye un punto de inflexión estratégico.
Este punto de paso clave permite a las RSF controlar el tráfico, en particular el de oro, y garantizar su abastecimiento a través de Libia. Expulsado de Jartum, Dagalo busca consolidar su poder en el oeste, en Darfur y Kordofán, donde planea establecer una administración autónoma, desafiando así al gobierno de Burhan.
El conflicto se ve alimentado por luchas étnicas, religiosas y por injerencias internacionales. Las RSF cuentan con el apoyo del general Haftar de Libia, respaldado por los Emiratos Árabes Unidos. Este apoyo se inscribe en el marco de la oposición a los Hermanos Musulmanes, influyentes dentro de las SAF y odiados por los Emiratos. Por su parte, las SAF han retomado Jartum gracias a la "Hunter Force", una unidad de élite que incluye islamistas cercanos a los Hermanos Musulmanes.
Las influencias extranjeras complican aún más la lectura del conflicto: las RSF utilizan drones chinos suministrados por los Emiratos, mientras que las SAF cuentan con drones turcos, ya que Ankara apoya al general al-Burhan. Esta "guerra de drones" ilustra la internacionalización del conflicto, en el que las potencias regionales compiten por imponer su influencia.
En medio de este caos, los cristianos, especialmente los católicos, se encuentran en primera línea y ven el horizonte más bloqueado que nunca: algunos de ellos esperan una posible partición del país que, hipotéticamente, los pondría a salvo de las persecuciones. Otros ya han elegido el camino del exilio en el vecino Sudán del Sur, donde los cristianos pueden vivir más tranquilamente. Al menos por ahora.
Fuentes: Fides/Le Monde – FSSPX.Actualités
Imagen: AED