Suiza: los capuchinos cierran el convento de Olten fundado en 1646
El capuchino suizo Hilarin Felder, en misión pontificia con la orden teutónica
Los capuchinos cerraron definitivamente su convento en Olten, después de 378 años de presencia en el casco antiguo, el 10 de junio de 2024. El edificio fue entregado al cantón de Solothurn, que es el nuevo arrendatario del lugar.
La partida fue inevitable: los últimos seis capuchinos que aún quedaban en el convento tenían más de 80 años. Partieron hacia otras comunidades capuchinas suizas: Wil (San Galo), Schwyz, Lucerna y Delémont (Jura).
En la provincia suiza todavía hay diez monasterios, señala cath.ch. Si en 1962 reunía a 820 hermanos (incluidos los novicios) y fue durante algún tiempo la más numerosa de la orden de los capuchinos, en 2006 solo contaba con 234 miembros divididos en 24 establecimientos. Hoy hay menos de cien.
La orden de los capuchinos en Suiza
La orden de los capuchinos fue aprobada en 1528 por el Papa Clemente VII. Su objetivo era redescubrir el ideal franciscano: respeto a la regla, pobreza real y eremitismo, al menos en sus inicios. Pronto se extendió a Suiza, donde los capuchinos querían revivir el espíritu franciscano, duramente puesto a prueba por la Reforma. El primer convento se fundó cerca de Lugano en 1535.
Después del Tesino, los capuchinos se extendieron por toda Suiza. Participaron activamente en la Contrarreforma y primero se expandieron a los cantones de la Suiza alemana, pero muy rápidamente fundaron en la Suiza francesa: el convento de San Mauricio fue fundado en 1610 y el de Sion en 1631.
La entrada del Diccionario Histórico de Suiza recuerda que “la Ilustración, la Revolución Francesa, la Mediación [impuesta por Napoleón. NDLR] (prohibición de la recepción de novicios), el Sonderbund [guerra entre cantones católicos y cantones protestantes. NDLR] y el Kulturkampf provocaron cierta supresión de conventos y una reducción de su número (252 miembros en 1857).
Pero la tendencia acabó invirtiéndose a finales del siglo XIX, con nuevas fundaciones o refundaciones. Los capuchinos fueron muy activos en las misiones internas e incluso se les confiaron misiones en el extranjero: en 1921, la Santa Sede les confió la misión de Tanzania y Seychelles. El convento de Olten fue una base misionera para África, Indonesia y América del Sur.
En cuanto al futuro del convento de Olten, que sigue siendo propiedad de la orden, la ciudad de Olten y el cantón de Solothurn han firmado un contrato de alquiler hasta finales de 2026. Como explica cath.ch: "La ciudad puede utilizar el lugar o subarrendarlo y deberá gestionar los edificios y jardines. El alquiler es 'gratuito'", según el cantón.
Lo que las persecuciones no lograron, lamentablemente lo logró la crisis generada por el Concilio Vaticano II. Aunque no podemos decir que sea la única causa de la pérdida de vocaciones y de la secularización de la sociedad, lo cierto es que ha contribuido significativamente a ello.
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Fuentes: cath.ch/Dictionnaire historique de la Suisse – FSSPX.Actualités
Imagen: kapuziner.ch