Suspenden la ceremonia de ordenaciones en la diócesis de Fréjus-Toulon

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Dominique Rey

El Vaticano ha decidido suspender las ordenaciones sacerdotales y diaconales que el obispo de la diócesis, monseñor Dominique Rey, obispo de Fréjus-Toulon, debía conferir el 26 de junio a diez ordenandos: 6 diáconos y 4 sacerdotes.

Jean-Marie Guénois, columnista de Le Figaro, con justa razón calificó de "sorprendente" la decisión tomada, añadiendo que se trataba de algo "nunca visto en la Iglesia católica".

En este punto, el Sr. Guénois se equivoca, porque el 12 de junio de 1976, monseñor Marcel Lefebvre recibió, para una ordenación prevista para el 29 del mismo mes, la prohibición de conferir el sacerdocio a sus seminaristas, sin haber recibido ninguna censura. Este hecho asemeja una vez más al Papa reinante con Pablo VI, autor de la primera prohibición.

¿Cómo llegó la sanción?

Monseñor Rey, de 69 años, fue ordenado sacerdote el 23 de junio de 1984 y es obispo de Toulon desde el 16 de mayo de 2000. Proviene de la comunidad carismática del Emmanuel. Su lema episcopal es: "Mitis et humilis Corde" - "Manso y humilde de corazón".

Después de su nombramiento, el nuevo obispo le abrió las puertas a muchos sacerdotes de diferentes horizontes y provenientes de varios puntos del globo: en total, una treintena de comunidades francesas y extranjeras de todas las "sensibilidades".

Esto produjo un aumento en el número de sacerdotes –250, frente a 500 en todo París– y de seminaristas: desde este punto de vista, el seminario diocesano se ha convertido en el segundo seminario de Francia en cuanto a reclutamiento. Este hecho ha provocado enfrentamientos con el clero local y dificultades, con algunas situaciones "complicadas" que han dejado su huella. 

El Vaticano ordenó recientemente una visita canónica a la diócesis, encomendada a monseñor Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella. Monseñor Rey la describió como una "visita amistosa" en el comunicado de prensa del 2 de junio de 2022, que está disponible en el sitio web diocesano.

Tras esta visita, el obispo de Toulon se reunió con el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos, para aclarar dos puntos: la reestructuración del seminario y la política de recepción de la diócesis.

Parece que estos puntos por sí solos difícilmente pueden explicar la sanción impuesta. Ciertamente, es probable que se hayan podido cometer errores de apreciación, ya sea en la recepción de sacerdotes extranjeros en la diócesis, o bien en la elección de los seminaristas. Pero detener las ordenaciones por este motivo es un castigo indiscriminado.

La respuesta se encuentra más bien en la política de recepción. Es un hecho evidente que el Papa Francisco y algunos de sus colaboradores han decidido reducir a aquellos que están apegados al rito antiguo y que son considerados como obstáculos para las reformas posconciliares.

Ahora bien, monseñor Rey le abrió las puertas a varios sacerdotes que celebran según el rito tridentino, y que recibieron su formación en institutos que la celebran exclusivamente. Aun cuando todas las "sensibilidades" eran bien recibidas en la diócesis. Por tanto, probablemente el delito que se le imputa a monseñor Rey es el del filo-tradicionalismo.

En un pontificado cuyo fin se siente cada vez más cerca, la represión contra lo que se considera una desviación, se vuelve cada vez más despiadada. Monseñor Rey lo acaba de experimentar de una forma dolorosa y amarga.