Tercera conferencia de Casablanca para la abolición de la gestación subrogada

Fuente: FSSPX Actualidad

Los días 4 y 5 de junio, Lima, capital de Perú, fue la sede de la tercera conferencia de Casablanca para la abolición universal de la maternidad subrogada. Organizado por la Declaración de Casablanca y la Universidad de Piura, el evento reunió a cerca de 300 participantes, que se dieron cita ante una veintena de expertos procedentes de ocho países, en su mayoría mujeres.

El comité organizador aprovechó el evento para una reunión con parlamentarios y el viceministro de personas vulnerables del país, así como con altos funcionarios del Ministerio de la Mujer de Perú, con el fin de sensibilizarlos sobre los daños que causa a las mujeres y los niños la práctica de la gestación subrogada (GPA).

La GPA no está controlada en muchos países de América del Sur, donde las condiciones de desigualdad y pobreza estructural debilitan la capacidad de las mujeres para decidir libremente. "No podemos seguir creyendo en el discurso de la libre elección cuando las madres subrogadas están sometidas a presiones económicas y sociales", insistió la jurista colombiana Diana Muñoz.

"Estamos en Lima, Perú, y eso es importante. Es importante porque América Latina es el próximo campo de batalla", alertó Olivia Maurel, nacida por gestación subrogada y portavoz de la Declaración de Casablanca, en su discurso de clausura.

"Es importante porque las mujeres de este continente —sus hermanas, sus hijas, sus vecinas— son blanco, objetivo y explotadas por una industria de la maternidad subrogada que mueve miles de millones de dólares y que ha aprendido exactamente cómo sacar provecho de la pobreza y la invisibilidad". De hecho, se prevé que este mercado alcance los 129,000 millones de dólares en 2032.

"Hoy estoy aquí, en Lima —continuó—, no como víctima, sino como superviviente. Como luchadora. Como madre. Y como portavoz de la Declaración de Casablanca, utilizaré mi voz y mi historia para garantizar que esto nunca le suceda a otro niño", afirmó la portavoz.

"Muchas personas me han dicho que tenía mucha suerte de ser amada por una familia; sin embargo, ya no podía sentirme así después de saber que me habían tratado como una mercancía, como el objeto de un contrato", testificó.

"Lo que pasó no fue amor, fue una pérdida, vendida como amor. Fue un abandono, vendido como un milagro. La gestación subrogada se presenta como un acto de bondad, pero es esclavitud moderna. No intenta construir familias, al contrario, las destroza", denunció Olivia Maurel.

Concluyó con este grito de indignación: "Hemos criminalizado la venta de órganos, hemos rechazado el trabajo infantil y prohibido el matrimonio infantil, pero seguimos permitiendo la compra y venta de bebés".