Toma de sotana en el seminario de la Santa Cruz, en Australia

Fuente: FSSPX Actualidad

Una semana después de Pascua, el 8 de abril de 2018, domingo In Albis, se llevó a cabo la ceremonia de toma de sotana en el seminario de la Santa Cruz en Goulburn, Australia, en donde seis seminaristas de primer año recibieron el hábito eclesiástico.

El director del seminario, el Padre Daniel Themann, presidió la ceremonia en donde 3 surcoreanos, 1 australiano, 1 nigeriano y 1 filipino recibieron la sotana.

El 11 de febrero de 1963, entre la primera y segunda sesión del Concilio Vaticano II, Monseñor Marcel Lefebvre, que en ese entonces era el Superior General de los Padres del Espíritu Santo, recordó a los miembros de la congregación, en una carta, la importancia, para el sacerdote, de portar el hábito eclesiástico en medio de las sociedades cada vez más secularizadas. Veía en este acto especialmente una separación del mundo, consecuencia natural del llamado de Dios, una protección al mal y un testimonio de fe:

Separación del mundo y testimonio de Dios

"Es evidente que el sacerdote es un hombre que ha sido elegido y distinguido del resto. San Pablo dice que el sacerdote es segregatus a peccatoribus (Hb. 7:26)... "separado de los pecadores". Así debe ser el sacerdote, quien ha sido hecho objeto de una elección particular por parte de Dios.

"A esta primera consideración debería agregarse la del testimonio de Dios, de Nuestro Señor, que debe rendir el sacerdote ante el mundo. Et eritis mihi testes... "A partir de ahora serán mis testigos" (Hch. 1:8). El testimonio es una palabra que aparece a menudo en los labios de Nuestro Señor. Así como Él dio testimonio de su Padre, así nosotros debemos dar testimonio de Él.

"Este testimonio debe ser visto y entendido por todos sin dificultad: 'No se enciende una lámpara y se la pone bajo el celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a cuantos hay en la casa'." (Mt. 5:15).

Los beneficios de portar la sotana

"La sotana del sacerdote proporciona estos dos fines de una manera clara e inequívoca: el sacerdote es del mundo sin ser del mundo, se mantiene apartado de él mientras vive en él, y al mismo tiempo está protegido del mal. 'No pido que los tomes del mundo, sino que los guardes del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco lo soy yo'." (Jn. 17, 15-16).

"El testimonio de la palabra que, sin duda, es más esencial para el sacerdote que el testimonio del hábito, se ve facilitado, sin embargo, por la clara manifestación del sacerdote que porta la sotana."

"El hábito laico elimina toda distinción y vuelve el testimonio más difícil, y hace menos eficaz la preservación del mal. Esta desaparición del testimonio es claramente una falta de fe en el sacerdocio, un desprecio del sentido religioso del prójimo y, además, una cobardía y falta de valentía hacia las convicciones."