Ucrania: un mensaje del jefe de la Iglesia greco-católica ucraniana

El primado de la Iglesia greco-católica ucraniana lamentó especialmente la destrucción de iglesias durante esta guerra, recordando la importancia de los centros religiosos, que son un apoyo vital para la población.

"Es profundamente doloroso para nosotros abandonar nuestras iglesias y nuestro pueblo, pero miramos al futuro con esperanza", afirmó, antes de subrayar que "esta semana ha estado marcada por la destrucción de iglesias en nuestra patria". En particular, denunció la destrucción deliberada de una iglesia en Antonivka por parte de las fuerzas rusas.

“La semana pasada recibimos noticias dolorosas del pueblo de Antonivka, situado en la región de Jersón, en la costa del Dnieper, cerca del famoso puente Antonivsky. Nos sorprendió la destrucción deliberada de la iglesia por parte de los rusos. Hicieron un reconocimiento y, al ver a la gente reunida alrededor de la iglesia, la destruyeron deliberadamente”, declaró con gran pena. 

Según declaraciones recientes de la oficina del presidente, en Ucrania ya han sido destruidos más de 630 edificios religiosos de diversas confesiones. Desafortunadamente, este número aumenta día a día.

El importante papel de la Iglesia entre el pueblo ucraniano

El jefe de la Iglesia greco-católica de Ucrania señaló que la sociedad ucraniana ha dado testimonio claro del papel fundamental que desempeñan la Iglesia, el sacerdote y la comunidad eclesial en la vida del sufrido pueblo ucraniano, especialmente en medio de esta brutal guerra.

Esta semana, explicó, nos vimos obligados a empezar a evacuar a nuestra comunidad de la ciudad de Myrnohrad, en la región de Donetsk. Las autoridades estatales también anunciaron la evacuación forzosa de la población de la ciudad de Pokrovsk.

“La dura realidad es que cuando los ocupantes rusos se acercan a una aldea, la destruyen por completo. Es como un muro de fuego que lo envuelve todo. Nadie puede sobrevivir en tales condiciones. El enemigo no libera nada, a pesar de sus afirmaciones, sino que sigue una política de tierra arrasada”, añadió Su Beatitud Sviatoslav.

“Un sacerdote, como un capitán, es el último en desembarcar”.

El jefe de la Iglesia ucraniana explicó finalmente que el sacerdote se enfrenta a preguntas complejas sobre qué debe hacer en tales circunstancias: ¿debe abandonar su iglesia, su ciudad, su pueblo, o debe quedarse para afrontar una muerte segura?

"Un sacerdote", subraya el primado, "es como un capitán, el último en desembarcar. Hoy puedo testificar que nuestros sacerdotes tratan a su pueblo como verdaderos pastores. Por eso sigue creciendo la confianza de los ucranianos, cualquiera que sea su confesión, en los sacerdotes, monjes y monjas de la Iglesia greco-católica ucraniana".