Un cardenal pro-prefecto al servicio de una religiosa "prefecta"

El 6 de enero de 2025, por primera vez en la historia de la Iglesia, el Papa nombró a una religiosa, Sor Simona Brambilla, prefecto -en este caso, "prefecta"- del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Al mismo tiempo, Francisco nombró a un pro-prefecto para este Dicasterio, el cardenal Ángel Fernández Artime. También de forma inusual, ya que hasta ahora solo había pro-prefectos para los Dicasterios que el Papa preside personalmente, como el Santo Oficio —en el pasado— o el Dicasterio para la Evangelización, en la actualidad.
¿Por qué una "prefecta"? Porque en 2022, Francisco promulgó Prædicate Evangelium, una nueva constitución de la curia romana que modifica sus estructuras y su forma de gobierno. Este documento afirma que "cualquier fiel puede presidir un Dicasterio o una oficina", abriendo así el camino a los laicos, hombres y mujeres, a los niveles más altos de la administración de la Santa Sede.
¿Por qué un cardenal prefecto junto con la "prefecta" del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada? Porque este Dicasterio se encarga de los institutos religiosos de derecho pontificio, de la supresión o fusión de los institutos religiosos, y también de la reducción al estado laico de los religiosos por razones disciplinarias.
No hace falta ser un gran erudito para comprender que Sor Brambilla no tiene la autoridad canónica para tomar tales medidas. Incluso el nuevo Derecho canónico estipula: "Los que están investidos del orden sagrado, de acuerdo con las disposiciones del derecho, están cualificados para el poder de gobierno, que pertenece por derecho propio a la Iglesia por institución divina y que también se llama poder de jurisdicción".
Y aquí es donde entra en escena el pro-prefecto... Porque, que nadie se equivoque, el cardenal Artime no es un príncipe consorte puramente decorativo: es el apoyo indispensable de una "prefecta" canónicamente tambaleante.
Su nombramiento le permitirá desempeñar el papel de ejecutor canónico, firmando —por derecho— ciertos actos de gobierno con Sor Brambilla... para eludir las legítimas dudas sobre los actos realizados por una religiosa que —de hecho— no está investida de la orden sagrada.
Dejaremos a los teólogos y canonistas que evalúen la gravedad de esta desastrosa reforma. Mientras tanto, a los ojos del hombre común, Sor Brambilla decidirá y el cardenal Artime lo refrendará canónicamente. Ella gobernará, él ejecutará.
Es la utópica "pirámide invertida" deseada por Francisco: la base al mando, la jerarquía a su servicio. No es una reforma, es una subversión total, realizada mediante miserables "elusiones" canónicas que no engañan a nadie.
Padre Alain Lorans
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Fuente: Dici n°452 – FSSPX.Actualités
Imagen: Dicastère pour les instituts de vie consacrée et les Sociétés de vie apostolique