Un resultado inesperado del Sínodo sobre la Sinodalidad

Catedral de San Pedro en Vannes
No son muchas las buenas noticias sobre el sínodo mundial en preparación en las diócesis, el Sínodo sobre la Sinodalidad. Por lo tanto, no deja de ser interesante este resultado comunicado en la diócesis de Vannes por el sitio Riposte catholique.
La diócesis de Vannes, en el departamento de Morbihan, en Bretaña, publicó su informe tras la clausura de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos. En este se señala que hay una brecha generacional: los jóvenes quieren una mejor liturgia y más claridad doctrinal; así como una generación perdida: las personas entre 40 y 60 años, que no participaron en el proceso.
Por lo tanto, el informe señala "la fuerte existencia de una brecha generacional en nuestra diócesis. Hemos identificado un escollo en las respuestas a los resúmenes preparatorios: las expectativas de las distintas generaciones no son las mismas.
"Las generaciones mayores tienden a criticar la Iglesia, sus ritos, su santidad, su sacerdocio o su vestimenta clerical, mientras que las generaciones más jóvenes exigen más trascendencia, claridad doctrinal y visibilidad del clero.
"Entre otros ejemplos, tenemos la liturgia, donde los jubilados piensan que pueden atraer a los jóvenes excluyendo lo sagrado o el idioma latín, mientras que los jóvenes estudiantes de secundaria nos han comentado su deseo de poder elegir entre la Misa en latín y la Misa en francés".
Con base en este informe, las personas nacidas entre 1962 y 1982 representan una generación perdida: es decir, la generación del Concilio, la que llevó la peor parte de la crisis generada por esta "tercera guerra mundial", como la describía monseñor Marcel Lefebvre.
Las personas nacidas antes de 1962, que participaron en el Concilio, que lo vivieron, son las más críticas con la Iglesia, y están dispuestas a deshacerse de lo sagrado y de la doctrina sin reservas. Por mucho que pese a los relatores, no es una generación perdida, sino una generación sacrificada.
Los más jóvenes, los que padecen esta situación, y que tienen aspiraciones a una vida cristiana más auténtica, representan, cabe esperar, los inicios de un retorno a la verdadera fe y a lo sagrado, esa fe que puede saciar la sed del hombre.
Otro hallazgo es también alentador según el texto del informe: "El uso del hábito clerical o el lugar de la mujer parecen ser cuestiones importantes para nuestros mayores, pero la respuesta de los jóvenes participantes -niños, estudiantes, trabajadores- es que estos temas no son importantes para ellos.
"Las mujeres están muy presentes en la Iglesia: sacristanas, animadoras, catequistas, coristas, organistas, amas de casa, floristas. 'Sufrimos en la Iglesia por el aplastamiento de todas estas mujeres', escribió un participante. Los mayores, muchos de los cuales participaron en el Sínodo, piensan en la Iglesia del mañana para los jóvenes sin comprender plenamente sus necesidades y expectativas.
"Esta situación anacrónica es preocupante. Desafortunadamente, en nuestras asambleas, los jóvenes y los mayores difícilmente se mezclan y, por lo tanto, no intercambian sus puntos de vista, probablemente porque la ausencia de una generación entre ellos es perceptible (los de 40-60 años rara vez o nunca están presentes)".
Lo que demuestra que esta generación sacrificada está tan imbuida de la influencia del mundo que solo puede considerar a la Iglesia bajo un prisma distorsionador. Es algo alentador ver a los jóvenes ser menos sensibles y comprender instintivamente ciertas deformaciones.
Finalmente, el informe reconoce que la Iglesia, en la diócesis, "se ha convertido en propiedad de las personas mayores" que "temen ser desplazados por los recién llegados", en particular por las familias jóvenes: la generación revolucionaria quiere conservar celosamente el poder para perpetuar un levantamiento impugnado por la nueva generación. ¿Será eso clericalismo?
Fuentes: InfoCatolica/Riposte catholique/eglise.catholique.fr – FSSPX.Actualités
Imagen: Libriothecaire, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons