Un sínodo sobre el sínodo: palabras y más palabras

Fuente: FSSPX Actualidad

El 9 de octubre de 2021, el Papa Francisco inauguró oficialmente en Roma el Sínodo sobre la Sinodalidad. Posteriormente, el 17 de octubre, tuvo lugar la apertura en las iglesias locales, antes de la asamblea general de obispos que se celebrará en el Vaticano en 2023.

Dos años de consultas para un sínodo sobre el sínodo. En otras palabras, ¡un sínodo que habla de sí mismo! Esto suena a narcisismo autoindulgente, o a tautología autorreferencial, si empleamos los términos del nuevo idioma romano.

Se proporciona a los participantes un vademécum para permitir una preparación "sinodalmente correcta". En este documento se pueden leer las siguientes palabras: escucha, inclusión, participación, sueño, esperanza, novedad, cambio, estereotipos, prejuicios, diálogo, reconciliación, compartir, periferias, discernimiento, accesibilidad, equidad, corresponsabilidad...

Todo esto pretende tener una gran profundidad, pero lo único que logra es un gran vacío. Porque estas grandes palabras carecen de un complemento que las conecte con la realidad: ¿el sueño de qué? ¿la esperanza de quién? ¿el cambio en qué?

Como en todas las utopías, estas palabras generales que expresan ideas vagas y generosas son elevadas al rango de valores en sí mismas, ídolos absolutos que no pueden ser considerados de manera relativa, sin faltar a la devoción que les es debida.

En este vademécum se dice que la sinodalidad es un "caminar juntos", pero como señala Stefano Fontana en la Nuova Bussola Quotidiana del 9 de septiembre: "El caminar en sí mismo no tiene sentido, y el hecho de hacerlo juntos no lo enriquece en nada". ¿Cuál es el verdadero propósito del sínodo, hacia qué dirección concreta se dirige?

También es necesario "escuchar al Espíritu", como el Concilio Vaticano II que quiso escuchar los "signos de los tiempos" y acabó siendo arrastrado por el espíritu del mundo contemporáneo.

Stefano Fontana comenta acertadamente: "El Espíritu ciertamente debe ser escuchado y ciertamente hoy también habla, pero no podemos pensar que dice cosas contrarias a las que se han dicho durante los últimos dos mil años.

"Que el Espíritu sopla donde lo desea también es cierto, pero eso no quiere decir que sopla en todas partes, y que para escucharlo mejor hay que aceptar todo lo que el mundo produce. […] Una Iglesia que escucha antes de decir lo que piensa es mucho más peligrosa que una Iglesia que dice lo que piensa y luego escucha".

Respecto al peligro señalado en esta última frase, recordemos la declaración hecha por monseñor Bruno Forte, secretario especial del sínodo sobre la familia, sobre lo que Francisco le confió:

"Si hablamos explícitamente de la comunión a los divorciados vueltos a casar, ¡no sabes la que nos montarían 'estos'. Así que no hablemos de manera directa. Tú procura que figuren las premisas, luego ya sacaré yo las conclusiones".

Sacar las conclusiones al final, pero mover los hilos desde ahora. La única pregunta que surge en la apertura de este sínodo es la siguiente: ¿todos los obispos quieren ser marionetas? ¡Marionetas con mitra!

Padre Alain Lorans