Una entrevista al prefecto dimisionario de la liturgia

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Arthur Roche

El 7 de marzo de 2025, el cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y punta de lanza de las restricciones contra la misa en latín, rompió su silencio en una entrevista concedida a la prensa.

Las palabras del jefe de la liturgia del Vaticano, que dimitió el pasado 6 de marzo, ilustran una vez más las limitaciones de un enfoque dictado más por una lógica ideológica que por una visión pastoral real al servicio del bien común de la Iglesia.

"Sic transit gloria mundi". El prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos (DCDDS) pronto tendrá tiempo para meditar lo que los soberanos pontífices se decían a sí mismos en el día de su coronación: habiendo alcanzado el fatídico límite de 75 años el 6 de marzo de 2025, el cardenal Arthur Roche sabe que sus días en el lugar de Pío XII ya están contados.

Una última etapa que el alto prelado ha decidido marcar con una entrevista concedida al periódico conservador The Catholic Herald: todo un símbolo por parte de un eclesiástico cuya historia recordará sobre todo la constante oposición a todo lo que se parezca en mayor o menor medida a la liturgia tradicional. ¿Hizo esto para borrar la imagen de su reputación de enemigo acérrimo de la misa en latín?

En cualquier caso, Mons. Roche emplea un tono más matizado con respecto a los fieles de la liturgia preconciliar, aunque sea con ambigüedad: "A menudo se oye decir que estoy en contra de la misa en latín. Bueno, si mis detractores supieran que celebro la misa en latín casi todos los días", declaró, omitiendo precisar que solo celebra según el rito reformado de Pablo VI, y no según el misal de 1962, a cuya marginación contribuyó en gran medida. 

El núcleo de la entrevista gira en torno a la misa tradicional y las restricciones impuestas por Traditionis Custodes, motu proprio promulgado por el Papa Francisco en 2021. A la pregunta sobre el innegable éxito del antiguo rito entre los jóvenes católicos, el cardenal Roche tranquiliza a sus lectores, subrayando que "no hay nada malo en asistir a la misa celebrada con el misal de 1962".

Una concesión retórica inmediatamente atenuada por una aclaración: la Iglesia ha elegido deliberadamente "alejarse" de esta forma litúrgica por "razones muy válidas", basadas en el espíritu de reforma que prevaleció durante el Concilio Vaticano II. Un espíritu del que el responsable de la liturgia en la Iglesia repite que es el "garante".

De paso, el sucesor del cardenal Sarah en el DCDDS aprovecha para minimizar la devoción por la misa tridentina: "He podido observar con interés la situación a escala mundial, y es evidente que solo un pequeño número de fieles asiste a la misa tradicional. Sin embargo, a menudo hacen mucho ruido, y por eso gozan de una mayor visibilidad de la que representan". Si eso lo hace sentir mejor...

El Catholic Herald también abordó el tema del Sínodo sobre la Sinodalidad, en el que el cardenal Roche ve una oportunidad: "Nunca me habría imaginado la sinodalidad de la manera en que el Papa Francisco la concibió. Es un gran regalo para la Iglesia porque creo que nos enseña a escuchar a la gente con mucha atención, en lugar de convertirnos simplemente en agresivos apologistas".

Unas palabras, en definitiva, acordes con los tiempos en los que está de moda atacar el "proselitismo" en todas sus formas, como no ha dejado de hacer el inquilino de Santa Marta a lo largo de su pontificado.

Una entrevista a modo de clímax para quien pronto dejará su cargo: con palabras que pretenden parecer más apaciguadas, el alto prelado probablemente busca borrar algunos de los aspectos más divisivos de su personalidad y presentarse como un unificador.

Una precaución que no está de más en los tiempos que corren, mientras se organizan las grandes maniobras de la era después de Francisco y más de un porporato se juega su futuro en Roma.