Una liturgia a la deriva

Fuente: FSSPX Actualidad

El momento de la elevación...

Mientras el último motu proprio del Papa Francisco, Desiderio desideravi, intenta reanimar la exangüe nueva liturgia y establece los requisitos para una celebración digna, con la esperanza de que se acepte Traditionis custodes, la realidad ha golpeado a los innovadores con esta lamentable y característica noticia.

Los hechos

El Padre Mattia Bernasconi, vicario de la parroquia de San Luis Gonzaga en Milán, celebró la Eucaristía en el agua, sumergido hasta la cintura, semidesnudo y usando un colchón inflable como altar. El sacerdote de 36 años explicó que había participado en un campamento de verano de una semana para estudiantes de secundaria en el sur de Italia, organizado por Libera, una organización antimafia.

"Queríamos pasar el último día en la playa; era domingo y estaba la cuestión de la misa, que siempre celebramos", declaró Bernasconi al diario italiano Corriere della Sera. "Eran las 10:30 de la mañana y el sol quemaba, así que decidimos ir al único lugar cómodo: el agua", agregó.

La misa, que tuvo lugar frente a las costas de Crotone, en Calabria, al sur de Italia, llamó la atención de los bañistas. Algunos se unieron a la misa, mientras que otros publicaron fotos en línea.

Las secuelas 

El cura, por su parte, se disculpó. "No fue en absoluto mi intención banalizar la Eucaristía o usarla para otros mensajes de ningún tipo", escribió en una carta publicada en el sitio web de su parroquia, donde es vicario para la pastoral juvenil.

"Espero que comprendan mis buenas intenciones, empañadas por un exceso de ingenuidad, y que acepten mis sinceras disculpas", concluye en esta carta de disculpa enviada al arzobispo metropolitano, monseñor Mario Delpini, y a todos los fieles.

Sin embargo, agrega que los padres de los alumnos que participaron en el campamento de verano no se sintieron molestos por esta misa. "Una señora me agradeció y dijo que sentía que la Iglesia se había acercado a ella incluso en la playa. Cualquier lugar es bueno para difundir la palabra del Señor".

El sacerdote finalmente dice que su gesto fue "incomprendido" y que está conmocionado por los numerosos "mensajes de resentimiento" que ha recibido. Contrito, pero no arrepentido... Y, sobre todo, no entiende en qué radica su culpa: rebajar así el sacrificio de la Misa es simplemente monstruoso. Pero se necesita fe para entenderlo.

Por su parte, la arquidiócesis de Crotone-Santa Severina, en la que se realizó esta misa acuática, emitió un comunicado el pasado 25 de julio, en el que dice que es "necesario mantener el mínimo decoro y cuidado de los símbolos exigidos por la naturaleza misma de las celebraciones litúrgicas". Ciertamente, pero lo que dice después aporta un matiz distinto a la situación. 

"En ciertos casos especiales, durante retiros, campamentos escolares, vacaciones, es posible celebrar la misa fuera de una iglesia", precisó la arquidiócesis. "Sin embargo, siempre es necesario ponerse en contacto con los responsables eclesiales del lugar para asesorarse mutuamente sobre la forma más adecuada de llevar a cabo tal celebración eucarística".

La declaración continúa citando la reciente carta del Papa Francisco sobre la liturgia: "Seamos claros aquí: todos los aspectos de la celebración deben cuidarse minuciosamente (espacio, tiempo, gestos, palabras, objetos, ropa, canto, música...) y todas las rúbricas deben ser observadas".

Una reacción católica... de las autoridades civiles

La reacción más enérgica y más católica provino de la fiscalía de Crotone, que abrió una investigación de oficio e inscribió a Don Mattia Bernasconi en el registro de personas investigadas por un posible delito de "ofensa religiosa".

Giuseppe Capoccia, fiscal general de la ciudad de Crotone, consideró apropiado investigar al sacerdote por "ofender una denominación religiosa", según un informe del diario italiano La Repubblica.

Como los espectadores llevaron rápidamente la ceremonia a las redes sociales, la reacción en línea a la foto del sacerdote sin camisa en el agua sosteniendo un cáliz sobre su cabeza fue inmediata. Algunos usuarios se preguntan por qué se permite esta liturgia en un momento en que se ha restringido la misa tradicional en latín.

La respuesta es bien sencilla: la reforma litúrgica, sobre todo si se toma en cuenta el modo en que ha sido vivida y explotada -aún hoy- autoriza por sí misma este tipo de desviaciones. Los ejemplos son innumerables y documentados.

La carta Desiderio desideravi intenta poner algo de orden, pero basta citar el final de la nota de la arquidiócesis de Croton para entender la forma en que dicha carta es comprendida. Citando al Papa Francisco, explica: "Si no fuera por nuestro asombro ante el hecho de que el misterio pascual se hace presente en la concreción de los signos sacramentales, realmente correríamos el riesgo de ser impermeables al océano de gracia que inunda cada celebración".

El acto de este sacerdote, más o menos justificado –en todo caso no condenado– por el obispado, solo ilustra una liturgia a la deriva en un océano de errores.