Vaticano: diario anuncia falsamente la muerte de Benedicto XVI

En la noche del 27 de marzo de 2018, la Santa Sede desmintió rotundamente la falsa noticia al mostrar la imagen de la vistia de Francisco al Papa emérito durante el mediodía de ese mismo martes santo.

El diario italiano se apresuró en publicar un comunicado para rectificar su error: "nos disculpamos por la noticia de la muerte del Papa Ratzinger, una fuente que creímos confiable nos informó de este triste evento (...). Esta noticia carecía de fundamentos, y pedimos una disculpa a nuestros lectores."

Desde hace varias semanas, señala el vaticanista Andrea Tornielli - y sobre todo desde que el mismo Benedicto XVI escribió que se encontraba en una "peregrinación hacia la Casa del Padre", varias agencias solicitan regularmente a sus periodistas acreditados en el Vaticano estar al pendiente de la salud de Joseph Ratzinger. Los artículos para el día de su muerte ya están listos para ser publicados.

Esta no es la primera vez que se anuncia falsamente la muerte de un papa. En los años 90, cuando Juan Pablo II se encontraba de vacaciones en Castelgandolfo, un anciano prelado romano se enteró de que uno de sus amigos cardenales tuvo que partir apresuradamente a la residencia pontifical. Por tanto, dedujo que el Santo Padre había pasado a mejor vida. Creyendo tener información sumamente importante, el prelado pidió al término de la Misa matutina, que celebraba en la Basílica de San Pedro, oraciones por el difunto papa, y esto fue todo lo que se necesitó para que la noticia se difundiera rápidamente por los medios de comunicación. El Vaticano tuvo que publicar una negación. Poco después, Juan Pablo II se encontró con el clérigo culpable y, con una sonrisa, le pidió noticias sobre su salud.

Ya desde Pío XII

El incidente que tuvo lugar al término del pontificado de Pío XII es muy revelador. El 8 de octubre de 1958, una agencia de prensa italiana publicó la noticia falsa de la muerte del Papa Pacelli, quien se encontraba agonizando, y no llegaría al día siguiente. Esto fue suficiente para que cuatro importantes diarios italianos publicaran una edición especial. El incidente fue tal que la Santa Sede realizó una protesta oficial al gobierno italiano.

En este caso, el origen de la noticia falsa fue un alto prelado romano, quien se había puesto de acuerdo con varios vaticanistas para confiarles la exclusiva del deceso del papa. Para este fin, habían convenido en una señal: cuando la cortina de una cierta ventana del palacio de Castelgandolfo se abriera, podrían estar seguros de que el soberano pontífice acababa de morir.

Pero todo el plan colapsó cuando una religiosa, encargada de la limpieza en la habitación donde se encontraba la famosa ventana, abrió la cortina de par en par, produciendo la señal esperada. Los vaticanistas al acecho, en su frenesí sensacionalista, detonaron el mecanismo que les hizo perder toda credibilidad.

Si es que acaso existe el periodismo cristiano, éste debe distinguirse por su preocupación por la verdad, al igual que San Francisco de Sales, santo patrono de los escritores y periodistas.