¿El "acuerdo provisional" con China es una rendición del Vaticano?

Fuente: FSSPX Actualidad

El acuerdo provisional entre el Vaticano y Beijing, firmado el pasado 22 de septiembre, todavía se mantiene oficialmente en secreto (Cf, DICI n°377, octubre 2018). Mientras tanto, los responsables de los asuntos religiosos en las provincias chinas tienen la misión de denunciar los vínculos entre la Iglesia de China con las autoridades extranjeras y eliminar cualquier "interferencia" del Vaticano.

La "sinización" de la Iglesia Católica de China

La agencia católica Ucanews, reportó que se llevó a cabo un "seminario", del 8 al 11 de octubre, en la ciudad de Wuhan (provincia de Hubei), que reunió a 80 sacerdotes, religiosas y laicos, durante el cual el director adjunto del Comité Provincial de Asuntos Étnicos y Religiosos explicó las Regulaciones concernientes a los asuntos religiosos, que habían sido aprobadas el 1 de febrero de 2018. Haciendo hincapié en la política de interferencia del Vaticano en China, exhortó a los presentes a conformar sus actividades religiosas a los intereses del gobierno, según la voluntad del último Congreso Nacional del partido comunista chino para la sinización de la Iglesia. La Iglesia de China debe ser autónoma e independiente de las presiones extranjeras.

El 2 de octubre, el Cardenal Joseph Zen Ze-kiun, obispo emérito de Hong Kong, expresó en su blog su preocupación por ver al Papa Francisco "emocionado al hablar sobre la idea de una nueva era de "unidad", como si el "acuerdo secreto" hubiera logrado establecer milagrosamente una unión perfecta y visible". Y añadió: "La unidad es una cuestión de organización que depende del estricto control del gobierno. Pero, ¿acaso el gobierno permitirá a los creyentes vivir libremente su vida "clandestina"? Definitivamente no... Esto significaría "enjaular" a la Iglesia clandestina.

Este "acuerdo provisional" busca unir a la Iglesia clandestina y la Iglesia patriótica mediante el principio según el cual el Papa Francisco tendría que aprobar a los obispos nominados por Beijing. Recordemos que la Iglesia de China ha estado dividida desde que el partido comunista llegó al poder y tras la creación, en 1950, de la Asociación Católica Patriótica China, colocada bajo la autoridad del Estado, y encargada de designar a los obispos de la llamada Iglesia patriótica, recién creada, lanzando a la clandestinidad a la Iglesia que permaneció en comunión con Roma. "Si bien es verdad que China se abrió un poco más desde la década de 1980, hasta el día de hoy todo sigue estando controlado por el partido comunista chino. La Iglesia oficial en China es controlada por la llamada Asociación Patriótica y por la Conferencia Episcopal, ambas dirigidas por el partido", explica el Cardenal Zen.

"El Papa no entiende a China"

¿Este acuerdo provisional otorga completa libertad a las autoridades chinas para controlar a los católicos? ¿Por qué firmó Beijing un acuerdo con Roma? En el New York Times del 24 de octubre de 2018, el Cardenal Zen publicó un artículo titulado: El Papa no entiende a China. Esto se debe, en su opinión, a que el Papa Francisco no entiende a los comunistas por su origen sudamericano, "donde algunos gobiernos, históricamente controlados por el ejército y los ricos, unieron fuerzas para oprimir a los pobres", quienes, prosigue el Cardenal Zen, eran defendidos por los comunistas y... por algunos jesuitas. Es por esto que el Papa sólo puede sentir simpatía hacia los comunistas, que eran los perseguidos.

Y sin embargo, añade, la Santa Sede y Beijing rompieron relaciones en la década de 1950; miles de católicos fueron arrestados y enviados a los campos de trabajos forzados. "Durante la revolución cultural, la situación era tan terrible que no se puede ni imaginar. Toda una nación estaba bajo la esclavitud. Solemos olvidar estas cosas muy fácilmente."

El Cardenal recuerda que los fieles sufren y están bajo una presión creciente desde principios de año, debido a la implementación de las nuevas regulaciones sobre la práctica de la religión. Actualmente, los sacerdotes clandestinos incluso aconsejan a los fieles dejar de asistir a Misa para evitar ser arrestados. El Cardenal es testigo de primera mano de esto, pues varias personas han acudido a él para quejarse al respecto.

"Hoy", continúa el obispo emérito de Hong Kong, "el Papa Francisco - cuya actitud es naturalmente optimista hacia el comunismo - es alentado por los cínicos a su alrededor a mostrarse optimista con respecto al comunismo en China (...). Pienso que al Cardenal Parolin le preocupa menos la Iglesia que el éxito diplomático. Su objetivo primordial es la restauración de las relaciones formales entre el Vaticano y Beijing."

Más tarde, el 1 de noviembre, el Cardenal Joseph Zen Ze-kiun respondió a las preguntas hechas por Yves Chiron, de la revista Valeurs Actuelles, sobre el Cardenal Pietro Parolin: "¡No tiene fe! Lo único que le interesa es la política. Quiere un acuerdo diplomático con China". Con respecto al gobierno chino, el Cardenal Ze-kiun dijo: "está interesado en lograr un acuerdo diplomático con la Santa Sede únicamente por su prestigio internacional. Exige que el Vaticano rompa sus relaciones diplomáticas con Taiwán y reconozca a la República Popular de China". En cuanto al Papa, el Cardenal se mostró profundamente asombrado al ver que Francisco cree posible la unidad de la Iglesia en China: "Existen tantos hechos conocidos por todos... ¿cómo puede ignorarlos? No será él quien tenga la última palabra en las discusiones con el gobierno chino."

Cardenal Joseph Zen.

¿Hacia la desaparición de la "verdadera Iglesia en China"?

Para el Cardenal chino, el acuerdo significa necesariamente que todos los obispos en China deberán unirse a la Conferencia Episcopal vinculada a la Asociación Patriótica de Católicos Chinos, bajo la autoridad de Beijing. Los obispos "oficiales" son alrededor de 70 y los "clandestinos" únicamente 30, por lo tanto, estos últimos serán forzados a unirse a la llamada Conferencia Episcopal. Serán obligados a unirse a la otra Iglesia y se convertirán en una minoría."

Y añadió: "El acuerdo del Vaticano, llevado a cabo bajo pretexto de unificar la Iglesia en China, significa la aniquilación de la verdadera Iglesia en China."

Para explicar mejor la situación, el Cardenal la expuso de la siguiente manera: "Si yo fuera dibujante, pondría al Santo Padre de rodillas, ofreciendo las llaves del reino de los cielos al presidente Xi Jinping, diciéndole: "Por favor, reconózcame como Papa".

"Es un gobierno ateo que busca, ahora más que nunca, eliminar a la Iglesia", declaró a los periodistas de la Casa Salesiana de Hong Kong, el 26 de septiembre. La agencia de noticias Ucanews informó el 28 de septiembre: "El gobierno chino logrará eliminar exitosamente a la Iglesia clandestina, y con la ayuda del Vaticano. Ahora que el gobierno está fortaleciendo la represión hacia las religiones, ¿cómo pueden pensar que este acuerdo tendrá un final feliz? ¡Es como si san Juan Bautista hubiera negociado con el Rey Herodes!"

El Cardenal también señaló la presencia de dos obispos "oficiales" chinos: Monseñor Guo Jincai, obispo de Chengde, y Monseñor Jean-Baptiste Yang Xiaoting, obispo de Yan’an, en el Sínodo sobre la Juventud. Estos prelados "son conocidos por la relación tan estrecha que mantienen con el gobierno". "¡La presencia de dos emisarios del gobierno ateo y perseguidor es un insulto para los obispos buenos de China y para el Sínodo de los Obispos católicos!", escribió en su blog el 3 de octubre.

El comunismo no es eterno

En un análisis publicado el 27 de septiembre por Eglises d'Asie (EDA), el Padre Jean Charbonnier, un sacerdote perteneciente a Missions Etrangères de Paris (MEP) y especialista en cristianismo chino, precisó que "el acuerdo no implica en modo alguno un cambio en la aplicación brutal de la nueva ley sobre las religiones en vigor desde el pasado mes de febrero." Asimismo, recordó la situación de las diócesis en China: "En el anuario pontificio romano, China tiene 144 diócesis creadas por Roma. La nueva repartición administrativa de las diócesis, hecha bajo los auspicios de la Asociación Patriótica de Católicos, redujo a 96 el número de diócesis. (...) Pero la política de Roma de conservar las diócesis antiguas permitió a los obispos clandestinos unirse a los obispos de las nuevas diócesis oficialmente reconocidas. De este modo, los sacerdotes podrían buscar el patrocinio de la diócesis y obispo que mejor les convenga.

"Desde 1950, la mayoría de las diócesis administradas por obispos y misioneros extranjeros vieron una disminución de dos tercios en el número de sacerdotes. Los períodos de represión, hasta la Revolución Cultural de 1966-1976 disminuyeron aún más el número de sacerdotes chinos. Luego de la nueva política de modernización iniciada por Deng Xiaoping en 1978, los sacerdotes chinos que abandonaron los campos de trabajo forzado o las prisiones pudieron reanudar su ministerio. Su primera preocupación fue enseñar latín a algunos de los jóvenes para preparar a la siguiente generación de sacerdotes. En 1982, fue posible reabrir los seminarios. Afortunadamente, hubo muchas vocaciones hasta finales del siglo XX. Pero en algunas diócesis sólo quedaban dos o tres sacerdotes. En la provincia de Hunan, siete diócesis se consolidaron para formar la diócesis de Changsha, capital de la provincia. El obispo de Changsha tiene alrededor de veinte sacerdotes a su disposición. "Es probable", sugiere el Padre Charbonnier, "que el actual acuerdo contenga una cláusula donde se estipule el reconocimiento del nuevo mapa de las diócesis en China, lo que significa un mayor control de la vida de la Iglesia y condiciones de vida aún más difíciles para los católicos clandestinos."

Para concluir, el Cardenal Joseph Zen Ze-kiun ruega a los obispos y sacerdotes "clandestinos" "¡no iniciar una revolución!". "¿Les están quitando sus iglesias? ¿Ya no pueden celebrar Misas? Vayan a casa y recen con sus fieles. Esperen a que vengan tiempos mejores. Regresen a las catacumbas. El comunismo no es eterno."