Otro Cristo
La mediación sacerdotal opera principalmente a través de los sacramentos, la oración y la predicación.
Los sacerdotes católicos sirven principalmente como mediadores entre Dios y los hombres, uniendo los ámbitos humano y divino por medio de la persona de Cristo. Según palabras de San Pablo, ellos son ministros de Cristo y los dispensadores de los misterios de Dios, tomados de entre los hombres pero establecidos en pro de los hombres en las cosas que conciernen a Dios. Por lo tanto, los sacerdotes constituyen un vínculo indispensable que une el Cielo con la Tierra.
Mediador entre Dios y los hombres
La mediación sacerdotal opera principalmente a través de los sacramentos, la oración y la predicación. Este cometido exige una gran santidad por parte de cada sacerdote, pues él es el servidor íntimo de Dios. El sacerdocio también requiere un gran conocimiento de las verdades morales y religiosas, el desapego de las cosas de este mundo, una obediencia generosa a la voluntad divina y un deseo de sacrificarse por el bien de demás. En última instancia, el sacerdote es “otro Cristo”, el instrumento escogido por Dios para la Salvación.
Instituido directamente por Dios
El sacerdocio católico fue instituido directamente por Dios como el medio principal y ordinario para salvar y santificar a cada alma. Jesucristo, justo antes de sufrir en la Cruz para redimir a la raza humana caída, ordenó a Sus doce Apóstoles con este sacerdocio, ordenándoles ofrecer el Sacrificio de la Misa en Su Nombre y, después de Su Resurrección, otorgándoles el poder de perdonar los pecados. Antes de ascender gloriosamente al Cielo, les ordenó que difundieran la buena nueva del cristianismo por todo el mundo.