El Card. Vingt-Trois pide no desplazar derechos de los niños con cuestiones bioéticas

Fuente: FSSPX Actualidad

El 17 de octubre del 2017, en la Basílica de Santa Clotilde, el Cardenal Vingt-Trois, arzobispo de París, celebró una Misa para los miembros del parlamento y líderes políticos que marcó el regreso de las vacaciones de verano.

Haciendo algunas observaciones en su sermón sobre el diálogo entre Cristo y los fariseos, el cardenal de París habló sobre la expansión exponencial de los medios de comunicación "que enfrentan a los ciudadanos con grandes cantidades de información masiva y comentarios que exceden por mucho el volumen real y ritmo de los eventos." El cardenal ve en toda esta locura "una verdadera bulimia que va generando gradualmente reacciones inmediatas y que sustituye progresivamente los hechos mismos con estas reacciones." Animando a los encargados a practicar una cierta forma de ascetismo, el Cardenal Vingt-Trois declaró: "la comunicación no debe determinar la acción; sino al contrario, es la acción la que debe alimentar la comunicación."

Dar testimonio de la verdad se vuelve más difícil
 

Citando a San Pablo Apóstol, quien dijo: "No me avergüenzo del Evangelio (Rom. 1:16), el arzobispo de París habló extensamente sobre lo difícil que es actualmente predicar el mensaje de la Iglesia en una sociedad extensamente secularizada, una situación similar a la del Apóstol de los Gentiles. "Era judío y fariseo, por nacimiento y por formación, y se vio enfrentado al doble dilema del que la epístola de los Romanos ofrece un vistazo, y que alumbra un poco nuestra propia situación. ¿Cómo puede anunciarse el Evangelio a quienes no son judíos, y cuál es su lugar entre las filosofías paganas y las religiones?"

La respuesta se encuentra en la epístola, en donde San Pablo no comienza presentando revelaciones positivas, sino "la manifestación de Dios que es accesible a todos los seres humanos: símbolo de la creación". "Pues sus cosas invisibles, desde la creación del mundo, son claramente vistas, al ser comprendidas a través de las cosas hechas." Esta observación del Apóstol, explicó el prelado, "brinda a toda inteligencia humana de buena voluntad la posibilidad de escuchar el llamado de Dios a una vida justa y razonable. También expone claramente la misión de los apóstoles en el mundo, quienes deben exhortar a la inteligencia humana a descifrar el camino hacia una vida buena mediante las señales de la creación." Ciertamente el hecho de dirigirse a la inteligencia humana y al conocimiento natural que ésta puede tener de Dios parece una buena estrategia. Especialmente cuando se espera una revisión de las leyes de la bioética en el año 2018.

El arzobispo de París deseó que esto se convierta en "una oportunidad para un verdadero debate sobre los distintos conceptos del ser humano..., especialmente sobre las cuestiones referentes a la reproducción artificial y sus consecuencias previsibles."

El cardenal recordó que en lo tocante a temas sociales como la gestación subrogada y la TRA (tecnología de reproducción asistida), es responsabilidad de los encargados mantener las "caricaturas simples" fuera de los debates y asegurarse de abordar los "verdaderos problemas". Es particularmente importante, explicó, "el hecho de que, actualmente, los derechos de los niños son generalmente desplazados." "No podemos fortalecer una sociedad realmente democrática poniendo los deseos personales por encima de las reflexiones éticas," declaró el prelado, cuyo retiro está cada vez más cerca. El 7 de noviembre, el cardenal cumplirá 75 años, edad en que los obispos están obligados a presentar al soberano pontífice su renuncia.

Una revolución legal en proceso
 

En el 2018, la revisión de la Ley sobre Bioética brindará la oportunidad perfecta al gobierno francés para presentar su proyecto de ampliación del acceso a la TRA para las mujeres solteras o "relacionadas con otra mujer". El Comité Consultivo Nacional de Ética expresó también su deseo de tener un debate más abierto sobre la gestación subrogada relacionada para "parejas del mismo sexo."

El sermón dado por el arzobispo en París proporciona a FSSPX.Actualidad una oportunidad para recordar que la Iglesia Católica no puede permitir jamás la gestación subrogada o la TRA. Hacienco eco de las palabras de Paulo VI en 1968, en su encíclica Humanae Vitae: "El problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de orden biológico o psicológico, demográfico o sociológico, a la luz de una visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino también sobrenatural y eterna."

Para decirlo de una forma más precisa, la postura de la Iglesia está basada en dos principios fundamentales: el estatus del embrión, que debe ser respetado como una persona no nacida, y la dignidad de la procreación que debe tener lugar mediante el acto conyugal - y entre los esposos legítimamente casados. El fin del acto conyugal es dar la vida. Es un acto humano, que tiene un fin y un valor moral, como todos los actos humanos. Estos dos principios honran al Creador, Dios, Señor y Dueño de la vida y la muerte, cuyos derechos sobre su creación permanecen inviolables, y de los cuales pedirá cuentas.