Italia: San José es sustituido por una mujer en un Nacimiento

Fuente: FSSPX Actualidad

El Nacimiento de la parroquia de los Santos Pedro y Pablo, en Capocastello di Mercogliano

Al lector le puede resultar difícil de creer, pero es la triste realidad. En la localidad de Capocastello di Mercogliano, provincia de Avellino, en Campania, el párroco de la iglesia de los Santos Pedro y Pablo, don Vitaliano Della Sala, sustituyó la figura de San José por la de una mujer para subrayar que el futuro de la Iglesia católica radica en la lógica de la inclusión.

El sacerdote no ocultó el motivo de esta sustitución. Quería manifestar “una Iglesia de los excluidos y no de la exclusión”. Según su explicación: "Lo que está en juego en la exclusión, es la supervivencia digna de miles de millones de seres humanos. Con la primacía de la economía, hemos construido un tipo de sociedad que, para sobrevivir, necesita 'excluir, empujar hacia los márgenes o hacia el mar”, añadió don Vitaliano, en referencia a los migrantes que llegan desde África en embarcaciones.

Su discurso se dirigió luego a la Iglesia: "la exclusión no se practica solo en el seno de la sociedad civil: también la Iglesia practica a menudo la exclusión relegando a los márgenes a los auténticos testigos de Jesucristo que trazan nuevos caminos a través de los cuales los últimos, los pobres de Dios, inmediatamente empiezan a caminar, y por el contrario, los tradicionales de signo conservador tropiezan, escandalizados”.

Concluyó haciendo hincapié en este punto: “la lógica de la inclusión es el futuro de la Iglesia; una Iglesia que no margina, que no utiliza la pesada hacha del juicio contra nadie, una “Iglesia de los excluidos y no de la exclusión”, como decía Monseñor Jacques Gaillot, capaz de acoger, de recibir a todo el mundo en ella".

Luego abordó el tema de la familia: “Ya no hay una familia tradicional. Hoy en día existen otros tipos de familias. En los oratorios, en el catecismo, acuden hijos de divorciados, de solteros, pero también de parejas homosexuales. Y debemos tratarlos a todos por igual, con respeto. Es el propio Papa Francisco quien dice que la Iglesia no debe excluir a nadie”, explicó el sacerdote.

Don Vitaliano habló luego “del desprecio, por parte de ciertos sectores de la Iglesia, hacia las “familias arcoíris”. Por eso, continúa, "quería poner una pareja arcoíris [LGBT, nota del editor] en mi Nacimiento, porque también representan un tipo de familia. Y hay que tenerlo en cuenta porque también es por ellos que Jesucristo se encarnó".

Las reacciones en Italia

El Nacimiento de Capostello di Marcogliano y su sacerdote, cercano a los grupos LGBT, provocaron inmediatamente la reacción del senador Maurizio Gasparri, miembro de Forza Italia, que consideró inútil la iniciativa del sacerdote, calificándola incluso de "blasfema".

“Un gesto que deja sin palabras, la eliminación de San José es un acto de verdadera blasfemia y, cabe imaginar, alusiones obvias a la Virgen María. Que el sacerdote reflexione y se dedique a los derechos y a la inclusión sin caer en provocaciones fáciles que ofenden la sensibilidad y no tienen nada que ver con su misión”, concluyó el líder del grupo Forza Italia en el Senado.

¿Un fruto de Fiducia supplicans ?

El senador Gasparri espontáneamente utilizó la palabra correcta: es una blasfemia. En primer lugar, hay una desviación desde un simple punto de vista histórico. Mientras el Nacimiento o Belén del Vaticano reproduce el primer Nacimiento viviente de San Francisco, don Vitaliano desprecia el Evangelio distorsionando la verdad.

Pero, sobre todo, es la manipulación de un símbolo sagrado: la Sagrada Familia, tal como fue querida por Dios y presentada como modelo para todas las familias en los escritos del Magisterio y de los Papas. Este símbolo es despreciado, reducido al rango de instrumento de propaganda de ideologías contrarias a la moral revelada.

Finalmente, se trata de un insulto muy burdo a la Madre de Dios y a su esposo, que solo puede suscitar la indignación de todo verdadero hijo de esta Madre del Cielo, y que exige reparación. Esperamos, sin creerlo realmente, que el obispo local intervenga para exigir que se retire este Nacimiento y se haga la debida reparación en honor de Nuestra Señora.

Sin querer afirmar que Fiducia supplicans es responsable de tal monstruosidad, hay que señalar, sin embargo, que esta Declaración del DDF ha eliminado ciertas barreras que permiten que las desviaciones doctrinales y morales aparezcan ante los ojos de los fieles, incluso en una escenificación del Nacimiento de Jesús.