Lo que se prohíbe en Kinshasa, se autoriza en Roma

Fuente: FSSPX Actualidad

El cardenal Mauro Gambetti

La declaración romana del 18 de diciembre de 2023, Fiducia supplicans, autoriza la bendición de las parejas no casadas o del mismo sexo. Esta bendición puede recibirse ahora en San Pedro de Roma, donde el cardenal Mauro Gambetti, arcipreste de la basílica, la ofrece a las parejas que la soliciten. 

Pero está prohibida en África, donde el cardenal congoleño Fridolin Ambongo, presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar, obtuvo del Papa Francisco una exención para todo el continente.

Por tanto, para no tener que bendecir a las parejas homosexuales, es decir, para no tener que ir en contra de la ley natural y divina, es necesario obtener una exención romana. Por otra parte, para bendecir a tales parejas basta obedecer las indicaciones del cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Tal es el estado de extrema confusión que reina en la Iglesia, dos meses después de la publicación de Fiducia supplicans. Pronto, para vivir según la ley natural y divina, será necesario ir a Kinshasa, en la diócesis del cardenal Ambongo, o a Abuya, en Nigeria, o a Acra, en Ghana...

Los africanos están exentos de la aplicación de Fiducia supplicans debido a que su cultura no tolera a las parejas del mismo sexo. Lo que significa que los no africanos tienen una cultura que admite a estas parejas.

Entonces, ¿hasta qué punto es tolerante esta cultura? Una cultura de la eliminación (cancel culture) que hace desaparecer, en nombre de una pastoral errónea, “lo que se ha creído en todas partes, siempre y por todos”, según las palabras del Commonitorium de San Vicente de Lérins.

Para ser misericordiosamente “inclusivos” con las minorías supuestamente discriminadas por la doctrina y la moral católicas, se excluye en la práctica esa doctrina y esa moral, al tiempo que se pretende venerarlas. En realidad, se aprueba lo que ellas desaprueban. 

Fiducia supplicans debería tener rápidamente consecuencias muy concretas en Suiza. Lógicamente, el cardenal Fernández debería rehabilitar solemnemente al Padre Wendelin Bucheli, quien fue destituido de su cargo de párroco de Bürglen por Monseñor Vitus Huonder, entonces obispo de Coira, por haber bendecido la unión de dos mujeres en 2015.

Desde que el Padre Bucheli justificó sus acciones en un libro publicado en 2018, incluso fue elegido decano de Uri en 2022, ya solo le falta el título de “precursor de Fiducia supplicans”. El prefecto del Dicasterio de la Fe se encargará de ello.

Y las almas buenas, con los ojos nublados por la tristeza, se lamentarán por las iglesias que se vacían, los seminarios que cierran y los sacerdotes que mueren sin ser reemplazados. Esta ceguera ante tal crisis de la Iglesia no requiere la intervención de un oftalmólogo. Esos ojos cansados ​​y abrumados no necesitan colirio, sino santa ira.

Solo ella puede abrirlos a la realidad. “No os engañéis; de Dios nadie se burla: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra en su carne, de la carne segará corrupción; más el que siembra en el Espíritu, del Espíritu segará la vida eterna" (Gal 6, 7-8).

Padre Alain Lorans