Monseñor Georg Bätzing y el cisma alemán

Fuente: FSSPX Actualidad

El episcopado alemán se reúne normalmente dos veces al año. Para una sesión de otoño, en Fulda en el mes de septiembre; y para una sesión de primavera en una ciudad episcopal que cambia cada año. Por primera vez, debido a las restricciones sanitarias, esta segunda sesión se realizó por videoconferencia, del 23 al 25 de febrero de 2021.

Al final de esta conferencia, y según la costumbre, el presidente de la Conferencia Episcopal de Alemania (DBK), Monseñor Bätzing, obispo de Limburgo, presentó el texto resumen entregado a los periodistas durante una conferencia de prensa.

Un "bulldozer" sonriente

El obispo de Limburgo tiene una forma de hablar y una rotundidad que contrasta un poco con su predecesor, el cardenal Reinhard Marx. Además, Monseñor Bätzing se declara gustosamente como "conservador". Pero todo esto es solo una fachada, pues el prelado lidera a la Iglesia de Alemania con determinación en el cisma en formación.

Deben tenerse en cuenta tres puntos en el documento de los obispos alemanes y en la presentación que se hizo del mismo.

Un cambio estructural en la Iglesia

El primer punto se refiere a la transformación deseada y expresada por el Camino Sinodal, de la estructura de la Iglesia, en particular de su sistema judicial, así como de la participación de todos los fieles en la administración, de diversas formas.

En este contexto, Monseñor Bätzing tocó el tema de "la creación de comisiones de reevaluación, ya que las consideraciones están destinadas a modificar el código de procedimiento penal de la Iglesia, estableciendo sus propios tribunales penales y reformando la jurisdicción administrativa de la Iglesia. Estas consideraciones se encuentran ya en una etapa muy avanzada y ahora deben coordinarse con Roma".

Si se sigue el movimiento del Camino Sinodal tal como se ha desarrollado hasta ahora, esto significa que Roma solo tiene que respaldar los desvaríos pseudo-teológicos de los obispos alemanes.

El clavo se hunde profundamente cuando el documento afirma tranquilamente que "en las discusiones de grupo, los obispos también hemos reflexionado sobre la necesidad y la posibilidad de cambiar la tradición viviente de la Iglesia, planteando temas concretos como el 'papel de la mujer' y la 'homosexualidad', entre otros, que están siendo tratados en el Camino Sinodal".

"Cambiar la tradición viva de la Iglesia" ese es precisamente el objetivo. Después de haber transformado el concepto de Tradición de la Iglesia, añadiéndole el adjetivo peligroso de "tradición viva", ahora se acepta, al menos para los obispos alemanes, que esta debe ser evolutiva, y que esta evolución puede ser dirigida por los obispos. ¿Qué queda en todo esto del concepto de Tradición? Nada, absolutamente nada.

La Iglesia es considerada igual a las sociedades fundadas por hombres, y cuyos diversos elementos pueden ser manipulados, desafiando a su Fundador, Dios mismo, Cristo Jesús, quien le otorgó una constitución divina. Pero los obispos alemanes parecen estar por encima de las leyes divinas.

Un cambio ecuménico

Esta evolución debe, por tanto, renovar la Iglesia, pero esto solo se puede hacer en unión con las "otras Iglesias". En efecto, el documento dice: "Somos muy conscientes de que solo podremos lograr esto a nivel ecuménico, con los cristianos de otras confesiones".

En otras palabras, la Iglesia debe caminar de la mano de los herejes protestantes, para encontrar una nueva forma, una nueva constitución, que se adapte a nuestros tiempos contemporáneos. Si todavía se podía dudar del espíritu cismático, incluso herético, del Camino Sinodal, parece que ahora las cosas han quedado bien claras.

La intercomunión

Uno de los temas discutidos entre los obispos alemanes fue un documento del Grupo de Trabajo Ecuménico de Teólogos Católicos y Protestantes "Juntos en la Mesa del Señor", que ya ha generado grandes polémicas.

Recordemos que el responsable de este grupo, por el lado católico, es el mismo Monseñor Bätzing, quien defendió este texto frente a sus colegas del episcopado en la última sesión de otoño de la DBK, debido a una carta del cardenal Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que lo atacaba.

La resistencia continúa en este texto. En resumen, los obispos alemanes sostienen que las objeciones romanas son irrelevantes, o por lo menos, que no están suficientemente fundamentadas. Evidentemente, el argumento de la autoridad no los convence. Sobre todo, porque se han dado a sí mismos la misión de cambiar la tradición viva de la Iglesia...

Monseñor Bätzing afirmó tranquilamente durante la conferencia de prensa que no rechazaría la Sagrada Comunión a un protestante, si este se la pidiera. Al hacerlo, piensa que está de acuerdo con los documentos de los papas.

Y añadió: "Es una práctica que se hace todos los domingos en nuestras parroquias, y esta práctica, yo también la llevo a cabo". Por tanto, no reprende a ningún sacerdote que haga lo mismo.

Además, dio a entender de forma sutil que no es posible ofrecer a los protestantes una invitación general a celebrar la Eucaristía, porque desde una perspectiva católica, esto presupone una comunión eclesial. "Esta todavía no existe", añadió Monseñor Bätzing.

Sin embargo, concluyó el obispo, la decisión de conciencia de los individuos debe ser respetada desde ahora, independientemente de esta comunión.

Por tanto, el árbitro definitivo de un acto litúrgico, que comprende importantes implicaciones canónicas y sobre todo teológicas, es la conciencia. No la ley divina, ni la ley eclesiástica.

¿Qué sucede entonces con la administración de la comunión a cualquier persona presente, excomulgada, budista o musulmana, si su conciencia la reclama? Sin duda, esta cuestión ya se encuentra en los cajones de los obispos cismáticos alemanes que están trabajando en un nuevo estatus para la homosexualidad en la Iglesia.

Como recordatorio, el 25 de mayo de 2018, la Congregación para la Doctrina de la Fe rechazó un documento de los obispos alemanes, que quería introducir la hospitalidad eucarística sistemática para el cónyuge protestante de un católico. Este texto está disponible aquí.