Mozambique: un obispo que lucha contra los yihadistas

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Antonio Juliasse Ferreira Sandramo, obispo de Pemba

En Mozambique, un obispo alertó contra los ataques yihadistas en los que sus fieles son el primer objetivo, lo que ha llevado a una parte de la población a elegir el exilio. Todo ello en medio de la indiferencia casi generalizada de los medios de comunicación, cuya atención sigue centrada en los conflictos que tienen lugar en Ucrania o Gaza.

"Corremos el riesgo de olvidar a las víctimas aquí debido a otras guerras que tienen lugar en otras partes del mundo". La solicitud de ayuda de monseñor Antonio Juliasse Ferreira Sandramo fue transmitida por la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada.

El obispo de Pemba –diócesis de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, una región que se ha convertido en el terreno favorito de los grupos islamistas armados– declaró que pueblos enteros pertenecientes a su distrito eclesiástico han sido borrados del mapa.

El prelado incluso se ha visto obligado a enviar misioneros a las carreteras, lo más cerca posible de las poblaciones que han optado por el exilio, para proporcionarles el apoyo de la misa y los sacramentos.

Un éxodo provocado por los terribles crímenes de los yihadistas que han decidido filmar sus abusos para instaurar el terror: el 12 de enero de 2023, se hizo viral un video que muestra a soldados arrojando cadáveres sobre una pila de objetos domésticos en llamas en el norte del país. Esto ofrece un breve vistazo de lo que está sucediendo lejos de los ojos occidentales, en el corazón de una guerra olvidada.  

En efecto, Cabo Delgado, una región de importancia estratégica debido a sus recursos de gas en particular, se enfrenta desde hace más de cinco años a la violencia de los grupos yihadistas armados: el ejército de Mozambique, apoyado desde 2021 por soldados ruandeses y de países vecinos, lucha por imponerse.

Un nuevo brote de insurgencia yihadista en Cabo Delgado ha provocado la huida de al menos 14,000 personas en las últimas semanas, muchos de ellos niños que huyen de la violencia en autobús, canoa o a pie, según la Organización de las Naciones Unidas para los Migrantes. Gran parte de la violencia está dirigida contra los cristianos, en un país donde el cristianismo representa alrededor del 60% de la población.

“La violencia en la región durante las últimas dos semanas ha sido tal que una docena de aldeas, algunas de ellas muy pobladas, han sido atacadas, lo que ha provocado la destrucción de viviendas, escuelas y hospitales. En estos pueblos todas las capillas cristianas fueron destruidas”, precisó monseñor Sandramo.

El obispo de Pemba recogió los testimonios de religiosos que acompañan a los fieles en su exilio: huyen cargando solo un paquete en la cabeza, llevándose en el mejor de los casos la bicicleta familiar, si la tienen.

“Huyen para salvar sus vidas, para no compartir la suerte de los que fueron decapitados o fusilados”, lamenta el obispo de Pemba, que teme que a partir de ahora “la sed, el hambre y las enfermedades” los alcancen.

En la región, el ejército mozambiqueño afirmó justo antes de la Navidad de 2023 que el 90% de Cabo Delgado había sido protegida, pero analistas independientes advirtieron que los yihadistas solo habían hecho una retirada táctica y tomarían represalias tarde o temprano. Esto es lo que sucede desde hace varias semanas.

El soberano pontífice aludió a la situación durante el Ángelus del 18 de febrero: “La violencia contra poblaciones indefensas, la destrucción de infraestructuras y la inseguridad han vuelto a azotar la provincia de Cabo Delgado, en Mozambique, donde la misión católica de Nuestra Señora de África en Mazezeze también fue incendiada en los últimos días”, dijo.