Turquía: la intolerancia religiosa gana terreno

Fuente: FSSPX Actualidad

Santa Sofía, en Estambul

Aumento significativo de los ataques perpetrados contra iglesias y edificios religiosos no musulmanes, negativa a respetar los mandatos europeos en materia de libertad de culto, islamización total de la sociedad: Turquía no es tan abierta como Recep Tayyip Erdogan intenta hacer creer, según se confirma en el último informe de la Comisión Estadounidense sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) publicado en noviembre de 2023.

La disminución en el número de atentados con bombas contra iglesias o sinagogas turcas en los últimos años, ¿es un resultado que el gobierno turco está tratando de explotar en los medios? ¿O solo es una falsa pretensión? Se podría concluir esto según el último estudio publicado por la Comisión Estadounidense sobre Libertad Religiosa Internacional (USCIRF).

Porque las acciones perpetradas contra propiedades y personas no musulmanas no han disminuido, ni mucho menos: vandalismo de edificios religiosos, violencia física incluso en el interior de lugares de culto o incluso robo de objetos sagrados.

En la mayoría de los casos, la policía no hace nada para detener a los culpables y, en el caso de que sean atrapados, el sistema de justicia turco es muy poco diligente a la hora de condenarlos.

Por ejemplo, entre 2003 y 2022, solo el 35% de los culpables de tales acciones han sido identificados formalmente. Casi la mitad ni siquiera fueron objeto de procedimientos judiciales y, al final, solo una cuarta parte de los culpables fueron realmente sancionados. 

Además de la mala voluntad del Estado turco, el informe de la USCIRF destaca que cuando existe una respuesta de las autoridades, no es uniforme: el ejecutivo condenó firmemente los abusos cometidos contra el cementerio judío de Hasköy, Estambul, en 2022, pero las profanaciones del cementerio cristiano sirio no recibieron el mismo trato… Impunidad para los agresores.

Además de las acciones violentas perpetradas contra cristianos, judíos y minorías no suníes, que en realidad no son más que la punta del iceberg, las vejaciones de la administración son innumerables: confiscación de propiedades, obstáculos burocráticos o falta de mantenimiento de numerosos edificios religiosos que se están deteriorando con el paso de los años.

Por no hablar del hecho de que Turquía, que lleva muchos años intentando formar parte de los países miembros de la Unión Europea (UE), no respeta con el mayor entusiasmo las órdenes de la Corte Europea de Derechos Humanos (TEDH) en cuestiones de libertad de religión.

Así, hace más de un año, en noviembre de 2022, la CEDH ordenó a Turquía que indemnizara a una fundación ortodoxa griega a la que habían despojado injustamente de sus propiedades. La fundación sigue hasta la fecha esperando la indemnización.

Además, a finales de 2022, el Comité de Ministros del Consejo de Europa, responsable de supervisar la aplicación de las decisiones de la CEDH, reveló que la Sublime Puerta tenía 480 casos pendientes de ejecución, lo que convierte a Turquía en el país más condenado por las autoridades europeas: en respuesta, el presidente turco declaró durante su discurso de apertura de la sesión del Parlamento turco el 1 de octubre de 2023 su deseo de no respetar más, “ni siquiera leer”, las decisiones de la CEDH.

Sin embargo, esto no impide que Recep Tayyip Erdogan castigue al mismo tiempo el "racismo", la "xenofobia" y la "islamofobia" de sus vecinos europeos, que, según él, ha alcanzado un "nivel que ya no es tolerable". En realidad es el muecín, quien se burla del minarete…