El cardenal Fernández víctima de sus propias acciones
El cardenal Victor Manuel Fernández
La declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, Fiducia supplicans (18 de diciembre de 2023) que autoriza la bendición de las parejas irregulares o del mismo sexo, es mucho más que una simple declaración. Con el tiempo, se hace evidente que su ambición es introducir una nueva forma de pensar y actuar en todos los ámbitos, mucho más allá de las parejas irregulares o del mismo sexo.
Al inventar una bendición no litúrgica, sino “pastoral, espontánea y breve”, el cardenal Víctor Manuel Fernández estableció una praxis que pretende aplicar a muchas situaciones. Así, pronto será posible asistir a una ordenación de mujeres que no sea litúrgica, sino “pastoral, espontánea y breve”. Un reconocimiento a los masones que no sea doctrinal, sino “pastoral, espontáneo y breve”. Y así sucesivamente.
Se comprende fácilmente que esta espontaneidad y brevedad pastoral son medios especialmente inventados para liberarse de la doctrina y de la moral católicas, afirmando al mismo tiempo –solo formalmente– que de ningún modo se ponen en duda.
Ante semejante engaño, no tiene sentido discutir interminablemente. De forma más sencilla y eficaz, debemos aplicar al cardenal Fernández su propio método. En otras palabras, el cardenal debe ser fiducializado. Esto significa concretamente que cualquier documento emanado de su Dicasterio, que no sea conforme a la tradición, debe ser considerado como:
– una declaración “pastoral”, por tanto, no doctrinal e incluso antidoctrinal;
– una decisión “espontánea”, por tanto, irreflexiva e incluso irracional;
– una indicación “breve”, por tanto, no duradera, obsoleta y biodegradable.
Este es el valor de las enseñanzas del actual prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Ni más ni menos.
Básicamente, aplicar el método de Fiducia supplicans al cardenal Fernández equivale a emplear lo que los angloparlantes llaman un sistema de autorrefutación, un método que se refuta a sí mismo.
Parafraseando al filósofo británico Roger Scruton, se podría decir: “Un prelado que afirma que no hay verdades, o que toda verdad es 'meramente relativa' porque solo importa la pastoral, pide que no se le crea. Por tanto, no hay que creerle".
En definitiva, tenemos aquí una variante cardenalicia de “el cazador se convierte en presa”, o de "el burlador ha sido burlado"...
Padre Alain Lorans
Fuente: Dici n° 442 - FSSPX.Actualités
Imagen: © Vatican news