Nuestra Señora de Šiluva

Fuente: FSSPX Actualidad

Nuestra Señora de Šiluva (Nuestra Señora de los Pinares) es un nombre que se le da a la Virgen María en Lituania, en referencia a un ícono venerado desde el siglo XV, así como a la Virgen y el Niño, que se apareció en 1608 en las ruinas de una iglesia devastada.

La devoción mariana en Šiluva se remonta casi al comienzo del cristianismo en Lituania.

El contexto

Lituania se convirtió tardíamente: Ladislao II Jagiello, bautizado en 1387 durante su matrimonio con la reina de Polonia, se esforzó por difundir la fe católica en su reino todavía pagano.

La primera iglesia

La construcción de la iglesia en Šiluva se debe a la generosidad de un noble, Petras Gedgaudas. En 1457, asignó tierras a un santuario en honor a Nuestra Señora que mandó construir. La iglesia fue dedicada a la Natividad de la Santísima Virgen María. Se dice que un ícono fue traído a Šiluva desde Roma y ofrecido a Petras Simonas Gedgaudas. La iglesia que albergaba el ícono se convirtió rápidamente en un famoso santuario mariano.

En 1532, la población alrededor de Šiluva se volvió predominantemente calvinista. Muy pronto muchas iglesias católicas fueron confiscadas y cerradas. El santuario mariano también se cerró. Hacia 1569, el último párroco escondió los objetos valiosos en un cofre que enterró cerca de la iglesia.

La corriente protestante libró entonces una guerra iconoclasta: se apoderó de las iglesias, destruyó los objetos religiosos y quemó un sinfín de edificios. Luego incendió la iglesia de Šiluva. Pasada la tormenta, una ley autorizó a los católicos a recuperar los bienes incautados, cuando podían hacer valer su derecho.

Luego, los católicos intentaron recuperar la propiedad de la iglesia de Šiluva que había sido confiscada. El caso se prolongó porque habían desaparecido los documentos que acreditaban la propiedad.

La aparición

En el verano de 1608, unos niños que estaban cuidando sus ovejas cerca del pueblo de Šiluva informaron haber visto “una bella señora con un bebé en brazos”, en el lugar donde estaba la antigua iglesia. La señora lloraba amargamente. La noticia se difundió de inmediato. Los niños regresaron al día siguiente acompañados de una pequeña multitud y un pastor calvinista. Todos vieron la aparición, y a la Virgen llorando.

El pastor le preguntó a la Virgen sobre la causa de su dolor; ella respondió: “porque mi amado Hijo ya no es adorado aquí como antes”. Ante esta noticia, un anciano ciego, que había ayudado al sacerdote a ocultar el cofre, indicó el lugar exacto donde había sido enterrado: una vez desenterrado, entregó los documentos que acreditaban la propiedad de la iglesia.

Al encontrar el cofre, el anciano ciego recuperó la vista: este es el primer milagro reconocido de la Virgen de Šiluva. En 1622, la propiedad fue devuelta a la Iglesia católica: “en pocos años, toda la región abjuró del protestantismo” y volvió a la fe católica.

Una pequeña iglesia de madera, bajo el título de la Natividad de la Santísima Virgen María, se construyó en el sitio original, y la pintura encontrada se colocó en el altar mayor. Muy pronto, resultó demasiado pequeña para los numerosos peregrinos. En 1641 se construyó una iglesia mucho más grande.

Veneración

El Papa Pío VI reconoció la autenticidad de la aparición de Šiluva mediante un decreto del 17 de agosto de 1775. El mismo Papa permitió entonces la coronación de la imagen venerada, el 8 de septiembre de 1786. Ese mismo año, se consagró la actual Basílica de la Natividad de la Santísima Virgen María. El edificio es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura barroca tardía en Lituania.

Antes de la Segunda Guerra Mundial, las procesiones partían de todas las ciudades lituanas con destino a Šiluva. El día 13 de cada mes se conocía como el Día de María.

Se construyó una “capilla de la aparición” de estilo neoegipcio y gótico, sobre la roca donde se apareció la Virgen, situada bajo el altar de la capilla.

Patrocinio

El retorno a la fe de muchos lituanos, tras la aparición, hace que se invoque a Nuestra Señora de Šiluva como patrona de los que han abandonado la fe y de los que oran por ellos.

Capilla de la aparición