El camino sinodal hacia una Iglesia nacional alemana (6): reacción de Benedicto XVI

Fuente: FSSPX Actualidad

La Conferencia Episcopal de Alemania (DBK) y el Comité Central de Católicos Alemanes (ZdK) comenzarán un "camino sinodal" el domingo 1 de diciembre de 2019. Los artículos anteriores han demostrado que sus fundamentos están distorsionados y que los objetivos perseguidos por el ZdK son revolucionarios. Esta situación fue denunciada por el expapa Benedicto XVI en el mes de abril.

Antes de intervenir en el debate sobre los fundamentos del camino sinodal, tal como es entendido por la DBK y el ZdK, Benedicto XVI señaló las deficiencias del catolicismo alemán contemporáneo, particularmente relacionadas con la acción del ZdK, en un discurso que pronunció ante su Comité Central el 24 de septiembre de 2011, con motivo de un viaje apostólico a su país natal (22-25 septiembre 2011).

Encuentro con los laicos católicos alemanes

En este discurso, Benedicto XVI, que todavía era Papa, utilizó como principio rector la idea del "viaje de inmersión". Este concepto significa, para aquellos involucrados en el desarrollo en diversos campos, compartir la vida de las personas pobres, a menudo en África, Asia o incluso Europa. Esta experiencia proporciona lecciones que son más difíciles de aprender en los países desarrollados.

Sin embargo, explicó el pontífice, si este programa se llevara a cabo en Alemania, los participantes ciertamente podrían admirar muchas cosas: "el bienestar, el orden y la eficiencia"; pero también verían mucha pobreza en el orden humano y religioso. Esta pobreza es el fruto de un relativismo difuso, que engendra un individualismo exacerbado.

Y el expapa, un gran conocedor de la realidad católica en su propio país, agregó con pertinencia: "En Alemania, la Iglesia está organizada de una manera excelente. Pero, detrás de las estructuras, ¿se encuentra también esa fuerza espiritual que les es relativa, la fuerza de la fe en el Dios vivo? Sinceramente, hemos de decir que hay un exceso de estructuras en relación con el Espíritu. Añado: la verdadera crisis de la Iglesia en el mundo occidental es una crisis de fe. Si no logramos una verdadera renovación de la fe, toda la reforma estructural seguirá siendo ineficaz".

Estas líneas describen perfectamente al ZdK: una máquina imponente, con un presupuesto de 2.5 millones de euros, y una representación importante debido a las personalidades que lo componen y sus vínculos con los partidos políticos. Pero la fe parece inexistente, como se desprende claramente de las condiciones del ZdK para participar en el camino sinodal (ver nuestro artículo).

La reacción del papa emérito ante la crisis de abusos

El 11 de abril de 2019, el expapa alemán publicó un texto en el que expresó su opinión sobre la crisis de abusos de menores, que es la causa principal de la decisión tomada por la DBK de lanzar el camino sinodal. El análisis de este evento desde su génesis permite comprender mejor las motivaciones de Benedicto XVI. Este texto fue publicado en FSSPX.Actualidad en abril de 2019, por lo que recordaremos su contenido en los siguientes párrafos.

Una identificación de las causas

El documento comienza buscando las causas de la crisis de abusos, tal y como el cardenal Joseph Ratzinger pudo analizarlas durante su mandato como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un puesto de observación privilegiado. Su análisis contrasta fuertemente con el informe MHG, comisionado por la Conferencia Episcopal de Alemania, así como con otras intervenciones que se llevaron a cabo, especialmente con motivo de la cumbre celebrada en Roma por el Papa Francisco en febrero de 2019.

La primera causa radica en el contexto social de la liberalización de la moral y las costumbres: "en la década de 1960, tuvo lugar un evento de una magnitud sin precedentes en la historia. Se puede decir que en el transcurso de veinte años, de 1960 a 1980, las normas de la sexualidad se desplomaron por completo". Para recordar bien este tema, conviene traer a la mente las demandas pansexuales y la promoción de la pedofilia.

Una segunda causa está relacionada con la revolución de la teología moral y la enseñanza de la Iglesia en materia de moral. Benedicto XVI escribe: "Hasta antes del Concilio Vaticano II, la teología moral católica se basaba en gran medida en la ley natural, mientras que las Sagradas Escrituras solo se citaban como contexto o fundamento. En la lucha del Concilio por una nueva comprensión de la Revelación, se abandonó en gran parte la opción de la ley natural, y se reclamó una teología moral completamente basada en la Biblia." Una confesión importante: el Concilio queda señalado como el responsable del abandono de la ley natural. De ahí los innumerables excesos y abusos del relativismo moral.

Finalmente, existe una tercera causa: el rechazo del magisterio de la Iglesia, que ya no se reconoce como infalible en materia de moral. Esto conduce a la creencia de que "la iglesia no tiene y no puede tener su propia moral". Por consiguiente, todo - o casi todo - es posible.

Los efectos derivados de estas causas: rupturas catastróficas

En opinión del expapa, las causas señaladas por él han provocado tres rupturas esenciales.

Una ruptura en la formación de los seminarios: "Con respecto al problema de la preparación al ministerio sacerdotal en los seminarios, hay ciertamente una ruptura profunda con la forma anterior de esta preparación". Esta ruptura en la formación permitió que, "en muchos seminarios, se formaran clanes homosexuales, que actuando de manera más o menos abierta han transformado significativamente el ambiente de los seminarios".

Una ruptura en el reclutamiento de obispos: En este ambiente de colapso moral, Joseph Ratzinger reconoce que la implementación del Concilio tuvo el efecto de promover en la jerarquía de la Iglesia a pastores insuficientemente capacitados para sus tareas. Concretamente, "uno de los principales criterios para el nombramiento de nuevos obispos era su "conciliaridad", un término que podía tener significados muy distintos. En numerosos sectores de la Iglesia, las actitudes conciliares se entendieron como una actitud crítica o negativa hacia la tradición existente".

Una ruptura en la legislación canónica: En este punto, Benedicto XVI aborda directamente el tema de la pedofilia y la insuficiencia de los medios de represión previstos por el nuevo Código de Derecho Canónico, promulgado en 1983. Este pasaje es particularmente instructivo: "La cuestión de la pedofilia (...) se planteó hasta la segunda mitad de los años ochenta". Los obispos "pidieron ayuda porque el derecho canónico, consignado en el nuevo Código (1983), parecía insuficiente para tomar las medidas necesarias".

En el origen de esta debilidad, "había un problema fundamental en la percepción del derecho penal. Solo el garantismo1 , fue considerado "conciliar". Por encima de todo, los derechos del acusado tenían que garantizarse, en un grado que excluyera cualquier condena. (...) El derecho a la defensa por medio de la garantía se extendió a un punto tal que las condenas eran difícilmente posibles". Esta lesión de la justicia, insertada en la ley y deliberadamente deseada, ha provocado de facto y en su causa, la protección de los abusadores.

En la tercera parte de su artículo, Benedicto XVI propone soluciones.

Un diagnóstico valiente

El texto demuestra valentía y proporciona un diagnóstico a la crisis de abusos mucho mejor que el informe MHG. Sin embargo, sigue siendo insuficiente debido a que se enfoca más en los síntomas del mal que en su fuente envenenada: el Concilio Vaticano II y su adaptación al mundo. Sin embargo, tiene el mérito de sugerir tres aspectos raramente mencionados:

- La cuestión de los abusos de menores, aunque no es ninguna novedad, ha aumentado considerablemente en el período posterior al Concilio. El Concilio tiene una doble culpa: haber derribado las barreras que protegían la doctrina y la moral; y haber provocado un laxismo culpable en el reclutamiento, formación y protección de las vocaciones sacerdotales y el clero, a medida que la sociedad se volvía cada vez más permisiva.

- El espíritu del Concilio y la reforma del derecho canónico han hecho que sea más difícil castigar a los culpables imponiéndoles sanciones justas. Las leyes existían anteriormente, y se aplicaban en mayor o menor medida, pero fueron reemplazadas por leyes insuficientes que la autoridad ha tenido que rodear.

- Los errores respecto a la Iglesia, su magisterio, su ley y su constitución divina, provocan o permiten todas las desviaciones que han invadido a la Iglesia actualmente.

El arma diabólica del camino sinodal

Estas conclusiones permiten emitir un juicio sobre la génesis y los objetivos anunciados del camino sinodal en Alemania.

Sus premisas están equivocadas. Querer mostrar, según el informe MGH, que los abusos son una constante en la Iglesia, y que por lo tanto están vinculados a la estructura misma del Cuerpo Místico que es la Iglesia, es una mentira. El problema radica, en primer lugar, en la falta de santidad del clero. La Iglesia ciertamente ha atravesado otros períodos en los que esta santidad fue muy deficiente. Sin embargo, estos períodos de decadencia en el clero generalmente llegaron a su fin mediante concilios reformadores que restablecieron la doctrina, la piedad y la disciplina, al mismo tiempo que la Providencia suscitó santos obispos y santos sacerdotes para mostrar el camino de la renovación. Por el contrario, muy lejos de la primavera de la Iglesia anunciada por el Concilio Vaticano II, la crisis del clero ha empeorado de forma inaudita.

El camino sinodal utiliza medios revolucionarios. El triple poder en la Iglesia reside en el magisterio (enseñanza), el orden (santificación) y la jurisdicción (que establece las leyes y juzga los delitos). Por voluntad divina, como lo enseña la Revelación, estos poderes se unen en la persona del obispo y, en su más alto poder, en el papa. Por lo tanto, son inseparables, aun cuando algunos superiores solo pueden ejercer uno u otro. Es por eso que no corresponde a los laicos juzgar ni decidir en materia de fe y moral.

Finalmente, sus objetivos, tal y como han sido expresados por el ZdK como la condición de su participación, son incompatibles con la fe católica. Querer separar este triple poder, o conferir el sacerdocio a las mujeres es absolutamente imposible. Afirmar que estas cuestiones están abiertas a la discusión es caer en el error.

Este "camino" sale de la herejía y conduce a la herejía. Lo único que demuestra es que la Iglesia de Alemania ya está en cisma y que quisiera que se le reconozca la prerrogativa de permanecer allí, mientras trata de ser un ejemplo para aquellos tentados a seguirla. Queda por ver qué hará Francisco, pastor supremo, por estos hijos extraviados.

  • 1Obligación de garantizar a una persona el goce de sus derechos.