Hungría: el católico Tamás Sulyok elegido presidente

Fuente: FSSPX Actualidad

Tamás Sulyok

La Asamblea Nacional húngara procedió a la elección del presidente de la república el lunes 26 de febrero de 2024. Tamás Sulyok, propuesto por el partido gobernante Fidesz, obtuvo el apoyo de 134 diputados presentes. Los partidos de la oposición se retiraron al no haber logrado ponerse de acuerdo sobre un candidato.

Las aptitudes del presidente de la república de Hungría

El presidente “expresa la unidad de la nación y garantiza el funcionamiento democrático de las instituciones”. Es el comandante en jefe del ejército húngaro, representa a Hungría, fija la fecha de las elecciones, convoca la Asamblea después de las elecciones, puede disolverla y también puede hacer verificar la conformidad de una ley mediante el Tribunal Constitucional.

También propone el nombre del primer ministro, nombra jueces, ministros, el presidente del Banco Nacional y otros cargos; otorga condecoraciones, recompensas y títulos. Finalmente, con el acuerdo del gobierno, ejerce el derecho de gracia individual. Fue por ejercer indebidamente este derecho que Katalin Novák, la anterior presidenta, se vio obligada a dimitir el 10 de febrero.

La trayectoria de Tamás Sulyok

El nuevo presidente, de 67 años, es licenciado en Derecho por la Universidad de Szeged en 1980. Al no poder convertirse en juez en aquel momento sin afiliarse al Partido Socialista Obrero Húngaro (MSZMP), se convirtió en asesor jurídico. Tras el cambio de régimen, se convirtió en abogado. En 2000 fue nombrado cónsul honorario de Austria en Szeged.

En 2014 fue nombrado juez del Tribunal Constitucional. En 2020, Tamás Sulyok fue elegido presidente del Tribunal de Casación. Dos años después, en noviembre de 2016, fue elegido presidente del Tribunal Constitucional para un mandato de 10 años. Esta elección de Sulyok fortaleció la legitimidad del Tribunal Constitucional.

El discurso tras su elección

En este discurso, el nuevo jefe de Estado dijo: “nosotros, los húngaros, somos un pueblo europeo orgulloso, decidido a hacer valer nuestros derechos por todos los medios, y podemos hacerlo con convicción, emoción y humor”.

Habló también de la pérdida del concepto de Estado de derecho y de su transformación en el enfoque político actual de Europa, que es puramente utilitario. Afirmó querer una Europa donde los valores sean más importantes que los intereses. Explicó que no existen valores europeos independientes de los Estados miembros, sino que se puede desarrollar un sistema de valores europeos a partir de los valores constitucionales de los Estados miembros, comunes a todos.

Para el nuevo presidente, la soberanía es conceptualmente indivisible y, por tanto, los estados miembros de la Unión Europea, incluida Hungría, no transfieren soberanía a la Unión, sino competencias, y lo hacen porque el ejercicio conjunto de estas competencias es más efectivo que si fueran ejercidas por los propios países miembros.

"También estoy firmemente convencido de que actualmente no existe una única nación política europea, sino que solo las naciones políticas de los países miembros pueden considerarse factores de construcción del Estado", afirmó. “Esta es una de las razones por las que la Unión Europea no es un Estado".

Por último, dijo con razón que “los temores de nuestros predecesores de que después de Trianon [el Tratado de Trianon de 1920, que redujo Hungría a dos tercios de su superficie], nos disolveríamos en un crisol de otros pueblos tal vez nunca han sido más realista que hoy".

La democracia sin cristianismo conduce a la tiranía

Para Tamás Sulyok, es un hecho que la idea básica de la fundación de la UE proviene del “pensamiento cristiano”. En varios artículos y discursos ha destacado que este hecho es indicativo del movimiento paneuropeo. Pensadores europeos como Otto von Habsburg aspiraban a “crear la unidad de una Europa cristiana libre del nihilismo, el ateísmo y el comunismo”.

El nuevo presidente citó varias declaraciones de estos personajes, según las cuales la democracia solo puede ser necesariamente cristiana, porque si es anticristiana conduce inevitablemente a la anarquía o la tiranía.