La absolución sacramental

Fuente: FSSPX Actualidad

La absolución es el acto por el cual el confesor, actuando en nombre de Jesucristo y en su lugar, remite los pecados al penitente arrepentido que ha confesado sus faltas.

Si falta alguna de estas disposiciones, si el penitente, dice el Ritual Romano, se niega a renunciar a sus odios o enemistades, a restituir el objeto de un robo o a reparar el daño hecho, a enmendar su vida o alejarse de una ocasión de pecado, a detener un escándalo, etc., el sacerdote no puede darle la absolución.

El secreto de confesión

El sacerdote debe guardar inviolablemente el secreto de confesión. No puede revelar los pecados que ha escuchado, ni traicionar al pecador, bajo ninguna circunstancia. No puede hacer ningún uso de lo que ha escuchado en la confesión, independientemente de lo que se trate. La violación del secreto de confesión se castiga con las penas más graves.

La historia nos habla de un gran número de sacerdotes católicos que han preferido soportar los tormentos más terribles, e incluso la muerte, antes que traicionar este secreto. San Juan Nepomuceno murió como mátir por esta razón en 1383.