China: ¿fin del cisma o rendición?

Fuente: FSSPX Actualidad

El 22 de septiembre de 2018, la Santa Sede y la República Popular de China elaboraron un modus vivendi relativo a la nominación de obispos, para poner fin a casi setenta años de cisma.

"El objetivo de este acuerdo no es político sino pastoral, permitiendo a los fieles tener obispos que estén en plena comunión con Roma pero reconocidos también por las autoridades chinas", explicó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, el 22 de septiembre.

El secretario de Estado de la Santa Sede, el Cardenal Pietro Parolin, insistió en la importancia del acuerdo, al que llamó un hecho histórico: "Por primera vez en décadas, todos los obispos en China están en comunión con el obispo de Roma."

Sin embargo, hay todavía muchas preguntas que permanecen sin respuesta, especialmente la "sinización" de las religiones, objetivo que busca conseguir el gobierno comunista totalitario de Xi Jinping.

El término "sinización" puede abarcar múltiples realidades, y muchos de los católicos de la Iglesia clandestina que permanecieron fieles a Roma a pesar de todas las oposiciones temen que este acuerdo temporal tendrá como consecuencia que el Partido termine oprimiendo a la Iglesia, la cual será vaciada de su contenido espiritual y transformada en una asociación indefinida.

La crítica más sobresaliente proviene del Cardenal Joseph Zen, el prelado de ochenta y seis años que fue obispo de Hong Kong, y que se retiró hace casi 10 años. El Cardenal Zen se ha hecho famoso en los medios de comunicación por oponerse, en principio, a cualquier acuerdo entre la Iglesia y el régimen comunista. El 22 de septiembre, denunció un acuerdo que considera "una obra maestra de creatividad al no decir nada empleando muchas palabras", especialmente porque todo lo que contiene es secreto. Así es como resumió el mensaje del Papa Francisco a los fieles chinos: sólo tienen que obedecer a su gobierno, que ahora puede afirmar "¡estar de acuerdo con el Vaticano!"

El prelado chino insistió: el acuerdo es una "increíble traición y una rendición incondicional. Están entregando el rebaño a la boca de los lobos."

El Papa Francisco respondió a las críticas del Cardenal Zen tres días después, el 25 de septiembre, durante el vuelo de regreso de su viaje apostólico a los países bálticos. El cardenal secretario de Estado, explicó, "estudió todos los documentos, hasta la última coma", lo cual, para el Santo Padre, es la prueba de que se trata de un acuerdo "muy seguro". En cualquier caso, "es el Papa quien nominará a los obispos en China. ¡Seré yo, eso está claro!", insistió Francisco.

Aunque es demasiado pronto para emitir un juicio definitivo, nunca lo será para pedir que los católicos chinos puedan un día practicar libremente su religión sin vejaciones ni persecuciones del omnipresente partido comunista.