Reseña de prensa: las interminables consecuencias de “Fiducia supplicans” (1)

Fuente: FSSPX Actualidad

La enérgica oposición suscitada en todo el mundo por la publicación de Fiducia supplicans no ha impedido que el Papa Francisco defienda obstinadamente este documento que autoriza la bendición de las parejas no casadas religiosamente o del mismo sexo.

El Papa Francisco apoya Fiducia Supplicans enérgica y desesperadamente 

En el diario italiano La Stampa del 29 de enero de 2024, el soberano pontífice declaró, no sin cierta indiferencia: “Quienes protestan con vehemencia [contra Fiducia Supplicans] pertenecen a pequeños grupos ideológicos.

"Los africanos son un caso especial: para ellos, la homosexualidad es algo 'desagradable' [el término utilizado en italiano es más trivial: 'feo'. NDLR] desde el punto de vista cultural, no lo toleran. Pero, en general, confío en que, poco a poco, todos acepten el espíritu de la declaración Fiducia supplicans del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que busca incluir, no dividir. Invita a las personas a acoger y luego a confiarse a Dios".

A la pregunta: ¿Teme usted un cisma?, Francisco respondió: "No. Siempre ha habido pequeños grupos en la Iglesia que se manifiestan, con reflexiones de carácter cismático... Hay que dejarlos hacerlo, pasar de largo... y mirar hacia adelante". Y luego reiteró su deseo para la Iglesia desde su elección:

"Sueño con una Iglesia que sepa estar cerca de las personas en lo concreto y en los matices de la vida cotidiana. Sigo creyendo en lo que dije en las Congregaciones Generales, en esas reuniones de cardenales que preceden al cónclave: 'La Iglesia está llamada a salir de sí misma y a avanzar hacia las periferias, no solo geográficas sino también existenciales: las del misterio del pecado, del dolor, de la injusticia, de la ignorancia y de la falta de fe, del pensamiento, de toda forma de miseria'".

El 31 de enero en La Nuova Bussola Quotidiana, Riccardo Cascioli escribe: “Ante la enérgica oposición internacional, el Papa no retrocede – como muchos lo han pedido – sino que intenta enturbiar las aguas, corroborando una historia claramente falsa e insultante sobre supuestos enemigos, llamándolos corazones cerrados que no son verdaderos cristianos, y que quieren dividir a la Iglesia.

"Es triste ver a un Papa jugando al prestidigitador con las palabras para avanzar en su agenda, pero hay que tomar nota, y también reconocer que no es la primera vez".

El periodista italiano señala un “punto que merece ser subrayado: al estigmatizar la cultura africana para la cual la homosexualidad es una cosa 'fea', el Papa Francisco pretende afirmar [implícitamente] que la homosexualidad es una cosa 'buena', es decir, lo contrario a lo que afirma el catecismo de la Iglesia Católica. Por tanto, es evidente –si alguien todavía lo dudaba– que Fiducia supplicans tiene como fuente precisamente la convicción de que la homosexualidad es una variante normal de la sexualidad; y pretende lograr que toda la Iglesia acepte 'pastoralmente' este punto de vista".

A pesar de la actitud imperturbable que muestra, el Papa se sintió obligado a aclarar, el 26 de enero, ante los miembros del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: "Cuando una pareja se acerca espontáneamente a pedir una bendición, no bendecimos la unión, sino simplemente a las personas que, juntas, la pidieron. No bendecimos la unión, sino a las personas, naturalmente teniendo en cuenta el contexto, las sensibilidades, los lugares y las formas más adecuadas de hacerlo".

– Claramente, no se bendice a un par de personas que viven juntas, sino a personas que han pedido juntas una bendición. Es como el encuentro interreligioso de Asís en 1986, donde era necesario comprender que “no oramos juntos [Alá, Buda o Zoroastro]”, ¡sino que “estábamos juntos para orar”!

En el blog de Marco Tosatti, el 5 de febrero, el argentino José Arturo Quarracino [sobrino del cardenal de Buenos Aires al que sucedió monseñor Bergoglio] no se anduvo con rodeos: "Estrictamente hablando, el Papa Francisco y sus acólitos son quienes constituyen los “pequeños grupos ideológicos” y los “pequeños grupos que huelen a cisma” en contradicción con la Revelación y el depósito de la fe confiado a la Iglesia". Y denuncia enérgicamente un abuso de poder:

“Esta declaración no fue analizada, discutida ni evaluada dentro del Dicasterio de la Fe, y no fueron consultados los obispos de los diferentes continentes. Fue inspirada por el pontífice, escrita por el Cardenal Fernández, y comunicada a toda la Iglesia universal como la palabra “santa y revelada” del Obispo de Roma, con base en… la palabra de Bergoglio, –sin Sagrada Escritura, Tradición Apostólica ni el Magisterio eclesiástico de dos mil años de antigüedad para sostenerla, sino únicamente el 'magisterio pastoral' de Francisco…"