Se cierra el telón para el "spin doctor" del Papa

Fuente: FSSPX Actualidad

El Padre Antonio Spadaro con el Papa Francisco

El influyente director de la revista jesuita más prestigiosa de Italia tuvo que renunciar a su cargo y ha sido nombrado al cuarto puesto del Dicasterio para la Cultura. Una transferencia sorprendente en más de un sentido para quien hasta ahora se presentaba como uno de los hombres del círculo íntimo del actual pontificado, y que demuestra cuán variables son las cartas en Santa Marta.

"Queridos lectores, después de 25 años de mi vida al servicio de la revista, 12 de ellos como director, ha llegado el momento de agradecerles y pasar la antorcha a mi sucesor, el Padre Nuno da Silva Gonçalves, exrector de la Pontificia Universidad Gregoriana". Fue con estas palabras que el Padre Antonio Spadaro informó a los lectores de Civiltà Cattolica del cambio de dirección de la publicación jesuita más prestigiosa de Italia.

Sin embargo, el religioso no se quedó sin trabajo: en "X", agradeció al soberano pontífice y al cardenal Tolentino de Mendonça "quien, al saber que dejaría mis funciones en la Civiltà Cattolica, me pidió que empleara mis energías en el servicio del Dicasterio para la Cultura. Este es un nuevo capítulo que se abre y que espero me permitirá poner en práctica lo que he aprendido de mi experiencia anterior".

Más allá de las frases acordadas, el traslado del Padre Sapadaro, considerado el spin doctor –experto en relaciones públicas– del Papa Francisco en más de un tema delicado, marca una etapa e ilustra un nuevo reparto de cartas en los círculos de poder del actual pontificado.

El Padre Antonio Spadaro tomó las riendas de la prestigiosa revista jesuita, cuyos borradores eran leídos por la Secretaría de Estado, en septiembre de 2011, cuando empezaban a soplar los fuertes vendavales que llevaron a la renuncia del Papa Benedicto XVI: en particular la primera ola de los Vatileaks y las posiciones rotundas de Monseñor Carlo Maria Vigano.

La elección del Papa Francisco en marzo de 2013, primer Papa jesuita de la historia, resonó en los oídos del Padre Spadaro como los acentos de la parábola de las bodas: "sube más alto", se escuchó decir el jesuita, impulsado durante aproximadamente diez años.

Entrevistas exclusivas con el soberano pontífice, evitando sistemáticamente los servicios de información del Vaticano -en una de ellas el pontífice argentino comparó a la Iglesia con un "hospital de campaña", en una metáfora que sigue siendo célebre- participación en 43 viajes apostólicos a bordo del avión pontificio, artículos publicados periódicamente en Osservatore Romano dirigido por uno de sus amigos, Andrea Monda, etc.

Como tantos otros antes que él, Antonio Spadaro parece compartir el destino desastroso del desafortunado Ícaro: atrapado en el foco mediático, el director de la Civiltà Cattolica quizás no midió bien la reserva que necesitaba y no se limitó a hacer amigos. Sin mencionar las posiciones que rayan en la herejía y las acaloradas controversias que tienen lugar en la pendiente resbaladiza de la política italiana.

Hasta el punto de que la prensa romana, beneficiándose de algunas indiscreciones provenientes de Santa Marta, esas famosas "habladurías" que molestan al Santo Padre, habla desde hace varias semanas de un "enfriamiento" de las relaciones con su "amigo el Papa".

¿Deberíamos ver una relación de causa y efecto? Tras una consulta interna, el general de los jesuitas, el Padre Arturo Sosa Abascal, decidió poner fin a las funciones del director de la Civiltà Cattolica, quien fue lanzado en paracaídas a la Curia en un puesto que no requiere recibir el episcopado. Un premio de consolación que quizás permitirá a Antonio Spadaro obtener un asiento plegable en el avión pontificio, durante un futuro viaje apostólico.

El Padre Nuno Enrique Sancho da Silva Gonçalves será, a partir del 1 de octubre, el primer jesuita no italiano en tomar las riendas de Civilita Cattolica. Un hombre presentado a su vez por la prensa italiana como "amigo del Papa", y al que le vendría bien meditar sobre el célebre aforismo: "Dios mío, cuídame de mis amigos. ¡De mis enemigos me ocupo yo!"