¿Qué Papa seguirá después de Francisco? (2)

Fuente: FSSPX Actualidad

En Roma, la cuestión de la sucesión del Papa Francisco se ha vuelto cada vez más grave desde que su salud se ha deteriorado. La sala de prensa del Vaticano emite frecuentes pero escuetos comunicados, explicando que el Santo Padre tuvo que cancelar tal o cual cita, a raíz de una “fuerte gripe”. Es en estas condiciones que un cardenal (que firma como Demos II) esboza el retrato del futuro Papa.

No sabemos quién será el próximo Papa, pero sí lo que no debería ser

El hecho es que el documento de Demos II presenta un boceto a contrario del futuro Papa. Muestra lo que no debería ser: un Francisco II. En La Nuova Bussola Quotidiana del 1 de marzo, Stefano Fontana enumera la lista de reproches hechas por Demos II al actual pontificado, para guiar a los conclavistas en la dirección opuesta:

– El papel del papado se ha transformado: de garante de la confirmación de los hermanos en la fe, ha pasado a ser un “modelo de ambigüedad en materia de fe”.
– La exasperación de la misericordia de Dios en detrimento de su justicia.
– La historización de “verdades objetivas e inmutables sobre el mundo y la naturaleza humana”.
– Una hermenéutica extravagante de la palabra de Dios contenida en las Escrituras.
– La revisión del concepto de pecado.
– Reservas sobre la misión evangelizadora de la Iglesia.
– Una interpretación implícita de Vaticano II como ajeno a la continuidad.
– La problemática visión del sensus fidelium distorsionada por la lupa de la “teología del pueblo”.
– La tendencia a modificar las enseñanzas para adaptarlas al mundo.
– Subestimar el contenido de las verdades creídas y considerar la doctrina como rígida y abstracta.
– Desprecio del derecho canónico.

En Il Giornale del 3 de marzo, Nico Spuntoni recuerda oportunamente la amenaza que se cierne: “la posibilidad de una reforma del cónclave que podría cambiar el juego. En diciembre pasado, la vaticanista estadounidense Diane Montagna fue la primera en lanzar en The Remnant el rumor de que el Papa estaba examinando un borrador de documento destinado a abolir las congregaciones generales [antes de la celebración del cónclave], a reorganizar el trabajo en pequeños grupos, como en el sínodo [con “facilitadores” para obtener un consenso], y también a otorgar el derecho de voto a religiosas y laicos". – Sobre este tema, leer "¿Un cónclave hecho a medida para el sucesor de Francisco?"

Un Papa blanco, un Papa negro

El 15 de febrero, el blog argentino The Wanderer presentó algunas hipótesis citando varios nombres. Toma como base el hecho de que "los cardenales no se conocen entre ellos, porque Francisco ha poblado el Sacro Colegio con personalidades desconocidas que apacientan a su rebaño en países lejanos", y solo muy ocasionalmente se reunen en el consistorio de Roma.

"Esto significa, naturalmente, que los candidatos con más probabilidades de ser elegidos son los más universalmente conocidos. De ahí la tesis que hemos presentado según la cual uno de ellos sería el cardenal Pietro Parolin, del que también habló Marco Tosatti hace unos días: el Secretario de Estado sería apoyado por los cardenales de la Curia, por los progresistas, ya que él mismo es uno, y por ciertos conservadores que lo considerarían un mal menor ante la posibilidad de un nuevo Bergoglio".

Pero The Wanderer menciona a un recién llegado entre los cardenales que podrían ser papabili: "El asunto Fiducia supplicans ha sacado a la luz a un cardenal totalmente desconocido: Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasa, que tuvo la enorme valentía de organizar todos los episcopados del África subsahariana y oponerse directamente a las pretensiones del cardenal Fernández y del propio Francisco.

“Pocos, muy pocos obispos, son lo suficientemente viriles para tal audacia. No digo que Ambongo sea actualmente un candidato al papado, digo que todos los cardenales ya lo conocen –lo que antes no era así– y que, así como habrá despertado el desprecio de alemanes y belgas, también ha despertado mucha simpatía. Queda por ver en qué medida y de qué calibre".

Un Papa laxo

Sin embargo, el argentino añade otra posibilidad muy trivial: “Los cardenales, en general, son hombres sin fe. Llegaron a donde están porque hicieron las alianzas y renuncias correctas, y no por su piedad y santidad de vida. Lo que quieren es pasar un buen rato y disfrutar de su púrpura cardenalicia; ya no temen a Dios sino solo a los medios de comunicación, por lo que elegirán un Papa que no les genere problemas.

“Y estos problemas surgirían con un Papa claramente progresista, o claramente conservador, o que, aunque sea moderado, se tome en serio su ministerio. “Se acabó la fiesta”, dirán los cardenales, “elijamos a un personaje anodino e insignificante”. Se asegurarán así la tranquilidad a la que aspiran, sabiendo que, para ellos, el cristianismo y sus ideales ya están muertos, asesinados por las fuerzas del mundo que, al final, han triunfado. Basta leer las escalofriantes declaraciones del cardenal Marc Ouellet.

[En el sitio web alemán Communio del 19 de enero de 2024, el prelado canadiense afirma descaradamente: “La era del cristianismo ha terminado. (…) Los puntos de referencia racionales tradicionales ya no pueden reclamar exclusividad. Debemos reflexionar sobre el futuro del cristianismo en un contexto que espera que los cristianos adopten un nuevo paradigma para dar testimonio de su identidad. (…) El cambio de época, en definitiva, considera el pluralismo como un elemento constitutivo de cualquier sociedad en el mundo globalizado”. - ¡Sin comentarios! NDLR]

The Wanderer continúa: “Si esto [la elección de un Papa insignificante] sucediera, creo que veríamos una rápida balcanización de la Iglesia que, a nivel global, eventualmente se dividiría en coloridos episcopados de diferentes tonos de catolicidad. O, alternativamente, en una profusión de diócesis en mayor o menor grado católicas, que rendirían obediencia simbólica al romano pontífice. En algunas de ellas serían bendecidas las parejas irregulares e incluso muy irregulares, y en otras no.

“En algunas, la liturgia tradicional sería permitida y fomentada, y en otras la Santa Misa, incluso la de Pablo VI, desaparecería, sustituida por “celebraciones de la Palabra” presididas por diaconisas y otros especímenes. En algunas, los niños recibirían las verdades de la fe de los apóstoles en el catecismo, y en otras, las verdades del ambientalismo y la democracia.

"En definitiva, una especie de comunión anglicana o, si no queremos pensar en este extremo, una 'panortodoxia' en la que cada patriarcado haga más o menos lo que quiera manteniendo, en el mejor de los casos, un modesto respeto por el Patriarca de Constantinopla".

Y para concluir, anuncia otra supuesta reforma, en el futuro próximo: "Las hipótesis aquí planteadas son por naturaleza efímeras. Veremos cómo se movilizarán obispos y sacerdotes cuando se anuncie la institución de las diaconisas “no sacramentales” [sino simplemente pastorales, como las bendiciones de Fiducia supplicans]; es solo cuestión de semanas".