La guerra de palabras entre Israel y el Vaticano

Fuente: FSSPX Actualidad

Las relaciones entre la Santa Sede e Israel son como el clima de mayo, que alterna entre tormentas y claros. El último trueno: el 11 de mayo de 2024, durante la ceremonia de clausura de la última edición del Encuentro sobre la Fraternidad Humana, organizado por la fundación vaticana Fratelli Tutti.

En esta ocasión, los participantes reunidos en el atrio de la basílica de San Pedro aplaudieron un discurso pronunciado por Tawakkol Karman: la ganadora del Premio Nobel de la Paz 2011 aprovechó la tribuna que se le ofreció para denunciar un "mundo en silencio frente al genocidio y limpieza étnica del pueblo palestino de Gaza”, según Il Messaggero citado por La Stampa.

Esto fue suficiente para provocar la ira del Estado judío: la embajada de Israel ante la Santa Sede reaccionó inmediatamente con una carta abierta publicada en X, según la agencia Reuters, calificando las declaraciones de Karman de “mentiras”, lamentando que la basílica vaticana haya sido “profanada por un discurso abiertamente antisemita”.

Y la embajada añadió “lamentar el hecho de que tales comentarios se hayan hecho sin que nadie sienta el deber moral de intervenir y poner fin a esta ignominia”.

Al ser entrevistado unas horas más tarde por la agencia de información religiosa Ansa, el representante del Estado de Israel en el Vaticano explicó que el hecho de evocar "una limpieza étnica en Gaza mientras Israel permite que la ayuda humanitaria ingrese diariamente en la Franja, tiene un aspecto orwelliano”.

Raphaël Schutz se mostró más tranquilo: “este episodio no debería tener consecuencias en las relaciones bilaterales, porque la declaración [de Tawakkol Karman, NDLR] no fue hecha por el Vaticano ni en su nombre”, informa La Stampa.

Sin embargo, el embajador espera un esfuerzo especial por parte de la Santa Sede para garantizar que en el futuro "sus buenas intenciones y su sentido de hospitalidad no sean instrumentalizados" con fines políticos, y espera que el Vaticano se "distancie claramente" de los comentarios que fueron realizados por la yemení ganadora del Premio Nobel de la Paz.

Desde hace varios meses, las relaciones entre Israel y el Estado más pequeño del mundo son un tanto turbulentas: además de las poco apreciadas declaraciones del patriarca latino de Jerusalén, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, quien denuncia periódicamente el desastre humanitario que viven los habitantes de Gaza, hay que añadir la condena del pasado mes de febrero de la intervención israelí, hecha por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, que encendió la pólvora.

Durante un encuentro entre la Santa Sede e Italia, el cardenal Parolin afirmó que quienes piden el cese de los combates "hacen oír una voz general, según la cual no es posible continuar así". Y añadió, según Vatican News, que "el derecho a la defensa de Israel, invocado para justificar esta operación, es proporcionado, lo que ciertamente no es el caso con 30,000 muertos".

El alto prelado fue duramente criticado por Israel, recuerda La Stampa, que calificó su declaración de "deplorable". Luego precisó en una nota adicional que en inglés, el término “deplorable” también podría significar “desafortunado” o “lamentable”.

Pero, tanto de un lado como del otro, no se trata de cruzar la línea roja, y el Estado hebreo sabe que tendrá que contar con el poder estabilizador de la Santa Sede en Oriente Medio, cuando llegue el momento de encontrar una solución política en la Franja de Gaza.