La “Revue Thomiste” critica enérgicamente “Fiducia supplicans”

Fuente: FSSPX Actualidad

La Revue Thomiste, dirigida por los Padres Dominicos, fundada en 1893, una de las publicaciones teológicas más prestigiosas en lengua francesa, no puede ser clasificada como reaccionaria o conservadora. Sin embargo, publicó, bajo la pluma del Padre Emmanuel Perrier, OP, una de las críticas más enérgicas y condenatorias a la Declaración Fiducia supplicans (FS).

Los críticos están alarmados por los “problemas en el pueblo cristiano” provocados por FS, que hacen que la gente “pierda la confianza en la palabra del pastor universal”. El autor del artículo ve en esto una reacción del sensus fidei o el apego de los fieles a las verdades relativas a la fe y la moral. Enlista seis razones que explican esta reacción.

No puede haber bendición a menos que esté ordenada a la salvación

Hace referencia a la Epístola a los Efesios: "Bendito el Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha colmado en Cristo de toda suerte de bendiciones espirituales del cielo, así como por él mismo nos escogió antes de la creación del mundo, para ser santos y sin mácula en su presencia, por la caridad (Ef 1,3-4)". Por tanto, toda bendición proviene de Dios y se da para santificar.

Y añade: “Desviarse de este orden divino de la bendición para la salvación es imposible para la Iglesia. Por lo tanto, cualquier deseo de bendición que no esté explícitamente ordenado a ser “santa e inmaculada”, incluso por motivos que de otro modo serían loables, va en contra inmediatamente del sensus fidei".

La Iglesia no puede bendecir más que en una liturgia

El Padre Perrier recuerda que “bendecir es una actividad de la Iglesia”. No es el rito lo que determina que una bendición sea "litúrgica", sino el hecho de que sea dada por la Iglesia a través de un ministro: "Cuando los fieles se acercan a un sacerdote para pedir la bendición de la Iglesia, y este sacerdote los bendice en nombre de la Iglesia actúa en la persona de la Iglesia".

Al autor no le sorprende “que el sensus fidei se vea perturbado cuando se enseña que un sacerdote, requerido como ministro de Cristo, bendice sin que esta bendición sea una acción sagrada de la Iglesia, simplemente porque no se estableció ningún ritual”.

Toda bendición tiene un objeto moral

El dominico señala que la bendición, por parte de Dios, es un don de su infinita misericordia, con miras a la salvación, por medio de Jesucristo; por parte del beneficiario, presupone “la fe y la humildad para reconocer la propia imperfección ante Dios”; en cuanto a los beneficios, están ordenados según su relación con la salvación.

Sin embargo, señala el autor, FS confunde el significado moral de las bendiciones, "cuando destaca una condición de la bendición en detrimento de otras. Por ejemplo, la misericordia de Dios y su amor incondicional por el pecador no impiden la finalidad de esta misericordia y de este amor incondicional".

Lo mismo sucede cuando “se mencionan los efectos agradables – consuelo, ternura – y se callan los efectos desagradables – conversión, rechazo del pecado, lucha contra los vicios, combate espiritual”. O ateniéndose a términos generales –caridad, vida– sin considerar las consecuencias concretas de la bendición.

Dios no bendice el mal, a diferencia del hombre

El hombre está dividido ante el mal y puede volverse hacia él. Ahora bien, “Dios jamás bendice el mal, sino que bendice siempre para librar del mal (una de las peticiones del Padre Nuestro, cf. Mt 6, 13)”, para que el hombre obtenga el perdón de sus pecados y se aleje del mal.

Por eso los fieles ven en esto una especie de contrabando “para bendecir los actos desordenados”. Están alarmados “porque se podría atribuir a Dios la bendición del mal”. En otras palabras, se sorprenden al escuchar que “la misericordia divina bendice sin librar del mal” y que ellos mismos serán abandonados a su miseria.

Magisterio: la innovación implica responsabilidad

El Padre Perrier recuerda algunas nociones sobre el Magisterio y observa que un texto, “que tiene todas las formas externas de un texto del Magisterio, pretende enseñar una propuesta calificada de “contribución específica e innovadora” que implica “un desarrollo real”. Cita el n. 31 de FS:

"Es posible bendecir a las parejas en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio". Esto contradice el Responsum dado por el mismo Dicasterio el 22 de febrero de 2021: 

"No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios".

FS afirma que no existe contradicción, pero el autor señala que el Responsum condena los actos desordenados de una pareja, inseparables de la pareja en cuestión: "Justamente lo que hace que esta pareja sea una pareja, hace que su bendición sea imposible". El argumento ya había sido claramente formulado por el Comunicado del Superior General de la Fraternidad San Pío X.

El Padre Perrier concluye afirmando que existe una “incoherencia” que provoca una gran perturbación del sensus fidei. En primer lugar "porque introducen incertidumbre sobre las verdades realmente enseñadas por el Magisterio", pero también porque "socavan la confianza en la asistencia divina del Magisterio y en la autoridad del sucesor de Pedro, pertenecientes ambas al sagrado depósito de la palabra de Dios".

La pastoral en tiempos de la desresponsabilización jerárquica

El autor considera que FS ha colocado “tanto al Magisterio como a los pastores en una situación intolerable, por tres razones”. En primer lugar, "porque sostiene que las bendiciones de las parejas irregulares y del mismo sexo son posibles siempre que no tengan ritual ni liturgia", promoviendo así "la pastoral al tiempo que se niega a los pastores recibir instrucciones" sobre su aplicación. Es “el establecimiento de una “clandestinidad institucionalizada” para todo un sector de la actividad eclesial”.

La segunda razón es que “el principio introducido por Fiducia supplicans no tiene límites por sí mismo”. Las múltiples circunstancias de la vida traerán “situaciones que entran dentro de este marco, desde las más escabrosas hasta las más objetivamente escandalosas, y que, sin embargo, podrán ser bendecidas”. Al hacer la práctica incontrolable, se aceptan de antemano todas las desviaciones que se producirán.

Siguiendo "el principio central del documento, sería posible bendecir cualquier situación objetiva de pecado como tal, o cualquier situación objetivamente establecida por el pecado como tal", incluso "las más contrarias al Evangelio y las más abominables a los ojos de Dios. Todo podrá ser bendecido... siempre y cuando no haya ritual ni liturgia". Esta consecuencia ya había sido subrayada por FSSPX.Actualidad y por el cardenal Gerhard Müller.

Finalmente, “cuando los superiores transfieren su responsabilidad a los inferiores, estos llevan solos toda la carga”. Los sacerdotes deberán, en cada caso difícil, “llevar sobre su conciencia el peso de la decisión que se han visto obligados a tomar solos”, preguntándose si han sido siervos fieles o corruptores del sacerdocio.

La conclusión de este artículo, que es solo el primero de una serie, es inflexible: "Incluso si nos remontamos a varios siglos atrás, este documento no tiene equivalente. El pueblo de Dios está amenazado, y esto no se puede deshacer Ahora es necesario trabajar para reparar los daños, y para que sus causas (…) se resuelvan antes de que se extienda la explosión".