Senegal: la Iglesia intenta apaciguar la situación

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Benjamin Ndiaye

El líder de la Iglesia católica en Senegal hizo un llamamiento a la pacificación y el respeto a la Constitución tras los disturbios que estallaron en Dakar debido al aplazamiento indefinido de las elecciones presidenciales previstas para el 25 de febrero de 2024. Macky Sall, el actual presidente del país, es sospechoso de querer permanecer en el poder a pesar del repudio de una parte notable de la población.

"Como muchos de nuestros ciudadanos, estoy preocupado por lo que está sucediendo". La inquietud era palpable en el rostro de monseñor Benjamin Ndiaye el 4 de febrero de 2024, tras los enfrentamientos en la capital senegalesa, que opusieron a las fuerzas de seguridad contra los manifestantes que respondieron al llamamiento de los partidos políticos de la oposición a tomar las calles para protestar contra el aplazamiento de las elecciones presidenciales.

La víspera, el presidente senegalés, Macky Sall, anunció el aplazamiento indefinido de las elecciones que debían celebrarse el 25 de febrero: "Mi compromiso solemne de no presentarme a las elecciones permanece inalterado", precisó en su discurso del pasado 3 de febrero; prometió iniciar “un diálogo nacional abierto para crear las condiciones para unas elecciones libres, transparentes e inclusivas en un Senegal pacífico y reconciliado". Resoluciones que aún no tienen una fecha definida.

Una de las razones de la crisis política que atraviesa el país reside en la exclusión de la elección presidencial de un aspirante a suceder a Macky Sall: Karim Wade, hijo del expresidente Abdoulaye Wade (2000-2012), fue excluido por el Consejo Constitucional senegalés el 20 de enero. El problema fue su tardía renuncia a la nacionalidad francesa, ya que ser exclusivamente senegalés es una de las condiciones necesarias para postularse.

El bando de Karim Wade denunció rápidamente un caso de corrupción y conflicto de intereses entre dos jueces constitucionales, encendiendo así la pólvora en las calles.

Aludiendo a la actitud del presidente, el arzobispo de Dakar advirtió: "Los senegaleses deben evitar la técnica de eludir las leyes. Cuando hay una regulación hay que cumplirla. Respetar esto nos permite avanzar".

Porque detrás de este repentino aplazamiento de las elecciones presidenciales, se sospecha que el presidente quiere permanecer en el poder, aunque aseguró, el 3 de julio de 2023, que renunciaría a presentarse a un tercer mandato, al que parece oponerse una parte notable de los senegaleses que exigen su salida.

Según la opinión de Ndiaye, "es importante que intentemos vivir según la cohesión nacional. Las instituciones deben ser respetables y respetadas en su misión para que podamos avanzar juntos. Lo más importante para mí es que Senegal viva según su Constitución".

Para colmo de males, otro importante participante político fue excluido de la carrera presidencial: Ousmane Sonko fue condenado el 4 de enero por difamación a una pena de prisión suspendida de seis meses y declarado inelegible por cinco años. Sin embargo, esta personalidad es una figura muy popular entre la juventud senegalesa por sus posturas contra la corrupción del actual presidente y la influencia, considerada negativa, de Francia en el país.

El aplazamiento de las elecciones presidenciales es un acontecimiento que no se producía desde 1963 en Senegal, país que nunca ha experimentado un golpe de Estado, algo poco común en el continente africano.

Pocos días después del anuncio del presidente senegalés, la revista Jeune Afrique publicó el siguiente encabezado: "Macky Sall se une al clan de los golpistas", en referencia a Malí, Burkina Faso y Níger, que han vivido conflictos en los últimos años conduciendo al establecimiento de juntas militares, reorganizando las cartas en la región, bajo la mirada más que interesada de ciertas potencias extranjeras, incluidas Rusia y China.

En este país de diecisiete millones de habitantes, el islam es la religión mayoritaria, alrededor del 96%, y la minoría cristiana, mayoritariamente católica, representa el 3% de la población.