Vaticano: Francisco da una extraña catequesis sobre el Evangelio

Fuente: FSSPX Actualidad

Audiencia general en la Sala Pablo VI

El pasado mes de agosto, el Padre Antonio Spadaro, exdirector de La Civiltà Cattolica, recientemente nombrado subsecretario del Dicasterio para la Cultura y la Educación, hizo una exégesis del Evangelio de la mujer cananea que podríamos calificar, sin dudarlo mucho, de herética. El Papa Francisco comentó este mismo evangelio (Mt 15,15-28), de manera similar.

La catequesis del Soberano Pontífice del 22 de noviembre de 2023 tuvo como tema central "la pasión por la evangelización: el celo apostólico del creyente". Después de citar su encíclica Evangelii gaudium, para denunciar el "proselitismo", el Papa comentó el pasaje evangélico que narra el encuentro de Cristo con la mujer cananea, que concluye con la curación de la hija de esta última. 

El pasaje comentado es del Evangelio de San Mateo (15, 21-28) que relata cómo una mujer cananea pide ayuda a Cristo porque su hija está atormentada por el demonio. Nuestro Señor aparentemente la trata con dureza y solo ante la insistencia de esta madre termina concediéndole un milagro.

Los Padres, teólogos y exégetas han proporcionado desde hace mucho tiempo la explicación de este pasaje: Cristo dijo que había sido enviado a las ovejas perdidas de Israel, y solo cede cuando esta mujer se muestra fiel por la fe.

Además, Jesucristo nos enseña a insistir, a pedir y volver a pedir para ser escuchados, a ejercitar la fe, la paciencia, la perseverancia, la humildad, en esta petición insistente. Por tanto, esta escena es educativa tanto para la solicitante como para nosotros.

El Papa, por su parte, explicó que "este encuentro con esta mujer tiene algo único. No solo trata de alguien que hace cambiar de opinión a Jesús, y es una mujer, extranjera y pagana, sino que el Señor mismo encuentra en ello la confirmación de que su predicación no debe limitarse al pueblo al que pertenece, sino abrirse a todos".

Una exégesis contraria a la teología de la Encarnación

Todos los Padres y toda la tradición se oponen a tal interpretación. En primer lugar, porque en Cristo no hay un “cambio de opinión”, sino una invitación a la mujer cananea a proclamar su fe. Una vez hecha esta profesión –y bien hecha– Cristo se alegra y admira esta fe. Es también una invitación a la perseverancia en la oración, como ya se ha dicho.

Además, Francisco muestra a Jesucristo como si tomara gradualmente conciencia de su misión y, por tanto, de su mesiazgo. Como si necesitara de una confirmación externa. Significa negar, de una forma u otra, la unión hipostática, negar a Cristo.

Porque Cristo no tiene persona humana: bien lo dice el dogma, hay dos naturalezas y una sola persona en Jesucristo. La Persona del Dios-Hombre es divina, es el Verbo, el Hijo de Dios. El “yo” de Cristo, es pronunciado por el Verbo de Dios, en y a través de su humanidad.

¿Cómo podría entonces tomar gradualmente conciencia de que es Dios, aquel que es Dios? No existe ninguna persona humana que pueda asumir esta conciencia progresiva. Semejante hecho sería un misterio aún más impenetrable que el misterio de la Encarnación, porque es un misterio del absurdo.