El Camino sinodal alemán se ensancha hacia la vía cismática

Fuente: FSSPX Actualidad

Monseñor Franz-Josef Overbeck, presidente del 1er Foro

El desarrollo del Camino Sinodal alemán se ha visto interrumpido, como muchos otros acontecimientos, por la crisis sanitaria. Sin embargo, algunas de las reuniones previstas se están celebrando de forma lenta pero segura. Fue así que el 1er foro sinodal completó el texto que será examinado en la asamblea general: este documento propone una subversión total de la divina constitución de la Iglesia.

Cabe recordar que durante la fase preparatoria se formaron cuatro foros, para elaborar los documentos de trabajo que servirían como base a los foros sinodales, o comisiones del sínodo. Así, durante la primera reunión del Camino Sinodal en diciembre de 2019, y especialmente durante la segunda, en enero de 2020, la asamblea eligió a los miembros de los foros -o comisiones sinodales.

Estos últimos fueron los encargados de preparar, a partir de los documentos de trabajo, los textos que serían presentados a la asamblea para su discusión antes de ser sometidos a votación. Así se completó el trabajo del primer foro, titulado "El poder y la separación de poderes en la Iglesia".

Este texto se publicó en alemán, pero también en inglés. El sitio The Pillar obtuvo una copia de esta última versión. El resultado, lamentablemente, no es ninguna sorpresa.

Una voluntad revolucionaria intacta

Los redactores siguen fielmente las recomendaciones del informe MHG, comisionado por los obispos alemanes para investigar los abusos. Esta investigación independiente, realizada por académicos, concluyó que era necesario reformar las estructuras de la Iglesia, responsable según los autores, al menos en gran parte, de la crisis de abusos, así como de la crisis de confianza suscitada. 

El objetivo se proporciona junto con el borrador del texto: "renovar el orden del poder, y sobre todo la estructura de la dirección de la Iglesia católica, mediante una mayor participación de todos los fieles".

Esta propuesta se explica varias veces. Por tanto, "la gobernanza debe estar siempre codeterminada por quienes son gobernados", lo que implica que "los eclesiásticos encargados de tomar decisiones son elegidos y se enfrentan periódicamente a elecciones en las que los poderes que se les otorgan pueden ser confirmados o delegados a otros".

Herramientas teológicas distorsionadas

En un intento de dar legitimidad teológica a lo que sigue, los autores explican los fundamentos teológicos en los que se basan. Este pasaje es muy instructivo.

"Al comienzo de cualquier tradición, no hay texto ni doctrina, sino un encuentro vivo que se transmite a través de la comunicación". Aquí tenemos un caso marcado de inmanentismo. Resulta que la Revelación no es una verdad revelada por Jesucristo y transmitida por su Iglesia, sino que es una comunicación, ¿de qué naturaleza? -en un encuentro "vivo"- la palabra preferida de los inmanentistas.

Esta tradición "se desarrolla en el diálogo: a través de toda la Iglesia -hoy diríamos: en virtud del (con)sensus fidei fidelium-, a través de las instituciones del magisterio eclesiástico, que se han constituido de manera diferente a lo largo de la historia, a través de santos eminentes, a través de la teología". Es decir, la Tradición se desarrolla en el consenso de los fieles y es sancionada por una autoridad que la ratifica, y así se ha ido formando a lo largo de los siglos, fiel reflejo de su tiempo.

Si los lectores de este artículo han leído antes la encíclica Pascendi del Papa San Pío X, deben estar frotándose los ojos. Este es, casi palabra por palabra, uno de los elementos condenados por el Santo Pontífice. Pero eso no es todo...

El texto continúa: "Además de estas autoridades eclesiásticas, ya desde el siglo XVI se nombraron 'otras' autoridades externas (loci alieni), como diríamos hoy, independientemente de la Revelación, que contribuyen a la comprensión de la Revelación: la razón humana, la filosofía e historia; estas últimas están hoy complementadas por la conciencia humana, el cosmos de la ciencia, los desarrollos sociales y culturales, las observaciones del diálogo ecuménico y de otras culturas y religiones".

El redactor hace referencia al tratado tradicional de los "lugares teológicos - loci en latín", que clasifica los documentos resultantes de la Revelación, indicando su lugar en la obra de la teología. La Sagrada Escritura y la Divina Tradición están en primer lugar. Siguen los escritos de los Padres, los textos de los concilios y otras fuentes. La razón humana, la filosofía y la historia solo pueden contribuir a comprender mejor la revelación divina.

Por tanto, es sorprendente que la conciencia humana se presente. El autor se olvida de decir que esta es denunciada por Pascendi. Decir que la ciencia, los desarrollos sociales, el diálogo ecuménico, las otras culturas y religiones pueden considerarse como lugares teológicos, confunde absolutamente el orden natural y el orden sobrenatural. Es afirmar que estos valores, puramente humanos, pueden iluminarnos sobre la vida íntima de Dios y su gracia.

Con tales premisas, hay que temer cualquier cosa.

Dra. Claudia Luecking-Michel, copresidenta del 1er Foro

El programa revolucionario

El principio de partida se desprende de lo anterior: "La Iglesia ya no puede concretar su misión independientemente de las formas de pensamiento de su tiempo, de su cultura y de su responsabilidad secular".

El fin perseguido se presenta así: "El objetivo es garantizar la corresponsabilidad y la participación de todos los fieles en los procesos de deliberación y decisión, y hacerlos dialogar nuevamente con el ministerio especial de obispos y sacerdotes. El punto culminante se menciona unas líneas más adelante: "Si la práctica de la Iglesia impide el establecimiento de buenas estructuras de poder y de responsabilidad compartidas, esta práctica debe cambiarse".

La estructura de la Iglesia es obsoleta y debe reformarse por completo

En otras palabras: "Hay que desmantelar las restricciones de acceso a los ministerios de la Iglesia. Y para no malinterpretar de lo que se trata, se especifica: "Esto implica una separación de poderes apropiada para la Iglesia, en la que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se distinguen de aquellos en los que el poder está controlado y limitado".

"Los cambios necesarios afectan a todas las funciones básicas de la Iglesia (liturgia, testimonio, diaconía), en las que la comunidad de la Iglesia (communio) se expresa, a todos los niveles de acción (local, regional, nacional, universal), especialmente en la legislación, administración y jurisdicción de la Iglesia. Por eso se señala claramente "todos los niveles de acción", es decir, hasta el Papa.

La palabra más esclarecedora se encuentra un poco más adelante: "El derecho canónico debe desarrollarse inspirándose en el testimonio bíblico y en la reconciliación de la Tradición viva de la Iglesia con los principios de las sociedades democráticas".

En otras palabras, el modelo es la sociedad democrática, modelo sobre el que debe adecuarse la nueva estructura de la Iglesia. Todo lo que sigue no es más que un desarrollo de este principio considerado como la tradición viva de hoy, fruto del consenso de la fe de los fieles.

Desafío de la ley divina y de la enseñanza de Cristo

El texto no duda en confrontar a las instituciones de derecho divino. Por tanto, afirma que todos los fieles comparten los tres munera, es decir, las tres funciones encomendadas por Cristo a la jerarquía de la Iglesia: gobierno, enseñanza y santificación.

Por eso "es necesario reajustar la estructura constitucional de la Iglesia para fortalecer los derechos de los fieles en la gobernanza de la Iglesia", esto es en cuanto al gobierno.

"Nadie tiene competencia para decidir por sí mismo el contenido de la fe y los principios morales", esto en cuanto a la enseñanza.

"El acceso de las mujeres a la ordenación", esto en cuanto a la santificación.

Estas tres proposiciones son pura y simplemente herejes. Atacan la jerarquía sagrada, dada por el mismo Jesucristo a su Iglesia. Cuestionan la infalibilidad papal, definida por el Concilio Vaticano I. Y atacan el dogma que reserva la ordenación sagrada solo a los hombres.

El Vaticano: ¿ciego o cómplice?

La Iglesia de Alemania está objetivamente en cisma. Esta conclusión ya se ha expresado en la serie de artículos dedicados al establecimiento del Camino sinodal. Desde entonces ha sido retomada por algunas cabezas mitradas. Pero, ¿cómo se llegó a la situación actual?

El sitio web Infocatolica reveló que un "alto funcionario de la Congregación de Obispos del Vaticano declaró a The Pillar el domingo pasado que su congregación está al tanto del documento, el cual está siendo revisado en la Sede Apostólica".

Y añadió que "la Congregación ya ha intervenido para recordar a la Conferencia Episcopal de Alemania la naturaleza y los límites de la auténtica sinodalidad, de acuerdo con la carta del mismo Santo Padre sobre la cuestión".

¡Pero ya es muy tarde! ¡Demasiado tarde! ¿Cómo espera esta congregación detener un proceso al que se le ha permitido ganar tanto impulso? Solo hay que recordar cómo fue descartada por el cardenal Gerhard Marx en septiembre de 2019 la intervención de una congregación romana.

Hoy, haga lo que haga Roma, una parte considerable de Alemania está perdida para el catolicismo. Si Roma lo permite, las votaciones ratificarán las propuestas y comenzarán las reformas en las diócesis alemanas. Si Roma interviene de manera contundente, ¿y cómo lo haría?, el resultado será el mismo, y quizás peor.

Las expectativas son muy altas, el objetivo parece estar tan cerca de lograrse, muchos alemanes están completamente convencidos de que son el nuevo Mesías de la Iglesia y que nada puede detenerlos. ¿Y qué harán los obispos?

Sin olvidar que la propia Roma, dirigida por el Papa, envía señales que solo pueden alentar el Camino sinodal. El nombramiento de las mujeres para cargos de alta responsabilidad en el Vaticano es una de sus demandas. La continuación de las comisiones romanas sobre el diaconado femenino se explota explícitamente en el documento analizado, para mostrar que el camino no está cerrado para el sacerdocio femenino. Y con razón, además.

No pasará mucho tiempo antes de que el movimiento se extienda como la pólvora desde Alemania.

El Papa dijo, durante uno de sus "magisterios voladores" el 10 de septiembre de 2019: "Rezo para que no haya un cisma, pero no tengo miedo", admitiendo que bien puede suceder. El cisma ya está ahí y el Papa no hace nada. ¿Será que tiene miedo a los obispos y fieles alemanes?