El cardenal Brandmüller condena nuevamente el Camino Sinodal alemán

Fuente: FSSPX Actualidad

Le cardinal Walter Brandmüller

En un artículo publicado en Kath.net el 3 de marzo de 2022, el cardenal Walter Brandmüller condenó una vez más el Camino Sinodal que tiene lugar en Alemania, y que inició en 2019. El prelado afirma que este nuevo camino ya no tiene nada de católico y reduce a la Iglesia a poco más que una especie de ONG. El título es significativo: Quo vadis, Germania? A continuación, presentamos un breve resumen. 

Una catástrofe con apariencia de traición

El cardenal constata la heterodoxia de los textos aprobados durante las Asambleas sinodales y remarca que "todo esto fue 'decidido' por una amplia mayoría. El hecho de que estos votos provengan en gran parte de los obispos muestra la gravedad de la situación, y plantea cuestiones fundamentales".

Las "reformas" como "la abolición del celibato o la admisión a la comunión de los divorciados vueltos a casar ya estaban pendientes desde el sínodo de Wurzburgo en los años 1971-1975".

"Lo nuevo aquí es que la práctica de la homosexualidad se reconoce como moralmente permisible". Además, "la ausencia de una diferencia real entre obispos, sacerdotes, diáconos y aquellos que solo son bautizados y confirmados, corresponde a la enseñanza de Martín Lutero".

Finalmente, "la asamblea de Frankfurt [las Asambleas del Camino Sinodal tienen lugar en esta ciudad] pidió que se confiera a las mujeres el sacramento del Orden", lo que, señala el cardenal, "nunca se había contemplado como una posibilidad en dos mil años", y "Juan Pablo II declaró por sentencia infalible que la Iglesia no tiene potestad para conferir el sacramento del Orden Sagrado a las mujeres".

El porporato formula "la inquietante pregunta que surge de todo esto: ¿realmente los obispos que codecidieron todo esto no se dieron cuenta de que estaban contradiciendo abiertamente las verdades de la fe que tantas veces juraron preservar y proclamar fielmente? Esta pregunta debe hacerse en todo su rigor, y cada obispo debe responderla".

El origen del abandono de las verdades de la fe: la crisis modernista y la naturaleza de la religión

Para comprender la gravedad y el alcance de la cuestión "hay que remontarse a las raíces de la crisis revelada por 'Frankfurt'". Dicha crisis se manifestó en "el fenómeno del 'modernismo' a fines del siglo XIX: lo que estaba en juego era la cuestión de la naturaleza de la religión".

San Pío X empleó el término "modernismo" "para designar las tentativas de respuesta: un conjunto heterogéneo de ideas y enfoques incompatibles con la fe católica. La religión constituiría un intento de iluminar el sentido de la existencia humana, de dominar la experiencia de la finitud humana, de experimentar la profundidad de la persona o del inconsciente".

Hay un elemento que caracteriza estas teorías: "la evolución. Esta última se desarrolla, según el modelo hegeliano, en tres etapas: tesis, antítesis y síntesis. Esto quiere decir que lo que era falso ayer puede ser cierto hoy, y viceversa, pudiendo ser cuestionado en la etapa siguiente, y así sucesivamente".

La conciencia religiosa "se desarrolla así a un nivel cada vez más alto en cada época". La consecuencia es que "los contenidos de la fe deben formularse según su desarrollo actual, así como la práctica moral".

El cardenal señala: "Habría sido urgente que la teología abordara estas corrientes y la reacción del magisterio eclesiástico ante ellas -basta pensar en la encíclica Pascendi y en el decreto Lamentabili del Papa Pío X- de manera seria y serena".

Pero la evolución del mundo occidental "lo llevó a la catástrofe de la Primera Guerra Mundial. Las antiguas potencias fueron reemplazadas por dictaduras comunistas y fascistas cuyo enfrentamiento durante la Segunda Guerra Mundial llevó al colapso casi total de Europa.

El estallido de la crisis

La consecuencia fue que "la teología en la primera mitad del siglo XX quitó su mirada de los principios y los dirigió a la actualidad del momento. Por lo tanto, el complejo fenómeno del modernismo no fue objeto de una reflexión profunda. El problema, sin embargo, continuó incubándose en silencio".

La crisis finalmente estalló en la década de 1950: "Basta recordar la nueva teología a la que Pío XII respondió con su encíclica Humani generis. Después [del Concilio], la ahora entrada en años generación del 68, que marcó el ritmo en Frankfurt, intentó poner fin a la crisis".

Pero este intento resultó "en la transformación de la Iglesia de Alemania en una ONG, con objetivos humanitarios y culturales". Era un esfuerzo "limitado al aquí y ahora, replegado sobre sí mismo, superfluo".

La verdadera solución está en otra parte

El cardenal recuerda entonces que "la religión es el modo en que la criatura humana reconoce y encuentra a su Creador. La 'religión' no es un monólogo, sino esencialmente un diálogo".

Esta verdad "sigue estando al nivel de la religión natural, que surge del reconocimiento de la finitud, de la naturaleza creada del hombre y que establece una relación de adoración y devoción hacia el Creador".

Pero, el cardenal pregunta con asombro: "¿Acaso los compañeros de camino en Frankfurt se han olvidado de estas evidencias? ¿No se dan cuenta los "sinodales" de que van por mal camino y que se perderán en el vacío?"

Finalmente, el prelado llega a una triste conclusión: "En definitiva, el balance del Camino Sinodal es fatal: desde hace mucho tiempo no se cuestiona la falsedad o la herejía en los documentos de Frankfurt. En estos textos, por supuesto, apenas se dicen cosas falsas sobre Dios. Pero Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo simplemente no figuran ahí".

"Es el 'ateísmo en el cristianismo' - título de un libro de 1968 de Ernst Bloch, un 'frankfortiano'" [Ernst Bloch guarda relación con la Escuela de Frankfurt y la filosofía marxista, muy crítica con la religión].