Eutanasia en Canadá: Trudeau insiste y persiste

"Cuando un gobierno se equivoca, sólo hay una solución, perseverar en el error", al académico André Frossard le gustaba decir estas palabras con ironía y perspicacia. Un aforismo con el que seguramente estaría de acuerdo el primer ministro canadiense.

El 5 de octubre de 2020, el gobierno progresista, presidido por Justin Trudeau, inició, a solicitud de la Corte Superior de Quebec, el análisis de un proyecto de ley destinado a ampliar la eutanasia. La primera versión de este texto data de 2016.

El proyecto de ley que se presentará a los parlamentarios de la Cámara de los Comunes se titula C-7. Su punto de partida es una decisión de los magistrados superiores de la provincia de Belle, quienes creen que las condiciones legales del código penal federal, que permiten el acceso a la eutanasia, son demasiado restrictivas e inconstitucionales.

Si se aprobara el C-7, la eutanasia se haría extensiva a todos los pacientes no moribundos, incluso a los menores de edad, que padezcan una enfermedad incurable y que consideren intolerable su sufrimiento; así como a aquellos cuya única discapacidad sea una enfermedad mental.

La Conferencia Episcopal de Canadá (CCCB) reaccionó ante los medios de comunicación el 20 de octubre: "El proyecto de ley C-7 sigue siendo profundamente defectuoso, injusto y moralmente pernicioso. Los obispos de Canadá piden a los católicos y a todas las personas de buena voluntad que expresen su oposición. Asimismo, todos los legisladores canadienses deben recordar que una ley que autoriza la muerte de personas inocentes nunca puede justificarse moralmente", advirtieron los prelados canadienses.

La asistencia médica para morir (MAID), perífrasis aséptica para designar la eutanasia, es legal en Canadá desde junio de 2016. Según informan los funcionarios federales, se han reportado más de 13,000 muertes con asistencia médica desde entonces en Canadá.