Hacia una renovación del episcopado estadounidense

Fuente: FSSPX Actualidad

El mapa de las diócesis de Estados Unidos

El 19 de marzo de 2024, el cardenal Blase Cupich, considerado cercano a Francisco, cumplió 75 años, la edad límite para ocupar un cargo. En total, casi la mitad de las diócesis estadounidenses deberían quedar vacantes en 2025, lo que daría al pontífice argentino la oportunidad de remodelar permanentemente un episcopado que le ha hecho la vida difícil desde 2013.

De las 194 diócesis católicas de Estados Unidos, ocho están actualmente vacantes, mientras que doce están dirigidas por un obispo que ya ha cumplido 75 años, pero que el soberano pontífice ha dejado en el cargo a fin de tener tiempo para encontrar un sucesor.

En marzo de 2025, varios “pesos pesados” del episcopado estadounidense enviarán – o ya han enviado – sus cartas de renuncia a Roma: como los cardenales Sean O'Malley, Wilton Gregory, Daniel DiNardo, Blase Cupich y Timothy Dolan.

En total, el 44% de las diócesis deben ser renovadas: ¿actuará rápidamente el Papa Francisco para nombrar un nuevo ordinario? Este es el deseo de la esfera progresista: “Si el Papa quiere remodelar la jerarquía para hacerla más consistente con sus puntos de vista, necesitaría al menos dos nombramientos por mes”, señala Michael Sean Winters del National Catholic Reporter.

Un sentimiento compartido por su colega Michael Heinlein, para quien Roma debe “llenar los lugares vacíos lo antes posible, a menos que ya se esté desarrollando un plan de gran alcance”.

El método de dos velocidades del Papa Francisco

Desde que se convirtió en Papa en marzo de 2013, Francisco ha nombrado aproximadamente a la mitad de los actuales obispos estadounidenses, proporcionando un esbozo de lo que puede describirse como el "método de dos velocidades" utilizado por el huésped de Santa Marta. 

Para los puestos episcopales de menor importancia, el actual pontífice romano suele nombrar a hombres con sentido práctico, comprometidos con los asuntos sociales, pero reacios a abrazar puntos de vista progresistas y a desviarse de la sensibilidad teológica de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB).

Perfiles que se corresponden bien con los últimos nombramientos de William Wack en la sede de Pensacola-Tallahasee (Florida), Donald DeGrood en Sioux Falls (Dakota del Sur) y James Ruggieri en Portland (Maine).

Para las diócesis más importantes –particularmente aquellas que allanan el camino al sombrero rojo– Roma está cambiando de rumbo para favorecer a los prelados con “más de un denominador común ideológico y una inclinación progresista”, según Michael Heinlein. Por ejemplo, Wilton Gregory en Washington D.C., y Blase Cupich en Chicago, por nombrar solo estos dos casos.

Russell Shaw, ex director de comunicaciones de la USCCB, confirma que Francisco elige entre sus partidarios a los cardenales estadounidenses: Monseñor José Gómez, importante figura conservadora de la USCCB, ha vivido nueve consistorios sin acercarse a la púrpura cardenalicia, pero Robert McElroy de San Diego, que encarna el ala progresista, fue elevado al cardenalato.

Un método que la agenda del Papa esclarece en parte, pero que también se explica por la falta de candidatos al episcopado: en 2022, el cardenal Marc Ouellet –exprefecto del Dicasterio para los Obispos– reveló que tres candidatos sobre diez en promedio rechazaron en su momento su elevación al grado supremo del sacramento del Orden.

“Si se espera que un futuro obispo sea un ideólogo, Roma corre el riesgo de tener dificultades para llenar los puestos vacíos”, resume con ironía un observador de la vida eclesiástica en Estados Unidos.